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		OEA/Ser.L/V/II.111 
 
 CAPÍTULO III   DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES       1.         
      La Convención Americana señala en su preámbulo que "sólo
      puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la
      miseria, si se crean condiciones que permitan a cada persona gozar de sus
      derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos
      civiles y políticos".    2.         
      Asimismo, en el Preámbulo del Protocolo de San Salvador se ha señalado
      que la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos
      económicos, sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos,
      por cuanto las diferentes categorías de derechos constituyen un todo
      indisoluble que encuentran su base en el reconocimiento de la dignidad de
      la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente
      con el objeto de lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda
      justificarse la violación de unos en aras de la realización de otros.[1]   3.            Un
      análisis de la situación de los derechos, económicos, sociales y
      culturales en Guatemala hoy en día, necesita ser visualizada desde una
      perspectiva histórica para poder entender tanto los avances y problemas
      presentes, como los desafíos futuros. En este sentido, nos remitiremos a
      las conclusiones de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, quien
      sobre el particular señaló:     ….concluye
      que la estructura y la naturaleza de las relaciones económicas,
      culturales y sociales en Guatemala han sido profundamente excluyentes,
      antagónicas y conflictivas, reflejo de su historia colonial.[2]   El
      carácter antidemocrático de la tradición política guatemalteca tiene
      sus raíces en una estructura económica caracterizada por la concentración
      en pocas manos  de los bienes productivos, sentando con ello las bases de un
      régimen de exclusiones múltiples, a las que se sumaron los elementos de
      una cultura racista, que es a su vez la expresión más profunda de un
      sistema de relaciones violentas y deshumanizadoras. El Estado se fue
      articulando paulatinamente como un instrumento para salvaguardar esa
      estructura, garantizando la persistencia de la exclusión y la injusticia.[3]     La
      ausencia de una política social eficaz por parte del Estado, con excepción
      de la época que abarca 1944 hasta 1955, acentuó una dinámica histórica
      excluyente. En muchos casos las políticas estatales durante el período
      reciente propiciaron las desigualdades o, como mínimo, su endémica
      debilidad institucional permitió que éstas se exacerbaran. Como muestra,
      durante los veinte años de mayor crecimiento económico en Guatemala
      (1960-1980), el gasto social del Estado fue el menos de Centroamérica y
      la carga tributaria fue a su vez la más baja.   Por
      su mismo carácter excluyente el Estado fue incapaz de lograr un consenso
      social en torno a un proyecto de nación que pudiera aglutinar al conjunto
      de la población. Concomitantemente renunció a su papel de mediador entre
      los intereses sociales y económicos divergentes, abriendo un vació que
      facilitó la confrontación directa entre los sectores afectados. …[4]   Quedo
      así conformado un círculo vicioso donde la injusticia social provocó
      protesta y luego inestabilidad política, que permanentemente sólo tuvo
      dos respuestas: represión o golpe militar. Frente a movimientos que
      proponían reivindicaciones económicas, políticas, sociales o culturales,
      el Estado recurrió crecientemente a la violencia y el terror para
      mantener el control social. En este sentido la violencia política fue una
      expresión directa de la violencia estructural de la sociedad.[5]   ….
      [F]enómenos coincidentes como la injusticia estructural, el cierre de los
      espacios políticos, el racismo, la profundización de una
      institucionalidad excluyente y antidemocrática, así como la renuencia a
      impulsar reformas sustantivas que pudieran haber reducido los conflictos
      estructurales, constituyen los factores que determinaron en un sentido
      profundo el origen y ulterior estallido del enfrentamiento armado.[6]   4.         
      Como consecuencia de la situación descrita, en donde la gran mayoría
      de la sociedad guatemalteca se ha visto históricamente postergada del
      desarrollo económico, en los acuerdos de paz de 1996, se firmó el
      Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria. En este
      Acuerdo se señaló: “Que una paz firme y duradera debe cimentarse sobre
      un desarrollo socioeconómico orientado al bien común que responda a las
      necesidades de toda la población. Que ello es necesario para superar las
      situaciones de pobreza, extrema pobreza, discriminación y marginación
      social que han obstaculizado y distorsionado el desarrollo social, económico,
      cultural y político del país, y han constituido fuente de conflicto e
      inestabilidad”.   5.         
      La Comisión en el presente Informe analizará únicamente algunos
      de los derechos sociales, culturales y económicos establecidos en el
      “Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
      en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Protocolo de
      San Salvador”. Este análisis lo hará a la luz de lo establecido en el 
      “Protocolo de San Salvador” y lo señalado en el Acuerdo sobre
      Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria. Asimismo, se tratará de
      tomar siempre en consideración lo referente a la población indígena, ya
      que esta representa más del 50% de la población y a su vez lo que diga
      relación a las áreas rurales, atendido que el Estado guatemalteco es
      esencialmente rural, en donde alrededor del 60% de la población vive en
      estas áreas y su principal fuente de divisas proviene de las mismas.[7]
      [8]
      Dentro de este contexto, la Comisión analizará en primer mención el Índice
      de Desarrollo Humano en Guatemala desde una perspectiva comparada. Luego
      se analizará la situación de la salud y educación. Posteriormente se
      hará mención al denominado Pacto Fiscal como una de las herramientas
      fundamentales para lograr un desarrollo social sostenible en Guatemala.
      Por último, se formularan conclusiones y recomendaciones.              
      6.         
      El 6 de Octubre de 2000, el Estado guatemalteco depósito en la
      Secretaría General de la Organización de Estados Americanos su
      ratificación al “Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
      Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
      Protocolo de San Salvador”. La Comisión valora esta iniciativa del
      Estado guatemalteco y espera que el “Protocolo de San Salvador” logre
      una vigencia efectiva y sirva para promover y alcanzar una mayor justicia
      social en Guatemala.            
      7.         
      Guatemala  muestra la
      segunda más desigual distribución  del
      ingreso del hemisferio, en donde el 20 % más rico de la población
      consume el 63% de los ingresos totales en cambio el 20 % más pobre
      consume solamente el 2.1 % de los ingresos totales. El 39.8% de la población
      gana menos de un dólar diario. Se estime que el 57% vive bajo la línea
      de la pobreza.[9]   8. Un desarrollo sostenido de la economía es fundamental para la inversión pública y el logro de las metas sociales. Consciente de la importancia de esto en el Acuerdo Socioeconómico, se reconoció que “el crecimiento acelerado del país es necesario para la generación de empleos y su desarrollo social.” En este sentido, el Gobierno se comprometió en los acuerdos de paz a adoptar políticas económicas tendientes a alcanzar un crecimiento sostenido del producto interno bruto (PIB) a una tasa no menor del 6% anual con el objeto de desarrollar una política social avanzada. El crecimiento del producto interno bruto desde los años 1997 a 2000 en Guatemala ha sido de: 1997, 4,3%; 1998, 5.1%; 1999, 3.6%; 2000, 3.6% (estimado).          
      9.         
      De los datos anteriores podemos apreciar que en 1997 y 1998 la
      economía guatemalteca registró tasas de crecimiento acorde con las metas
      señaladas en los acuerdos de paz. Este aumento en el crecimiento se debió
      básicamente a un aumento en la inversión pública y a los avances en la
      estabilidad macroeconómica. Sin embargo, podemos apreciar que en el año
      1999 y las estimaciones para el 2000 están muy por debajo de la meta del
      6%, lo cual significa una menor generación de empleos e ingresos para la
      población.[10]            
      C.         
      Índice de desarrollo humano (IDH)
      [11]            
      10.         
      El Estado guatemalteco en el año 2000 fue catalogado en cuanto a
      su IDH en el lugar 120 de un total de 174 países. Esto coloca a
      Guatemala, después de Haití con segundo IDH más bajo del hemisferio.[12]
                  
      11.         
      En lo  que se refiere
      al índice del desarrollo humano dentro de las diferentes regiones geográficas
      de Guatemala, la Región Metropolitana (departamento de Guatemala) es la
      que tiene un mayor IDH. En contrapartida las regiones Norte y Noroccidente,
      con mayores proporciones de población indígena, presentan los índices más
      desfavorables. En este sentido, el ingreso de la región metropolitana pasó
      a ser equivalente a 1.6 veces la media nacional en 1989 a 2,1 veces la
      media en 1994, para luego mantenerse a un nivel 2.0 veces mayor en 1998.
      En contraste, la región noroccidental, la de menos ingresos, que pasó de
      tener un ingreso equivalente a poco más de la mitad de la media nacional
      en 1989 (0.6 veces la media) a cerca de la mitad en 1994 (0.5 veces la
      media) y a menos de la mitad en 1998 (0.4 veces la media).[13] [14]
      A continuación se presenta un cuadro sobre el IDH por regiones en
      Guatemala: 
   
              
      12.         
      De los datos expuestos también se puede observar que en 1998 el
      IDH fue superior a 1994 y a 1989 respectivamente, observándose una
      tendencia de mejoría tanto a nivel nacional como a nivel regional. De
      acuerdo a lo señalado por el Programa de Naciones Unidas para el
      Desarrollo “las mejoras para los índices fueron principalmente el
      resultado de aumento de la esperanza de vida seguido por aumentos del
      ingreso. Las mejoras en educación, aun cuando fueron importantes en el
      período, no dieron lugar a una mayor participación de este componente en
      el período 1994-1998”.[15]
                    
      13.         
      En atención a que en Guatemala cerca del 60% de la población vive
      en áreas rurales es fundamental analizar el desarrollo que el IDH ha
      experimentado en las áreas urbanas y rurales. Para el Guatemala en su
      conjunto el IDH rural era más de 14 puntos porcentuales menor que el IDH
      urbano.[16]
      Asimismo, de los datos que se exponen a continuación el IDH urbano más
      bajo (0.60, en la región Noroccidente) era mayor que el IDH rural más
      alto (0.55, en la región central), con la excepción de la región
      metropolitana (0.64).[17] 
      A continuación se presenta un cuadro con el IDH en las áreas
      urbano y rurales de Guatemala:[18]       
            
      14.         
      Los datos anteriores muestran la necesidad que las acciones que se
      impulsen a fin de elevar el desarrollo humano y la equidad social deben
      comprender criterios que abarquen tanto las áreas rurales como urbanas y
      no sólo los de naturaleza geográfica, especialmente en consideración a
      que la población guatemalteca es mayoritariamente rural. Esto requiere
      que las acciones que emprenda el Estado deben efectivamente beneficiar a
      la comunidad en su conjunto y no sólo a las áreas de mayor desarrollo. [19]              
      15.         
      El Protocolo de San Salvador establece en su artículo 13 las
      siguientes disposiciones concernientes al derecho a la educación:   1.           
      Toda persona tiene derecho a la educación.   2.
      Los Estados partes en el presente Protocolo convienen en que la
      educación deberá orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad
      humana y del sentido de su dignidad y deberá fortalecer el respeto por
      los derechos humanos, el pluralismo ideológico, las libertades
      fundamentales, la justicia y la paz. 
      Convienen, asimismo, en que la educación debe capacitar a todas
      las personas para participar efectivamente en una sociedad democrática y
      pluralista, lograr una subsistencia digna, favorecer la comprensión, la
      tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos
      raciales, étnicos o religiosos y promover las actividades en favor del
      mantenimiento de la paz.   3.
      Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen que, con
      objeto de lograr el pleno ejercicio del derecho a la educación:   a.                   
      la enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos
      gratuitamente;   b.                  
      La enseñanza secundaria en sus diferentes formas, incluso la enseñanza
      secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse
      accesible a todos, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por
      la implantación progresiva de la enseñanza gratuita;   c.                   
      La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos,
      sobre la base de la capacidad de cada uno, por cuantos medios sean
      apropiados y, en particular, por la implantación progresiva de la enseñanza
      gratuita;   d.                  
      Se deberá fomentar o intensificar, en la medida de lo posible, la
      educación básica para aquellas personas que no hayan recibido o
      terminado el ciclo completo de instrucción primaria;   e.                   
      Se deberán establecer programas de enseñanza diferenciada para
      los minusválidos a fin de proporcionar una especial instrucción y
      formación a personas con impedimentos físicos o deficiencias mentales.   4.       
      Conforme con la legislación interna de los Estados partes, los
      padres tendrán derecho a escoger el tipo de educación que habrá de
      darse a sus hijos, siempre que ella se adecue a los principios enunciados
      precedentemente   5.        
      Nada de lo dispuesto en este Protocolo se interpretará como una
      restricción de la libertad de los particulares y entidades para
      establecer y dirigir instituciones de enseñanza, de acuerdo con la
      legislación interna de los Estados partes.            
      16.         
      En la historia guatemalteca la educación nunca fue un área
      prioritaria de preocupación por parte del Estado. Los ingresos del
      producto interno bruto destinado a educación siempre fueron mínimos,
      históricamente los más bajos de la región centroamericana.[20]
      Asimismo, el acceso a la educación se ha caracterizado por ser excluyente
      para los sectores más pobres y en las áreas rurales. “Según
      proyecciones basadas en los últimos datos censales, para 1998 el 61% de
      los hombres y el 67% de las mujeres mayores de 7 años tenían un nivel de
      escolaridad inferior a tres años de primaria, y cerca de un 30% de los
      hombres y un 40% de las mujeres nunca asistieron a la escuela.”[21]
      El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) estima que el promedio de
      escolaridad en Guatemala es de sólo 2.3 años.            
      17.         
      En el  Acuerdo
      Socioeconómico se hace especial mención a la educación y se indica que
      esta cumple un papel fundamental para el desarrollo económico, cultural,
      social y político del Estado guatemalteco. 
                  
      18.         
      En los acuerdos de paz el Gobierno se comprometió a “aumentar
      significativamente los recursos destinados a educación. Como mínimo el
      Gobierno se propone incrementar, para el año 2000, el gasto público
      ejecutado en educación en relación con el PIB en 50% respecto del gasto
      ejecutado en 1995.”         
      
         [Indice | Anterior | Próximo ] 1 “Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos de forma global[1]y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso. Debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y regionales, así como de los diversos patrimonios históricos, culturales y religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Declaración y Programa de Acción de Viena (parte I, párr. 5), aprobada por la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos, Viena, 25 de junio de 1993 (A/CONF.157/24(Part I), cap.III. [2] Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, Guatemala Memoria del Silencio, Tomo V, Conclusiones y Recomendaciones, pág. 21. [3]
          Id.,
          págs. 21 a 22. [4]
          Id. [5]
          Id. [6]
          Id.,
          pág. 24. [7] La población estimada para Guatemala para el año 2000 era de 11.385 millones de habitantes. El 60.6% vive en zonas rurales y el 39.4 en zonas urbanas. La media de latinoamericana que vive en zonas rurales es de 23%. Véase, Informes de las Comisión Económica para América Latina (CEPAL). [8] En 1997 las exportaciones agrarias representaban el 57.4% de las exportaciones de Guatemala. Esto es significativo si se compara con la realidad de otros países en donde hay una gran población indígena y rural, por ejemplo en Bolivia las exportaciones agrarias cubren el 3.1% del total de las exportaciones, en Perú el 8.8% y en Ecuador el 31.9%. [9] La extrema pobreza es la denegación de todos los derechos humanos. La extrema pobreza establece por consiguiente un vínculo indivisible entre cada uno de los derechos de la persona. Los Estados tienen la responsabilidad primaria de aplicar el conjunto de derechos de los más pobres.(…) La pobreza extrema es incompatible con el ejercicio del derecho a un nivel de vida adecuado (artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos) y habida cuenta de que todos los aspectos de la vida son interdependientes, las personas extremadamente pobres están privadas del conjunto de sus derechos. La mayoría de las veces carecen de presencia en la sociedad y por ende son excluidos de la vida económica y social y no pueden ejercer sus derechos, en especial los relativos a sus necesidades más esenciales. La pobreza extrema constituye, por consiguiente, el ejemplo más ilustrativo del vínculo indivisible que une los distintos derechos humanos” ONU, Comisión de Derechos Humanos, Los Derechos Humanos y la Extrema Pobreza, Informe presentado por la señora A.-M. Lizin, experta independiente, Documento E/CN.4/2000/52, 25 de febrero de 2000, párr. 2, 6, y 14. [10] Entre las principales causas que se han señalado para que en los años 1999 y 2000 haya una disminución en el crecimiento del producto interno bruto están a) los efectos negativos del huracán Mitch; b) la caída de los precios internacionales del café, banano y caña de azúcar y los aumentos internacionales del petróleo; c) el aumento del déficit fiscal; d) la quiebra de algunas instituciones financieras. [11] El Índice de Desarrollo Humano es aquel mecanismo utilizado por Naciones Unidas para medir el desarrollo de los países basado en indicadores de ingreso, de esperanza de vida y educación. [12] Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Informe Guatemala: el rostro rural del desarrollo humano, 1999 (en lo sucesivo “Informe PNUD Guatemala 1999”). [13] Id. [14] Sobre la forma en que se calcula IDH véase el final de este Capítulo. [15]
          Id. [16]
          Id. [17]
          Id. [18] Véase, Informe del PNUD Guatemala 1999. [19] En este sentido el Estado guatemalteco ha señalado que se están haciendo grandes esfuerzos para aumentar en forma significativa la red vial del país. De esta manera, ha indicado que se está trabajando en el mejoramiento de las carreteras existentes y en la construcción de otras nuevas. Por ejemplo, para el año 2001 se espera avanzar en el 75% de la pavimentación de la carretera Cobán, Alta Verapaz-San Benito Petén. [20] Por ejemplo, en 1995 el gasto social en educación en Guatemala en relación al producto interno bruto fue del 1,8 %. En los otros países centroamericanos fue: El Salvador 2%; Honduras 3,7%; Nicaragua 4,3 %; Costa Rica 5,3% y Panamá 4,9 %. En América latina solamente Haití asigna un porcentaje menor de su presupuesto en educación que Guatemala. Véase, Informe del PNUD Guatemala 1999. [21] Id.  | 
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