EL DERECHO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
Y DISCRIMINACIÓN EN HAITÍ

 

 

II.      FORMAS DE DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIA QUE ENFRENTAN LAS MUJERES EN HAITÍ

 

A.        El problema de la violencia contra las mujeres como causa y consecuencia de la discriminación

 

34.      Durante sus visitas, la Comisión recibió información que confirma que la discriminación contra las mujeres ha sido y continúa siendo un fenómeno generalizado y tolerado en la sociedad haitiana.  Las mujeres en Haití continúan teniendo una posición desventajosa y desigual, en comparación con los hombres, en los sectores de la economía, la educación, la salud, la justicia, el trabajo y la toma de decisiones. Asimismo, la Comisión se encuentra especialmente preocupada en la conexión existente entre las formas de discriminación que continúan enfrentando las mujeres en Haití y la alarmante prevalencia de actos de violencia contra éstas.

 

35.      La discriminación contra las mujeres en Haití es mayoritariamente el resultado de la existencia de conceptos sociales y populares -que se manifiestan como estereotipos- de que las mujeres son inferiores que los hombres y por lo tanto solamente pueden desempeñar ciertos roles sociales, que por lo general son los que están socialmente más subvaluados.  Estos conceptos permanecen insertos en la cultura haitiana y promueven prácticas sociales que son discriminatorias en perjuicio de las mujeres tanto en el seno familiar como en la esfera pública.  Por ejemplo, durante las visitas, la Comisión recibió información de varios sectores confirmando que se espera mayoritariamente de las mujeres –y no así de los hombres- que cuiden a los niños y realicen labores del hogar por su composición biológica y su capacidad reproductiva, lo cual seriamente limita las oportunidades laborales de las mujeres fuera del hogar. Asimismo, las actividades que las mujeres realizan en el ámbito familiar no son socialmente valoradas igual que el trabajo realizado fuera del hogar. En este sentido, en ocasiones anteriores, la Comisión ha expresado su preocupación por esta asignación social de roles a las mujeres, ya que promueve que sean tratadas socialmente como inferiores.

 

36.      Por ejemplo, en el caso de María Eugenia Morales de Sierra,[38] la Comisión encontró violaciones de la Convención Americana cuando las disposiciones del Código Civil de Guatemala referentes a las relaciones matrimoniales dividían las responsabilidades entre los cónyuges de acuerdo con roles socialmente construidos: el marido era responsable de mantener el hogar financieramente, en tanto que la mujer era responsable de cuidar el hogar y los hijos.  La Comisión llegó a la conclusión de que, “lejos de asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades dentro del matrimonio,” estas disposiciones institucionalizaban un desequilibrio en los derechos y deberes de los cónyuges.[39]  La Comisión concluyó que los artículos impugnados del Código Civil:

 

[t]ienen un efecto continuo y directo en la víctima en este caso, al contravenir su derecho a igual protección y a estar libre de toda discriminación, al no brindar protección para garantizar que sus derechos y responsabilidades en el matrimonio sean iguales y equilibrados con los de su esposo, y al no defender su derecho al respeto de su dignidad y su vida privada. [40] 

 

37.      En este caso, la Comisión concluyó que las disposiciones del Código Civil aplicaban conceptos estereotipados de los roles de las mujeres y los hombres que perpetuaban la discriminación contra las mujeres en el contexto familiar.[41]  Por lo tanto, concluyó que el uso de “conceptos estereotipados de las funciones de la mujer y del hombre” no es un factor adecuado para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres ni su igualdad de derechos y responsabilidades.  El artículo 6 de la Convención de Belém do Pará dispone que el derecho de toda mujer a no ser objeto de violencia incluye el derecho a ser libre de toda forma de discriminación y el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de los patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.

 

38.      Respecto al caso de Haití, la información disponible indica que, en comparación con sus contrapartes masculinas, las mujeres han estado subrepresentadas en los cargos de toma de decisiones en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; su trabajo ha sido desvalorizado y mal pagado; enfrentan escasas oportunidades profesionales y su trabajo se ha limitado con frecuencia a la esfera doméstica; han experimentado un limitado acceso a oportunidades educativas a todos los niveles; tienen un acceso desigual a los servicios de salud, educativos y judiciales, y han recibido un trato desigual en el seno familiar. 

 

39.      En su plan de acción, el Ministerio de la Mujer documenta desigualdades sistemáticas entre hombres y mujeres en la sociedad haitiana, en los sectores del trabajo, la educación, la salud y la política.[42]  En el terreno laboral, el Ministerio de la Mujer observa cómo las mujeres haitianas tienen una posición importante en la economía del país, pero es difícil evaluar su aporte debido al carácter "invisible" de su trabajo.[43]  Las mujeres siguen siendo mayoría en el campo de las labores domésticas, ya que éstas se consideran una extensión de su papel tradicional en el hogar. Además el trabajo de las mujeres está casi siempre relegado al sector informal -el cual no brinda estabilidad y beneficios laborales estándares- o a las profesiones peor remuneradas y consideradas "femeninas". [44]  Adicionalmente, los sueldos de las mujeres son inferiores a los de los hombres y sus oportunidades profesionales y económicas son escasas.[45]

 

40.      Durante las visitas de la Comisión, varias fuentes confirmaron que las mujeres están subrepresentadas en los partidos políticos y en las estructuras de toma de decisiones y que generalmente, las políticas y programas del Estado no cuentan con una perspectiva de género.[46]  La Asociación de Juezas comunicó a la delegación que las mujeres están subrepresentadas en el parlamento y en el sector de la justicia en general. Por ejemplo, desde hace 17 años una mujer no ha ocupado el cargo de magistrada de la Corte Suprema.  Asimismo, confirmaron que las juezas no son respetadas, son objeto de maltratos, son relegadas a materias menos importantes y que los jueces son favorecidos por encima de las juezas en la asignación de los casos importantes y en los ascensos. De esta manera, si bien jueces y juezas pueden recibir el mismo sueldo, las mujeres no gozan de las mismas oportunidades profesionales que los hombres.

 

41.      En la esfera de la educación, una serie de sectores, tales como el Ministerio de Asuntos Sociales, confirmaron a la CIDH durante su visita de abril de 2007, que los niveles de educación de las mujeres son inferiores que los de los hombres debido a la discriminación histórica que las mujeres han sufrido en la sociedad haitiana. Por ejemplo, los padres con escasos recursos invierten en la educación de los hijos varones porque consideran que las niñas dependerán financieramente de los hombres en el futuro.  El Ministerio de la Mujer también observa que las niñas ingresan al sistema educativo más tarde que los varones y tienen una tasa de abandono de la escuela más elevada, debido a las responsabilidades domésticas y a los embarazos precoces.[47] Ello determina que las mujeres tengan una tasa de analfabetismo más elevada que la de los hombres. Asimismo, el Ministerio de la Mujer informa que el programa escolar reproduce los estereotipos de que las mujeres son inferiores y están subordinadas a los hombres.[48]

 

42.      Algunos de los problemas principales que enfrentan las mujeres debido a su desventajosa posición social son la falta de acceso a información sobre salud reproductiva y servicios de planificación familiar y una baja tasa en el uso de anticonceptivos (calculado en 13,2% por el Ministerio de la Mujer).[49]  Además, el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (en adelante, "UNIFEM") concluyó que, en base a datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (en adelante, el "PNUD"), entre el 80 y 90 por ciento de las mujeres haitianas viven a no menos de 15 Km. de un centro de salud, por lo cual, tienen escaso acceso a anticonceptivos, a consultas prenatales y a atención postnatal.[50]

 

43.      La Comisión observa que es especialmente alarmante cómo la discriminación que las mujeres han sufrido históricamente en la sociedad haitiana aún las expone a terribles actos de abuso físico, sexual y psicológico tanto en la esfera pública como en la esfera privada.  El vínculo existente entre los problemas de la discriminación y la violencia contra las mujeres en Haití ha sido descrito por la organización de la sociedad civil y proveedora de servicios SOFA en los siguientes términos:

 

Las declaraciones de las mujeres víctimas de violencia que han procurado nuestros servicios entre julio y diciembre de 2006, en varios de nuestros centros demuestran una vez más que la violencia contra la mujer es consecuencia directa de una sociedad discriminatoria y desigual que evolucionó dentro de un sistema patriarcal. Las leyes, instituciones y estructuras, así como las mentalidades resultantes de dicho régimen violan los derechos y libertades fundamentales de las mujeres y las niñas porque no son plenamente reconocidas como titulares de derechos. Las causas de dicha violencia sistémica son la discriminación, la exclusión social y la pauperización de la mujer. [De una traducción al inglés de la CIDH][51]

 

44.      En su jurisprudencia, la Comisión ha reconocido el vínculo existente entre la obligación de los Estados de garantizar el trato igualitario de las mujeres en sus sociedades y la prevención de la violencia contra las mujeres.[52]  Además, la Comisión ha concluido en reiteradas oportunidades que la violencia contra las mujeres es una manifestación de costumbres sociales que relegan a la mujer a una posición de subordinación y desigualdad, colocándola, en consecuencia, en una situación de desventaja en comparación con el hombre.[53]

 

45.      La violencia contra las mujeres ha sido una característica histórica de la sociedad haitiana como consecuencia de la discriminación de la cual ha sido objeto históricamente.  Luego de una visita al país, la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias (en adelante "la Relatora de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer") expresó que la mayoría de las personas entrevistadas describieron a la sociedad haitiana como "intrínseca y estructuralmente violenta", una sociedad en la cual la violencia contra las mujeres se manifiesta en todas sus formas.  Asimismo, un agente estatal indicó que el 90% de las mujeres haitianas han experimentado la violencia de género en sus vidas.[54]  Este contexto ha sido perpetuado por la legislación vigente, la cual incluye textos y disposiciones que limitan los derechos de las mujeres y no garantizan igual protección en la ley frente a la violencia sexual.  Más recientemente, el 25 de noviembre de 2006, en la conmemoración del Día Internacional sobre la Violencia contra la Mujer, el Primer Ministro de Haití afirmó que "la violencia contra la mujer es una violación alarmante de los derechos humanos, que tiene su origen en la naturaleza discriminatoria de la sociedad, y que, en sus leyes, planes de educación y prejuicios, dicta las modalidades sociales de desigualdad en perjuicio de las niñas y mujeres."[55]

 

46.      La violencia contra las mujeres en Haití ha aumentado notoriamente en circunstancias de inestabilidad política y de disturbios, en especial desde la década de los ‘90. En 1995, la Comisión informó que, desde el golpe de Estado contra el Presidente Jean-Bertrand Aristide, el régimen ilegal de facto cometió un sinnúmero de abusos a los derechos humanos contra la población civil, en particular desde mediados de 1993, luego del fracaso del Acuerdo de la Isla del Gobernador. La Comisión también informó que mujeres de distintas edades y circunstancias fueron violadas con el objetivo de crear un “clima de terror” entre los partidarios de Aristide.[56] En consecuencia, la Comisión recibió información del uso sistemático de la violación sexual y de otros tipos de violencia contra las mujeres y niños por parte de varios autores, incluyendo miembros de las fuerzas armadas, las fuerzas policiales, sus auxiliares civiles armados y grupos paramilitares, entre otros.[57] La Comisión describió el uso de la violación sexual como “no aleatoria ni ocasional, sino generalizada, abierta y rutinaria”. [58]

47.      En este contexto, la discriminación y los resultantes actos de violencia siguen siendo tolerados por la sociedad haitiana, lo que, a su vez, perpetúa el clima de impunidad frente a esos actos y propende su repetición.  La discriminación es una característica constante y estructural en la sociedad y la cultura haitianas, tanto en períodos de paz como de inestabilidad, y debe ser abordada para asegurar la plena protección de los derechos de las mujeres y lograr la erradicación del problema de la violencia contra las mujeres.

 

B.        Violencia contra las mujeres en distintas esferas

 

48.      Los índices de todos los tipos de violencia contra mujeres en Haití ha mantenido niveles alarmantes desde el año 2004.  Las cifras revelan que la violencia ha venido aumentando en los últimos tres años, agravado por la profundización de la pobreza en el país, la brecha económica, la proliferación de armas, la preponderancia de los delitos violentos, la falta de medidas adecuadas de prevención del delito y la ausencia de mecanismos efectivos de rendición de cuentas en el país.[59]  La naturaleza de las violaciones se ha vuelto progresivamente más cruel, lo que determina que las mujeres sean sometidas a múltiples formas de violencia a la vez, tales como actos de violación sexual, tratos crueles e inusuales y tortura psicológica y física.

 

49.      La Comisión observó que la frecuencia de la violencia contra mujeres refleja el aumento de la violencia criminal en Port-au-Prince.  En los barrios más pobres, cada vez se documentan más casos de violación de menores, de violaciones colectivas y de repetición de actos de violencia sexual contra la misma víctima a lo largo del tiempo. Los actos cotidianos de violencia contra las mujeres y la falta del Estado de garantizar justicia para las víctimas son hechos que perpetúan el problema de la impunidad generalizada.  En este sentido, el Secretario General de Naciones Unidas reconoció la situación urgente de las niñas sometidas a actos sistemáticos de violación y violencia sexual y concluyó que hasta un 50% de las niñas que viven en zonas de conflicto como Cité Soleil es víctima de violación o actos de violencia sexual, en tanto que en otras zonas afectadas, como Martissant, se han denunciado actos de violación sexual colectiva.[60]

 

50.      La inexistencia de un sistema oficial nacional de recopilación y registro de datos dificulta la preparación de estadísticas completas sobre el número de incidentes y casos de violencia contra las mujeres o el número de personas que viven con VIH/SIDA.  Sin embargo, un estudio de la Table de Concertation Nationale[61] confirma el alto porcentaje de casos de violencia sexual en Haití.  El informe documentó que 600 casos de violencia sexual en el período comprendido entre el 2002 y julio de 2005 fueron registrados por GHESKIO (un centro médico que atiende exclusivamente a mujeres víctimas de la violencia en Port-au-Prince),[62] de los cuales 17 casos de violación fueron registrados en el año 2003 y 49 en el año 2004.[63]  Las cifras son superiores respecto del año 2006; por ejemplo GHESKIO informó que recibió aproximadamente 10 casos de violación por día durante el mes de noviembre de 2006.[64]  El informe concluyó que casi la mitad de las víctimas de violación sexual registradas eran menores de edad (18 años o menos), la demora en proporcionar asistencia médica tendía a superar las 72 horas luego de ocurrida la violación sexual y la mayoría de los casos de violencia sexual eran perpetrados por hombres contra mujeres solteras.

 

51.      Sin embargo, las cifras de 2006 y 2007 indican que esos actos se perpetran con más frecuencia y, en muchos casos, acompañados de otros abusos, como las golpizas y la mutilación física.  La organización de la sociedad civil y proveedora de servicios SOFA registró 396 casos de violencia contra mujeres a nivel nacional en el segundo semestre de 2006 (de julio a diciembre) y un total de 726 casos durante todo el año.[65]  La organización de la sociedad civil y proveedora de servicios Kay Famn registró 954 casos de violencia contra mujeres en 2006.[66]  En el primer semestre de 2007, Kay Fanm informó que hubo 573 casos en los que brindaron asistencia legal a mujeres, 305 de los cuales resultaron en acusaciones penales incoadas por las víctimas con el apoyo de las autoridades judiciales.[67]  La mayoría de los casos documentados por SOFA habían ocurrido en zonas de Port-au-Prince, como Martissant, que están controladas por bandas armadas ilegales. Las organizaciones indicaron que los datos se basan en abusos denunciados, pero advirtieron que el número real de casos probablemente es mucho mayor, dado que muchos incidentes nunca son denunciados. Además, organismos internacionales como el PNUD denunciaron una violencia generalizada contra los “restavek” o trabajadores domésticos,[68] la mayoría de los cuales son niñas.[69] 

 

52.      La Comisión también recibió información sobre la prevalencia de actos de violencia intrafamiliar.  El Experto Independiente de la ONU para Haití informó en 2006 que en el 85% de los casos de violencia interpersonal las víctimas eran mujeres y en el 88% de los casos los agresores eran hombres.[70]  Sin embargo, la Comisión observó que la violencia intrafamiliar no tiene la misma visibilidad que otras formas de violencia, dado el tabú social que existe respecto de ésta. 

 

53.      La Comisión recibió información sobre las tres principales formas de violencia contra las mujeres en Haití: física, sexual y psicológica; y de los contextos en que ocurre: urbano, institucional e intrafamiliar o doméstico. Como fue explicado anteriormente, todas las formas de violencia contra las mujeres constituyen manifestaciones extremas de discriminación y están arraigadas en una percepción subyacente de la inferioridad de las mujeres en la sociedad, la cual se refleja a todos los niveles, tanto en la esfera privada como en la esfera pública.

 

1.         Violencia Urbana

 

54.      Esta forma de violencia, referida comúnmente en Haití como ‘violence urbaine’, consiste en el reciente fenómeno del delito violento, la violencia de las pandillas y el delito organizado que ha afectado particularmente a los residentes de Port-au-Prince y se ha convertido en un asunto prioritario para el Gobierno de Haití.[71]  Esta ola delictiva se ha caracterizado por frecuentes conflictos entre pandillas en varias partes de la ciudad, y a menudo en batallas armadas entre grupos rivales o entre éstos y miembros de la PNH o de las fuerzas de la ONU que realizan operaciones de seguridad en Haití.[72]

55.      En este sentido, se informó que grupos o pandillas armadas no identificadas son los principales responsables de la violencia contra las mujeres en el contexto urbano.  Los informes indican que los autores de delitos violentos en la zona metropolitana a menudo atacan a mujeres como forma de imponer una atmósfera de temor e intimidación y con ello ejercer el poder y control de la víctima y de una comunidad específica.  Las estadísticas señalan que la mayoría de las mujeres en Haití han sido víctimas de violencia urbana.[73]  Los informes confirman que las mujeres y niñas han sido heridas o asesinadas por disparos, golpeadas, violadas, torturadas y abusadas psicológicamente, o han sido explotadas de otra manera, física o sexualmente, por los agresores. De acuerdo con los proveedores de servicios, el mayor número de casos registrados de violencia contra mujeres en contextos urbanos se deben a heridas por disparos y golpizas.

 

56.      La práctica del ejercicio de la violencia contra las mujeres como una estrategia por parte de grupos armados para adquirir poder político ha sido documentada por varios sectores -incluyendo la CIDH- respecto de Haití y otros países.[74]  Sin embargo, mientras que en el pasado la actividad de los grupos armados estaba estrictamente vinculada a objetivos políticos, en años recientes, estos grupos participan cada vez más en delitos violentos con fines puramente criminales (delito organizado), tales como la competencia entre grupos por el poder y el control de ciertos sectores de la ciudad.  La Comisión fue informada de que la violación sexual se ha convertido en una práctica periódica y sistemática en Haití utilizada por grupos armados, que afecta a las mujeres, independientemente de su edad y clase socioeconómica.[75]

 

57.      La Comisión observó que entre 2004 y 2006 la violencia sexual constituyó una de las formas predominantes de violencia contra las mujeres, la cual ocasionó, con frecuencia, graves lesiones físicas y efectos a largo plazo en la salud física y mental de las víctimas además del estigma social.  Entre enero de 2005 y agosto de 2007, la organización Médicos sin Fronteras registró haber atendido 557 casos de mujeres violadas e indicó que 68% de esta cifra había sido víctima de ataques por parte de más de un agresor, y cerca del 6% había sido víctima de violación sexual en el marco de un secuestro.[76]  Además, Médicos sin Fronteras informó que en 2006, sus centros de salud recibieron un promedio de 19 víctimas de violación sexual por mes, en tanto que en 2007 registraron un aproximado de 26 víctimas por mes.[77]

 

58.      El fenómeno del secuestro, que hasta hace poco no tenía precedentes en la historia de Haití, ha venido ocurriendo de manera sistemática y generalizada en Port-au-Prince en 2005 y 2006.[78]  Asimismo, durante este período, la Comisión recibió numerosas denuncias de que las mujeres eran cada vez más el blanco de los secuestros, con el propósito de pedir rescates más elevados.  La Comisión pudo comprobar que la violación de mujeres víctimas de secuestro se había convertido en una práctica sistemática utilizada por los agresores.  Asimismo, ha habido casos que la víctima ha sido asesinada y su cuerpo hallado mutilado, lo que sugiere actos de posible trato cruel o tortura.[79]  De esta manera, varios grupos armados, en particular las pandillas y los delincuentes, utilizan cada vez más la violación sexual como parte de una estrategia para obtener y mantener el poder y el control sobre la víctima y su comunidad.[80]

 

59.      La Comisión observa con preocupación el creciente número de informes de violaciones sexuales colectivas (de pandillas) que, en algunos casos, han sido utilizadas como instrumentos de castigo o represión por parte de grupos armados, en especial contra niñas, quienes son percibidas mayoritariamente como blancos más susceptibles o contra mujeres que son vistas como socialmente pervertidas, promiscuas, rebeldes, o que se niegan a dar su consentimiento para tener relaciones sexuales.[81]

60.      Las mujeres víctimas de la violencia comparten características y condiciones similares que las hacen relativamente más susceptibles de ser objeto de violencia. Por ejemplo, la mayoría de los actos de violencia sexual son cometidos contra mujeres solteras; mujeres jóvenes o menores de edad (casi la mitad de las víctimas de violación sexual son menores de 18 años);[82] y, en la mayoría de los casos, las mujeres son jefas de familia que viven en condiciones económicas de extrema pobreza y habitan los barrios más pobres de la ciudad, llamados “quartiers populaires”, varios de los cuales están controlados por las pandillas armadas.[83] Las cifras registradas desde 2005 indican que el 85% de las víctimas de violencia registradas en los centros de salud son mujeres.[84] 

 

61.      El estudio realizado por la Table de Concertation Nationale confirma el alto porcentaje de violaciones sexuales colectivas perpetradas por pandillas (que representan del 41% al 49% de los casos documentados por GHEISKO y KAY FAMN) y considera "alarmante" el número de casos de violación sexual cometidas por extraños mediante el uso de armas de fuego.  Además, el informe confirma que los actos de violación sexual colectiva perpetrados por pandillas constituyen la mayoría de los casos de violencia contra las mujeres registrados entre octubre de 2004 y septiembre de 2005.[85]  Asimismo, cada vez más las violaciones sexuales colectivas son perpetradas por delincuentes en el curso de secuestros y ataques contra residencias privadas. De manera que las mujeres son cada vez más vulnerables a múltiples violaciones perpetradas en la misma ocasión.  

 

62.      Los testimonios de las víctimas y los relatos de los trabajadores sociales confirman que ciertas mujeres han sido reclutadas a la fuerza por grupos armados u obligadas a prestar una serie de servicios para los grupos armados, como por ejemplo servicios sexuales. Además, los grupos armados esperan que las mujeres participen en actividades delictivas y/o actúen como cómplices en la realización de actos delictivos, tales como negociar rescates y preparar la comida o atender a los miembros de las pandillas y a las víctimas secuestradas.[86] En estos casos, las mujeres han sido sometidas a un abuso sistemático por los secuestradores y corren el riesgo de sufrir un daño físico grave o la muerte si intentan escaparse.  De manera similar, las mujeres y niñas que viven en comunidades controladas por pandillas corren el riesgo de ser violadas (o violadas colectivamente por las pandillas) como forma de castigo en el caso de que se nieguen a tener relaciones sexuales con un jefe o miembro de la pandilla.[87] 

 

63.      Se observa que pocos actos de violencia contra las mujeres son denunciados a las autoridades debido a la existencia de varios obstáculos, tales como la falta de seguridad pública en partes de la ciudad donde predominan los delitos violentos, el temor a represalias por parte de los perpetradores y la falta de confianza de las víctimas en la capacidad del sistema judicial para brindar una reparación efectiva.  En la mayoría de los casos, las mujeres residen en el mismo barrio que sus agresores y saben que pueden ser el blanco de represalias por presentar una denuncia ante las autoridades. Además, la violación sexual tiene un fuerte estigma social que puede dar lugar al rechazo de la víctima por su compañero, su familia o su comunidad.[88] 

 

2.        Violencia institucional (en las instituciones de administración de justicia)

 

64.      Los actos de violencia contra mujeres perpetrados por agentes del Estado y/o dentro de las instituciones del Estado constituyen una forma de violencia que ha sido poco documentada en Haití.  Esta forma de violencia sigue siendo un fenómeno oculto que con frecuencia no es denunciado. Durante sus visitas, la Comisión recibió información que indica que las mujeres y las niñas menores de edad son víctimas de abuso físico y sexual cuando son arrestadas y durante los períodos de detención en las celdas de los destacamentos policiales.  En esta sección se destaca la información recibida por la Comisión sobre actos de violencia contra las mujeres en contextos institucionales y los obstáculos que existen para denunciar estos actos a las autoridades.

 

65.      En diciembre de 2006, la delegación de la Secretaría Ejecutiva obtuvo información por parte de las autoridades carcelarias que afirmaban haber recibido a mujeres detenidas (enviadas por las autoridades de los destacamentos policiales) que habían sido objeto de abuso físico y de golpizas, presumiblemente por las autoridades policiales durante el arresto o la detención.  En octubre de 2007 se documentó el caso de un guardia carcelario de Cap-Haitien quien alegadamente golpeó y acosó sexualmente a la esposa de un hombre detenido, mientras ésta intentaba traerle comida a su esposo. La víctima tuvo que ser hospitalizada con posterioridad a causa de los golpes propiciados por el guardia.[89]

 

66.      Los relatos de testigos y los informes de observadores de derechos humanos indican que el abuso contra mujeres durante su detención en celdas de destacamentos policiales a pesar de que ocurre con frecuencia es raramente denunciado. Las víctimas son particularmente renuentes a denunciar las violaciones perpetradas por las fuerzas de seguridad o los guardias carcelarios por varias razones. Las víctimas se encuentran casi siempre bajo la custodia de quienes perpetran el abuso, por ejemplo, los actos de violencia que ocurrirían en el momento del arresto o durante los períodos de detención en los destacamentos policiales o en las instituciones penitenciarias. Asimismo, en muchos casos, no existen pruebas del delito porque los abusos sexuales son cometidos en lugares aislados y sin testigos.[90]

 

67.      En este contexto, las mujeres no tienen acceso a un mecanismo de denuncia seguro para relatar el abuso. Aunque la oficina del Inspector General de la Policía tiene la función de investigar los actos de falta de conducta de sus funcionarios, esta oficina no tiene representación cerca de los destacamentos policiales metropolitanos, ni en los 10 departamentos administrativos del país. De acuerdo con el Inspector General, las visitas periódicas de inspección son parte de la estrategia para hacer cumplir las normas de conducta, pero, dada la falta de recursos y de personal, estas visitas son poco frecuentes.

 

68.      En las situaciones en que las víctimas tienen la oportunidad de presentar una denuncia formal ante las autoridades (por ejemplo, luego de ser liberadas de la custodia), otros factores hacen que las víctimas se abstengan de denunciar los abusos.  Por ejemplo, existe una falta generalizada de confianza por parte del público en el sistema de administración de justicia en Haití y la reputación de la policía y del Poder Judicial se ha deteriorado gravemente con los años, debido a la preponderancia de corrupción en ambas instituciones y a la ineficacia de estas instituciones en su capacidad de juzgar a los autores de delitos.

 

69.      Para la mayoría de los haitianos, ni la policía, ni el sistema judicial ofrecen una solución efectiva a sus problemas, por lo cual, la mayoría de las víctimas tiende a no recurrir a estas instituciones para obtener una respuesta que sea rápida y efectiva.  Al respecto, es importante señalar que los agentes del Estado en Haití son raramente procesados y condenados por las violaciones a los derechos humanos o por actos de violencia contra mujeres.  Asimismo, en algunos casos, las víctimas y sus familias han sido perseguidas por los autores de estos actos por el hecho de haberlos denunciado, razón por la cual se han convertido en el blanco de nuevos abusos. Además, la visión discriminatoria de la sociedad respecto de las mujeres y la tendencia a no tomar en serio las denuncias de violencia por parte de las mujeres actúan como elementos adicionales para disuadir a las víctimas de interponer acciones legales. En algunos casos, sus denuncias son trivializadas, puestas en duda o cuestionadas.  Muchas víctimas y proveedores de servicios, especialmente organizaciones de la sociedad civil que trabajan con mujeres víctimas de violencia, confirmaron la discriminación generalizada que enfrentan las mujeres por parte de la policía y de las autoridades judiciales cuando procuran una reparación legal de parte del Estado.[91]

 

70.      Por lo tanto, la Comisión considera que es importante que el Estado adopte medidas para mejorar la supervisión y el cumplimiento por parte de los agentes del Estado en el ámbito institucional.  Por tal motivo, deberían asignarse atención especial y recursos específicos para mejorar los mecanismos de denuncia para las víctimas de actos de violencia institucional, así como para promover la sensibilización y capacitación de los agentes del Estado para tramitar las denuncias relacionadas con la violencia contra las mujeres. En particular, la Oficina del Inspector General debería considerar la posibilidad de mejorar la cercanía del mecanismo a las poblaciones afectadas y/o explorar opciones para que otras entidades estatales, como la Oficina del Defensor del Pueblo (Office du Protecteur du Citoyen), desempeñen una función más activa en la protección de los derechos humanos y una debida canalización y atención de las denuncias.  Finalmente, se recomienda revisar las políticas, procedimientos y códigos de conducta vigentes en las administraciones de la policía y las cárceles y se sugiere introducir las enmiendas adecuadas en estos instrumentos con el objetivo de erradicar la violencia contra las mujeres en las instituciones del Estado, garantizando un debido seguimiento de parte del sistema judicial.

 

3.        Violencia intrafamiliar

 

71.      La violencia intrafamiliar es otra de las formas de violencia contra las mujeres que es altamente preponderante en la sociedad haitiana, aunque con frecuencia no es denunciada a autoridades estatales.[92] El Experto Independiente de Naciones Unidas para Haití ha señalado que "en el 85 por ciento de casos de violencia interpersonal, las mujeres son víctimas (…) [y] las mujeres son las víctimas de actos de violencia (incluyendo todas las formas de violencia) en el 85 por ciento de los casos y los hombres son los perpetradores de esta violencia en el 88.8 por ciento de los casos".[93]  La violencia intrafamiliar continúa siendo básicamente un fenómeno oculto que es tolerado dentro de la esfera privada e ignorado por el Estado.  Durante su visita a Haití, la Comisión se reunió con víctimas de violencia intrafamiliar y con miembros de organizaciones que brindan servicios especializados a mujeres víctimas de violencia, quienes confirmaron que la violencia en la esfera doméstica es común y generalizada, pero que las mujeres rara vez denuncian los actos de violencia, a menos que éstos causen graves lesiones físicas, embarazos no deseados u otros problemas que exijan atención médica.

 

72.      El Ministerio de la Mujer divulgó recientemente un estudio sobre la violencia intrafamiliar de acuerdo con el cual “el 30% de las mujeres haitianas son víctimas de violencia física, emocional y sexual a manos de sus maridos”.[94] La Comisión recibió información de organizaciones de la sociedad civil que indica que 68% de las víctimas de violencia física entre 2003 y 2005 recibieron servicios por denuncias de violencia intrafamiliar.[95]  La Comisión también recibió datos de otras organizaciones que informaron que 59% de las víctimas de violencia eran víctimas de violencia perpetrada por su pareja.[96]  La organización SOFA, que comprende a varios centros para las víctimas de violencia intrafamiliar ubicados en los departamentos Oeste, Sudeste, Artibonite y Grande-Anse de Haití informó que, en el primer semestre de 2006, 75% de las mujeres que recibieron atención eran víctimas de violencia perpetrada por su pareja y 2% eran víctimas de la violencia perpetrada por un familiar.[97]

 

73.      Estas cifras revelan que, de un total de 330 víctimas de violencia recibidas en estos centros, 246 eran víctimas de violencia perpetrada por su pareja; y el más alto porcentaje (38%) de esta violencia intrafamiliar eran casos de violencia física.[98]

 

74.      Varias fuentes confirman que la mayoría de las mujeres sometidas a violencia intrafamiliar no denuncian los incidentes a las autoridades por varias razones, tales como la probabilidad de sufrir ostracismo y represalias a manos de sus agresores, la falta de confianza en que el sistema judicial pueda ofrecer una reparación efectiva y la falta de interés y apatía demostrada por la policía y las autoridades judiciales cuando las víctimas denuncian estos actos.[99]  Asimismo, entre los principales obstáculos para erradicar la violencia intrafamiliar se encuentra la percepción social de que este tipo de violencia es un asunto del ámbito privado.[100]

 

75.      Por ejemplo, la organización Kay Famn informó a la Comisión que la policía percibe los casos de violencia intrafamiliar como menos importantes, en comparación con otros tipos de violencia.  Se observa asimismo que el código penal haitiano no criminaliza la violación sexual por parte de la pareja y que no existe actualmente en Haití una legislación específica sobre violencia intrafamiliar o violencia basada en el género.[101]  Pese a estos obstáculos, SOFA informó que, para el primer semestre de 2006, las mujeres habían empezado a denunciar la violación sexual perpetrada por su pareja.[102]  Sin embargo, dado que los actos de violencia intrafamiliar contra las mujeres son tolerados por la sociedad haitiana, rara vez terminan en el juzgamiento y sanción de los perpetradores, lo que trae como consecuencia que se fomente la tolerancia social de este tipo de violencia, lo que, a su vez, perpetúa la impunidad y repetición de estos actos.  

 

76.      Tomando en cuenta la falta de información sobre esta forma de violencia, el hecho de que muchas víctimas sigan teniendo miedo de reportar dichas violaciones por el tabú social y el temor a represalias, el Estado debe adoptar medidas legislativas e institucionales y políticas diseñadas específicamente para prevenir, juzgar y sancionar los actos de violencia intrafamiliar.  Asimismo, el Estado debe prestar servicios adecuados y especializados a las víctimas de este tipo de violencia, de conformidad con lo establecido en la Convención de Belém do Pará.  En particular, es importante que el Estado realice esfuerzos para sensibilizar y educar al público sobre la violencia intrafamiliar como una forma de violencia sancionada por la legislación interna y el Derecho Internacional.

 

    4.     Percepción de la violencia contra las mujeres

 

77.      Dada la preponderancia de actos de violencia contra las mujeres que han sido denunciados por los grupos proveedores de servicios en los últimos tres años,[103] la Comisión está particularmente preocupada ante lo que los trabajadores sociales y los grupos proveedores de servicios describen como la ‘banalisation de la violence dans la société’, o la tolerancia social de la violencia específicamente contra las mujeres.  La Comisión observa que toda la sociedad se ha visto negativamente afectada por este fenómeno de la violencia urbana o criminal, lo que ha hecho que la población esté predominantemente controlada por el temor y la intimidación.  Este contexto ha dado lugar a la tolerancia y la pasividad frente a actos de violencia contra las mujeres. En este sentido, los proveedores de servicios y los grupos de víctimas especificaron que el concepto de aceptación pasiva es especialmente común en las comunidades pobres que han sido afectadas, donde los actos de violencia han sido más frecuentes, ha predominado la actividad de las pandillas y la acción del Estado en prevenir y sancionar dichos actos ha sido prácticamente ineficaz.

 

78.      La violencia contra las mujeres se perpetúa por la persistencia de actitudes y prácticas discriminatorias para con las víctimas.  Un factor que contribuye al sentimiento general de tolerancia frente a los actos de violencia contra las mujeres es la falta de conciencia y de reconocimiento de que la violencia contra las mujeres constituye una violación de los derechos humanos que obliga al Estado a tomar medidas para prevenir estos abusos.  Además, las víctimas y quienes viven en las comunidades más afectadas no han obtenido justicia respecto de la mayoría de los abusos o violaciones padecidas a lo largo de los años.  Ello contribuye al clima de impunidad y al sentimiento de tolerancia frente a la situación de parte de la población en general.  Hasta la fecha, la violencia contra las mujeres ha sido en gran medida trivializada en términos de su reconocimiento público y su tratamiento, en comparación con otros problemas de derechos humanos.

 

79.      Otro factor que coadyuva a la cultura de silencio que rodea a los actos de violencia contra las mujeres, como por ejemplo actos de violencia sexual, es el estigma social asociado a estos hechos en la sociedad haitiana.  En este sentido, socialmente se percibe que la dignidad de la mujer abusada sexualmente ha sido manchada, en lugar de verla como víctima de una violación a los derechos humanos. La mujer abusada sexualmente a menudo es culpada por el abuso y corre el riesgo de ser excluida de su comunidad y abandonada por su familia.  El no reconocimiento de estos abusos como violaciones a los derechos humanos niega a las víctimas el derecho a una reparación y con frecuencia da lugar a la reiteración de la victimización a largo plazo. En este sentido, los trabajadores sociales atribuyen la persistencia de las violaciones y de los abusos físicos en el contexto doméstico a una cultura de silencio en la sociedad y por parte del Estado.

 

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[38] CIDH, Fondo, Informe No. 4/01, María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), 19 de enero de 2001.

[39] CIDH, Fondo, Informe No. 4/01, María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), 19 de enero de 2001, párr. 44.

[40] CIDH, Fondo, Informe No. 4/01, María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), 19 de enero de 2001, párr. 52.

[41] CIDH, Fondo, Informe No. 4/01, María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), 19 de enero de 2001, párr. 44.

[42] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[43] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[44] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[45] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[46] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[47] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[48] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[49] Ministère de la Condition Féminine, Plan d’Action Ministériel, agosto de 2006.

[50] UNIFEM, Efectos de la crisis en las mujeres haitianas: Informe de la Misión Investigadora en Haití, enero de 2006, pág. 16.

[51] SOFA, Cas de Violence Accueillis et Accompagnés Dans les Centres Douvanjou de la SOFA de Juillet à Decembre 2006, enero de 2007.

[52] CIDH, Fondo, Informe No. 4/01, María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), 19 de enero de 2001; CIDH, Fondo, Informe No. 54/01, Maria Da Penha Fernandes (Brasil), 16 de abril de 2001.

[53] Véase también, CIDH, Acceso a la Justicia para las Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas, OEA/Ser.L/V.II.Doc. 68, 20 de enero de 2007, sección sobre Violencia y Discriminación, pág. 26.

[54] Referencia a cifras proporcionadas por la Ministra de Asuntos Sociales y Trabajo de Haití, citadas en ONU, Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Sra. Radhika Coomaraswamy, Informe sobre la Misión a Haití, E/CN.4/2000/68/Add. 3, 1 de marzo de 2000, párrs. 10 y 11.

[55] Mensaje del Primer Ministro del 25 de noviembre de 2006, en ocasión del Día Internacional contra la Violencia contra la Mujer (de una traducción al inglés de la CIDH).

[56] CIDH, Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Haití, OEA/Ser.L/v/II.88 Doc. 10 rev. 1, 9 de febrero de 1995.

[57] CIDH, Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Haití, OEA/Ser.L/v/II.88 Doc. 10 rev. 1, 9 de febrero de 1995.

[58] CIDH, Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Haití, OEA/Ser.L/v/II.88 Doc. 10 rev. 1, 9 de febrero de 1995.

[59] Véase Informe del Secretario General al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ”Niños y Conflictos Armados”, A/61/529- S/2006/826, 26 de octubre de 2006, 61ª sesión.

[60] Véase Informe del Secretario General al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ”Niños y Conflictos Armados”, A/61/529- S/2006/826, 26 de octubre de 2006, 61ª sesión,
párr. 39.

[61] La “Table de Concertation Nationale Contre la Violence Faites aux Femmes“ consiste en un grupo conformado por instituciones gubernamentales (Ministerio de Justicia y Ministerio de Salud), organizaciones de la sociedad civil y grupos proveedores de servicios –algunos de los cuales tienen una amplia representación geográfica- creada para prestar servicios especializados para las mujeres víctimas de violencia, llevar a cabo investigaciones y recolectar información sobre datos nacionales de violencia y discriminación contra las mujeres y para trabajar en la igualdad de género y los derechos de las mujeres, especialmente la salud de las mujeres y el acceso a la justicia. Véase Table de Concertation Nationale contre les violences faites aux femmes, “Prise en charge et accompagnement des victimes de violences sexuelles: formation du personnel soignant”, Livret de formation, MCFDC/MSPP, marzo de 2005.

[62] Véase Table de Concertation Nationale Contre la Violence Faites aux Femmes et leur Prise en Charge, Rapport de la Commission de Collecte de Données (Noviembre de 2005) pág. 2. Es importante observar que, ante la inexistencia de un sistema de registro nacional completo de los actos de violencia en general y de los relacionados específicamente con las mujeres, las estadísticas aquí mencionadas pueden no representar la verdadera dimensión de la preponderancia de actos de violencia contra las mujeres en Haití.

[63] ONU, Consejo Económico y Social, Comisión de Derechos Humanos, 61º Período de Sesiones, punto 19 del programa provisional, E/CN.4/2005/123, 24 de enero de 2005, Servicios de Asesoramiento y Cooperación Técnica en materia de Derechos Humanos: Situación de los Derechos Humanos en Haití. Informe presentado por el Experto Independiente, Sr. Louis Joinet, párr. 16, disponible en: http://www.ohchr.org/EN/countries/LACRegion/Pages/HTIndex.aspx.

[64] Véase Día Mundial del SIDA, “En Haití, el género puede determinar la vida o la muerte“, Amy Bracken. IPS, 30 de noviembre de 2006.

[65] SOFA, Cas de Violence Accueillis et Accompagnés Dans les Centres Douvanjou de la SOFA de Juillet à Décembre 2006, enero de 2007; Alter Presse, Haïti: La SOFA recense 396 cas de violence contre des femmes et filles de 3 a 65 ans, dans 21 centres locaux, en 6 mois, 27 de febrero de 2007.

[66] Kay Famn, Violence envers les Femmes et les Filles, Bilan de l’Année 2006, pág. 18.

[67] Esto también dio lugar a 101 acciones civiles en casos de pensión alimentaria, custodia de hijos y separación legal. Kay Fanm, “Dossiers de Kay Fanm devant les tribunaux”, Note d’information, 13 de agosto de 2007.

[68] PNUD,  La situación económica y social de Haití en 2005, pág. 21.

[69] Para abril de 2004, UNICEF estimó que 120.000 niñas se desempeñaban como trabajadoras domésticas en Haití, y que para marzo de 2006, la cifra había aumentado a 225.000. UN News Centre, “Street children, girl servants severely affected by Haitian violence – UNICEF”, 19 de abril de 2004, disponible en http://www.un.org/apps/news/story.asp ?NewsID=10447&Cr=Haiti&Cr1; véase también UNICEF, “Haïti: SOS enfants en danger!”, marzo de 2006, No. 2, pág. 3, disponible en http://www.unicef.org/french/childalert/haiti/content/Child% 20Alert%20Haiti%20(Fr).pdf (“Un enfant sur dix à peu près est employé comme domestique ailleurs que dans sa famille. Les filles comptent pour 75 pour cent des 300 000 travailleurs surnommés restaveks“). 

[70] ONU, Consejo Económico y Social, Comisión de Derechos Humanos, 62º Período de Sesiones, punto 19 del programa provisional, E/CN.4/2006/115, 26 de enero de 2006, Servicios de Asesoramiento y Cooperación Técnica en materia de Derechos Humanos: Situación de los Derechos Humanos en Haití. Informe presentado por el Experto Independiente, Sr. Louis Joinet, párrs. 13-14,  disponible en: http://www.ohchr.org/EN/countries/LACRegion/Pages/HTIndex.aspx.

[71] Wooldy Edson Louidor, Alterpresse, « Haïti: Changement ou redéfinition de la politique générale du gouvernement? », 25 juillet 2007, disponible en: http://www.alterpresse.org/ spip.php?article6241.

[72] Véase Médicos sin Fronteras, “Tratamiento de la violencia sexual en Haití: Entrevista con Olivia Gayraud, Jefa de la Misión de MSF en Port-au-Prince”, 30 de octubre de 2007, también disponible en: http://www.doctorswithoutborders.org/news/voices/2007/10-30-2007.cfm.

[73]La Ministra de Asuntos Sociales y de Trabajo (…) estimó que el 90 por ciento de las mujeres haitianas han sido víctimas de violencia, situación que se ha visto exacerbada por la aún prevalente cultura del machismo.” ONU, Integración de los Derechos Humanos de las Mujeres y la Perspectiva de Género, Violencia contra las Mujeres, Informe de la Relatora sobre la Violencia contra las Mujeres, sus Causas y sus Consecuencias, Sra. Radhika Coomaraswamy, presentado de conformidad con la Resolución 1997/44 de la Comisión de Derechos Humanos, Addendum, Informe de la Misión a Haití, E/CN.4/2000/68/Add.3, 1 de marzo de 2000.

[74] Véase CIDH, “Las mujeres frente a la violencia y la discriminación derivadas del conflicto armado en Colombia”, OEA/Ser/L/V/II. 124/Doc.6, 18 de octubre de 2006; véase también, CIDH, Informe sobre la situación de derechos humanos en Haití, OEA/Ser.L/v/II.88, Doc. 10, febrero de 1995, sección 3 B); véase también Si’m Pa Rele, Comisión Nacional de la Verdad y la Justicia (Haití) 1995; y Marionne Benoit, Coalición Nacional por los Derechos de los Haitianos, “The Aftermath: Women in Post-war Reconstruction” conferencia del 20 al 22 de julio de 1999, Johannesburgo, Sudáfrica (“Las mujeres, a veces por ellas mismas y otras veces porque sus maridos eran sospechosos de apoyar a Aristide, eran golpeadas, violadas y ’desaparecidas’. Los militares (durante el golpe de Estado de 1991) implantaron un régimen de terror, torturaron, obligaron a jóvenes a violar a sus madres y violaron ellos a mujeres y menores de edad. Además, los militares quemaron casas y dejaron a mujeres y niños sin hogar”).

[75] Entrevista con Miriam Merlet, Jefa de Gabinete, Ministerio de la Mujer, octubre de 2006; entrevista con representante de AVSI, una organización no gubernamental humanitaria que opera en Cité Soleil, diciembre de 2006; La división de menores de la Policía Nacional de Haití informó de un aumento en el número de violaciones cometidas contra menores de edad comprendidas entre los 4 y los 17 años, durante el período 2004-2006. Asimismo, informó de 23 denuncias en el año 2004, 26 en el año 2005, 34 en el año 2006 y 12 en el año 2007.

[76] Véase Médicos sin Fronteras, “Tratamiento de la violencia sexual en Haití: entrevista con Olivia Gayraud, Jefa de la misión de MSF en Port-au-Prince”, 30 de octubre de 2007, disponible en: http://www.doctorswithoutborders.org/news/voices/2007/10-30-2007.cfm

[77] Véase Médicos sin Fronteras, “Tratamiento de la violencia sexual en Haití: entrevista con Olivia Gayraud, Jefa de la misión de MSF en Port-au-Prince”, 30 de octubre de 2007, disponible en: http://www.doctorswithoutborders.org/news/voices/2007/10-30-2007.cfm

[78] Véase CIDH, Informe Anual 2004, Capítulo IV: Haití, disponible en http://www.cidh.org/annualrep/2004sp/cap.4b.htm, párr. 140; Véase también CIDH, Informe Anual 2005, Capítulo IV: Haití, disponible en http://www.cidh.org/annualrep/2005sp/cap.4c.htm, párrs. 242 y 243; véase también CIDH, Informe Anual 2006, Capítulo IV: Haití, disponible en http://www.cidh.org/annualrep/2006sp/cap4c.2006.sp.htm, párr. 125. 

[79] Radio Kiskeya, «Arrestation d’un adolescent de 15 ans pour implication présumée dans l’assassinat de la jeune Farah Natacha Kerby Dessources (20 ans), en noviembre de 2006, en Port-au-Prince», Boletín de MINUSTAH de 14 de enero de 2008; RNDDH, «Port-aux-Princes inflicted with Terror», Comunicado de prensa de 6 de diciembre de 2000; Radio Kiskeya, «Hystérie collective aux funérailles de Farah Natacha Dessources, une suppliciée du kidnapping», 25 de noviembre de 2006; Véase también Panos Caraïbes, «Viol en Haïti: État des lieux accablants, le défi de contrecarrer le fléau», No. 15, febrero de 2007, pág. 4: «Les femmes violentées sont en outre soumises à des sévices corporels les plus cruels, à savoir: assassinat, matrices perforées, yeux crevés, blessures graves».

[80] Wiza Loutis, «Evaluation de la situation des femmes dans le cadre de la violence armée en Haïti», junio de 2006, Bureau des Questions de Genre, de la MINUSTAH y Sección de DDR de MINUSTAH/PNUD, actual sección de la Réduction de la Violence Communautaire (RVC), págs. 22
y 28.

[81] Wiza Loutis, «Evaluation de la situation des femmes dans le cadre de la violence armée en Haïti», junio de 2006, Bureau des Questions de Genre, de la MINUSTAH y Sección de DDR de MINUSTAH/PNUD, actual sección de la Réduction de la Violence Communautaire (RVC), (citada en MINUSTAH, nota 41): «brigades de vigilance, brigades de quartier, groupes de bandits, Organisations Politiques, les vagabonds (...) Les filles et les femmes sont les principales victimes de ces groupes dans la mesure où le viol individuel ou collectif ainsi que le racket des marchandes fonctionnent comme des moyens de contrôle de la communauté».

[82] Véase Table de Concertation Nationale sur les Violences Spécifiques Faites aux Femmes et leur Prise en Charge: Rapport de la Commission de Collecte de Données, noviembre de 2005, pág 11.

[83] En 2005-2006, Martissant y Carrefour Feuilles estuvieron controlados por la violencia además de Cité Soleil, Bel Air y otras zonas céntricas. En la semana del 8 al 15 de noviembre de 2005, se registraron 29 casos de violación sólo en Carrefour Feuilles.

[84] Véase Table de Concertation Nationale sur les Violences Spécifiques Faites aux Femmes et leur Prise en Charge: Rapport de la Commission de Collecte de Données, noviembre de 2005, pág 11.

[85] Véase Table de Concertation Nationale sur les Violences Spécifiques Faites aux Femmes et leur Prise en Charge: Rapport de la Commission de Collecte de Données, noviembre de 2005, pág 11.

[86] Wiza Loutis, «Evaluation de la situation des femmes dans le cadre de la violence armée en Haïti», junio de 2006, Bureau des Questions de Genre, de la MINUSTAH y Sección de DDR de MINUSTAH/PNUD, actual sección de la Réduction de la Violence Communautaire (RVC), pág. 25.

[87] Entrevistas con víctimas y grupos de apoyo en la visita de trabajo de la CIDH, diciembre de 2006, y visita in loco de la CIDH en abril de 2007.

[88] Sarah Fort, “El VIH en Haití es difundido por la violencia y poco se hace para prevenir los ataques”, Centro de Integridad Pública, Consorcio Internacional de Periodistas Investigadores (“El estigma que conlleva la violación significa que rara vez es denunciada. Cuando es denunciada frecuentemente nada se hace. Según Anne Sosin, de KOFAVIV, hubo sólo un juicio por un caso de violación en Haití en 2006”).

[89] Kay Fanm; Radio Kontak Inter94.9 FM, Cap-Haitien, Haití.

[90] Por ejemplo, escoltar a una mujer detenida fuera de la celda a una parte diferente del establecimiento y devolverla a la celda luego de haberla violado. Entrevista con una mujer detenida, diciembre de 2006, Cárcel de Mujeres y Niñas de Petionville, Haití.

[91] Entrevistas de la CIDH con las organizaciones proveedoras de servicios para mujeres en Haití, Kay Fanm y SOFA en diciembre de 2006 y abril de 2007.

[92] ONU, Consejo Económico y Social, Comisión de Derechos Humanos, 62º Período de Sesiones, punto 19 del programa provisional, E/CN.4/2006/115, 26 de enero de 2006, Servicios de Asesoramiento y Cooperación Técnica en materia de Derechos Humanos: Situación de los Derechos Humanos en Haití. Informe presentado por el Experto Independiente, Sr. Louis Joinet, párr.13 disponible en http://www.ohchr.org/EN/countries/LACRegion/Pages/HTIndex.aspx. (“Debido a la falta de datos homogéneos, los datos estadísticos que se ofrecen a continuación son sólo indicativos de tendencias. Todos ellos muestran un agravamiento de la situación, todavía más preocupante porque el número de mujeres violadas que acuden a un centro médico social, aunque ha experimentado un ligero aumento, sigue siendo inferior al número real de víctimas. El 79% de los casos registrados son de muchachas y adolescentes, que se declaran con más espontaneidad que los casos de adultos”).

[93] ONU, Consejo Económico y Social, Comisión de Derechos Humanos, 62º Período de Sesiones, punto 19 del programa provisional, E/CN.4/2006/115, 26 de enero de 2006, Servicios de Asesoramiento y Cooperación Técnica en materia de Derechos Humanos: Situación de los Derechos Humanos en Haití. Informe presentado por el Experto Independiente, Sr. Louis Joinet, párrs.13-14.  disponible en http://www.ohchr.org/EN/countries/LACRegion/Pages/HTIndex.aspx.

[94] Una respuesta a la Violencia contra las Mujeres. Informe del Ministerio de la Mujer en colaboración con UNIFEM-Haití y la Oficina de Administración Técnica, Capacitación y Administración, 2007.

[95] Table de Concertation Nationale sur les Violences Spécifiques Faites aux Femmes et leur Prise en Charge: Rapport de la Commission de Donnees, noviembre de 2005, pág. 11.

[96] Table de Concertation Nationale sur les Violences Spécifiques Faites aux Femmes et leur Prise en Charge: Rapport de la Commission de Donnees, noviembre de 2005, pág. 9.

[97] «75% des femmes accueillies dans les Douvanjou (SOFA) sont victimes de violence conjugale», Véase Solidarité Fanm Ayisyen – SOFA, Rapport Bilan III: cas de violence accueillis et accompagnés dans les centres Douvanjou de la SOFA,  de Janvier à juin 2006, julio de 2006,
pág 5.

[98] SOFA, Rapport Bilan III: cas de violence accueillis et accompagnés dans les centres Douvanjou de la SOFA,  de Janvier à juin 2006, julio de 2006, pág. 7.

[99] Esas diversas fuentes incluyen: Panos Institute of the Caribbean, 17 de abril de 2006; Syfia International, 3 de febrero de 2006; SOFA, 16 de julio de 2006; AlterPresse, 26 de diciembre de 2005, entre otros, citado en ACNUR, «Haïti : information sur la violence conjugale, et notamment sur la protection, les services et les recours offerts aux femmes qui sont victimes de violence conjugale (2005-2006)», 23 de enero de 2007, disponible en http://www.unhcr.org/home/RSDCOI/45f147452.html.

[100] Fuentes gubernamentales y no gubernamentales han concluido que la violencia doméstica sigue cubierta por el silencio debido a la creencia social dominante de que es una cuestión de la esfera privada, lo que disuade a las mujeres de denunciar estos actos de violencia a las autoridades.

[101] Artículo 279 del Código Penal de Haití, 11 de agosto de 1835.

[102] UNHCR, «Haïti: information sur la violence conjugale, et notamment sur la protection, les services et les recours offerts aux femmes qui sont victimes de violence conjugale (2005-2006)», 23 de enero de 2007, disponible en http://www.unhcr.org/home/ RSDCOI/45f147452.html.

[103] Gheskio (Groupe Haïtien d’Etude du Sarcome de Kaposi et des Infections Opportunistes - Grupo Haitiano para el estudio del sarcoma Kaposi e infecciones oportunistas), Sofa y Kay Fanm.