INFORME ANUAL 1991
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     GUATEMALA            La Comisión
    Interamericana de Derechos Humanos ha continuado observando el desarrollo de
    la situación de los derechos humanos en Guatemala durante el período que
    cubre el presente Informe Anual.  En
    sus 79°
    y 80°
    períodos de sesiones la Comisión decidió iniciar la preparación de un
    Informe Especial sobre Guatemala, así como la conveniencia de efectuar una
    observación in loco, a fin de apreciar in situ la situación
    de los derechos humanos en dicho país.            En el
    orden político, cabe señalar que se llevaron a cabo las elecciones
    presidenciales.  El Ingeniero
    Jorge Serrano Elías obtuvo una pluralidad electoral del 24.1 por ciento en
    la primera ronda el 11 de noviembre de 1990 y una mayoría del 68.8 por
    ciento en la segunda realizada el 6 de enero de 1991. 
    Como es del dominio público, la campaña se vio empañada por actos
    de violencia que costaron la vida a 20 políticos y 2 periodistas. 
    También algunos políticos en el exilio expresaron que no pudieron
    participar en el proceso electoral por considerar que no existían garantías
    para su vida e integridad personal.            Con
    motivo de la visita del Presidente de Guatemala a los Estados Unidos, el 30
    de septiembre de 1991 los miembros de la Comisión fueron invitados a
    sostener una reunión con el Presidente Serrano Elías.            En esa
    oportunidad el Presidente Serrano informó sobre las medidas en favor del
    fortalecimiento de la democracia y vigencia de los derechos humanos que
    adelanta desde que asumió el Gobierno. 
    Entre otras medidas, mencionó los procesos judiciales contra los
    militares responsables de la masacre de Santiago de Atitlán, la reiniciación
    del proceso de negociación            Finalmente,
    el Presidente Serrano reiteró su empeño en llevar adelante el programa de
    Gobierno en cuanto al respeto en materia de vigencia de los derechos
    humanos, asegurando que su objetivo fundamental era poner fin a estas
    violaciones y reafirmar el poder civil sobre el militar.            En lo que
    se refiere a los esfuerzos del nuevo Gobierno por lograr la pacificación
    del país mediante la negociación con la guerrilla, cabe citar que el 8 de
    abril de 1991, el Gobierno propuso la denominada "Iniciativa para la
    paz total de la Nación", la que se basa en los siguientes cuatro
    puntos de fondo:  terminación
    de la lucha armada, mayor equidad económica y social, respeto y
    fortalecimiento del régimen de legalidad, y profundización del proceso
    democrático, y dos puntos de procedimiento, a saber: definición de un
    acuerdo de paz total y reunión para la firma de los acuerdos de paz total.            De
    acuerdo con dicho programa de pacificación, en abril de 1991 tuvo lugar en
    México una reunión entre representantes del Gobierno y de la Unidad
    Revolucionaria Nacional Guatemalteca, donde se acordó llevar adelante
    conversaciones de paz y se decidió que las negociaciones contarían con la
    mediación de Monseñor Rodolfo Quezada Toruno y estarían bajo la observación
    del Representante del Secretario General de las Naciones Unidas, señor
    Francesco Vendrell.            En julio
    de 1991 en Querétaro, México, se celebró una importante reunión que
    concluyó con la firma del acuerdo denominado "marco sobre
    democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos" o
    "Acuerdo de Querétaro".  Cabe
    destacar que en las conversaciones de paz han participado representantes del
    Ejército dentro de la delegación gubernamental.            En
    noviembre de 1991, Monseñor Quezada Toruno se reunió en Nueva York con
    Javier Pérez de Cuéllar, Secretario General de la ONU, para evaluar las
    conversaciones de paz realizadas y continuar con el desarrollo de las
    mismas.            En cuanto
    a los esfuerzos del Presidente Serrano encaminados a mejorar la situación
    de los derechos humanos en dicho país, cabe destacar que el Gobierno por
    Acuerdo Gubernativo del 12 de julio de 1991, dispuso la reestructuración de
    la Comisión Asesora de la Presidencia en Materia de Derechos Humanos. 
    Su función es, en lo fundamental, coordinar esfuerzos            Por otra
    parte, se anunció la formación del Fondo Nacional para la Paz (FONAPAZ),
    para apoyar la política de atención a la población refugiada y
    repatriada.            La Comisión
    apoya toda iniciativa que tienda efectivamente a la vigencia de los derechos
    humanos, y espera que tanto el proceso de paz como los otros mecanismos
    implementados lleven a la protección efectiva de los derechos
    fundamentales.            En junio
    de 1991 el Procurador de los Derechos Humanos presentó su informe semestral
    sobre la situación de los derechos humanos, en el que se da cuenta que se
    recibieron 3.906 denuncias de las cuales sólo 1.159 fueron admitidas por
    encontrarse dentro del campo de competencia de esa Procuraduría, y
    referentes a situaciones que afectan a los derechos civiles y políticos,
    económicos y sociales, y en el que se da cuenta de actividades de mediación,
    educación y otros.            En
    materia del derecho a la vida, la Comisión recibió información durante el
    año 1991 de diversas organizaciones no gubernamentales, así como del
    propio Gobierno, con estadísticas sobre el nivel de violaciones a los
    derechos humanos en Guatemala.  Una
    organización no gubernamental informó que en el primer semestre del año,
    se denunciaron 585 ejecuciones extrajudiciales y 113 desapariciones
    forzadas, y otra informó de 180 ejecuciones extrajudiciales y 46
    desaparecidos, para el primer trimestre de 1991 y denuncia con particular
    alarma la campaña de persecución y amedrentamiento dirigida contra los
    activistas del Consejo de Comunidades Etnicas Runujel Junam (CERJ) y otros
    organismos defensores de los derechos humanos, así como de familiares de
    los mismos.  La Oficina del
    Arzobispado de Guatemala informó a diciembre de 1991, de 575 ejecuciones
    extrajudiciales, 236 asesinatos, 144 desapariciones forzadas.            En su
    informe del primer semestre de 1991, el Procurador de Derechos Humanos de
    Guatemala registra 321 denuncias por supuestas muertes extrajudiciales (116
    tipificadas como tales, 172 en estudio y 33 no tipificadas como tales), 80
    denuncias por supuestas desapariciones forzadas (27 tipificadas, 34 en
    estudio y otros).  Además 81
    denuncias por ausencia (24 reaparecidos vivos, 2 muertos y 55 aún
    desaparecidos).            La Comisión
    observa con preocupación los diferentes actos de violencia contra miembros
    del movimiento sindical, de las Comunidades de Pueblos en Resistencia, del
    sector de la prensa, así como contra los campesinos indígenas, y solicita
    al Gobierno de Guatemala la más exhaustiva investigación.           
    El 24 de abril de 1991, Moisés
    Cisneros Rodríguez, Hermano Marista de origen español y director del plan
    educativo de los tres Colegios Maristas de Ciudad Guatemala, fue ejecutado
    con arma blanca por un grupo de hombres no identificados que penetró en sus
    oficinas en horas de la mañana.            El 25 de
    abril, fue asesinada Dinora Pérez Valdez frente a su domicilio. 
    Era abogada laboralista y fundadora de la Unión Sindical de
    Trabajadores de Guatemala (UNSITRAGUA).            El 15 de
    julio de 1991, el encargado de la Pastoral Social de El Quiché, Julio
    Quevedo Quezada, fue asesinado en dicha comunidad. 
    La denuncia fue presentada ante la Procuraduría de Derechos Humanos
    por Monseñor Julio Cabrera, Arzobispo de El Quiché.            El 28 de
    julio de 1991, en Ciudad de Guatemala, fue encontrado el cadáver del
    periodista Anson Ng Young, quien era corresponsal de la agencia noticiosa
    "Times".            El 13 de
    agosto, el periodista Byron Barrera, quien sobreviviera a un atentado en
    noviembre de 1990, en el que murió su esposa, se presentó al Juzgado que
    sigue el caso para hacer las declaraciones correspondientes.            En
    septiembre de 1991, el Juez de Instrucción que lleva el caso contra
    Francisco Castillo, Carlos Guiovanni Rosales y Ezequiel Trujillo Hernández
    por supuestos delitos de homicidio, dio a conocer que dichos imputados
    presentaban señales de violencia física.  Aquellos habían denunciado ante la Procuraduría de Derechos
    Humanos que habían sido objeto de torturas por parte de efectivos de la
    Policía Nacional para que declararan su culpabilidad en el caso.            El 7 de
    noviembre de 1991, Edin Leonel Sierra Santos, médico forense del Sindicato
    de Trabajadores del Organismo Judicial (STOJ) fue extrajudicialmente
    ejecutado en el Departamento de Zacapa. 
    Seis días después, Rogelio Oswaldo Peñate, miembro del STOJ fue
    también asesinado por hombres armados en Jutiapa, después de 10 días de
    huelga por mejores salarios.            El 24 de
    noviembre de 1991, fue asesinado Miguel Cobo Carrillo y capturado Jacinto
    Raymundo Terraza, quienes eran miembros de Comunidades de Población en
    Resistencia de la Sierra.  Se mencionó como responsables a soldados del destacamento de
    Amacchel.            El 17 de
    enero de 1992, un grupo de hombres armados, vestidos de militares,
    masacraron a tres hombres y un niño en Ciudad Peronia, Villa Nueva. 
    Dos días después el Capitán Julio Alberto Yon Rivera informó de
    la detención y presentación de cargos contra dos soldados. 
    Las víctimas son pobladores indígenas de San Pedro Jocopilas, Quiché.           
    El mismo 17 de enero, la Comisión
    fue informada de nuevas amenazas de muerte contra miembros de la comunidad
    indígena de El Quiché, en Tunujá, Zacualpa, específicamente contra
    Florencio Coj García, Guadalupe Coj García, Manuel Chingo de la Cruz,
    Mariano de la Cruz y Luisa Ruiz Saquic, pertenecientes al Grupo de Apoyo
    Mutuo.  Estas tres últimas
    personas fueron detenidas el 19 de enero de 1992, bajo la imputación de
    subversivos.            En el
    caso de la Hermana Diana Ortiz, no se registran significativos progresos en
    la investigación del secuestro, tortura y violación de esta monja católica
    de nacionalidad estadounidense, a pesar de que el Presidente Serrano prometió
    durante su campaña adoptar importantes medidas para la solución del caso. 
    A finales del período que comprende este informe, el fiscal especial
    encargado del asunto no ha sido oficialmente autorizado para actuar
    formalmente en el caso.  Además,
    el caso fue trasladado de Antigua a la Ciudad de Guatemala. 
    La solicitud de allegar al tribunal los informes que tuvieren sobre
    el caso tanto el Ejército como la Policía Nacional ha sido desatendida.            En el
    caso sobre amenazas de muerte contra los miembros del Consejo de Comunidades
    Etnicas Runujel Junam (CERJ), la Comisión solicitó ante la Corte
    Interamericana de Derechos Humanos la adopción de medidas cautelares para
    la protección de las siguientes 14 personas: 
    Diego Perebal, José Velásquez, Rafaela Carpir, Manuel Suy, José
    Suy, Amílcar Méndez, Justina Tzoc, Manuel Mejía, Miguel Sucuqui, Juan
    Tum, Claudia Quiñones, Pedro Ixcaya, María A. Torres y Roberto Lemus. 
    En fecha 15 de julio de 1991, el Presidente de la Corte concedió
    provisionalmente lo solicitado y resolvió: 
    "1.  Requerir al
    Gobierno de Guatemala a que adopte sin dilación cuantas medidas sean
    necesarias para proteger el derecho a la vida y a la integridad personal de
    (nombres indicados) en estricto cumplimiento de la obligación de respeto y
    garantía de los derechos humanos que tiene contraída en virtud del artículo
    1.1 de la Convención.  2. 
    Convocar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a sesionar del
    29 al 31 de julio de 1991 ... (para conocer del asunto). 
    3.  Convocar al Gobierno de Guatemala y la Comisión
    Interamericana de Derechos Humanos ...a una audiencia pública...el 29 de
    julio de 1991..."            Los
    miembros del CERJ denunciaron reiteradas veces las amenazas de que son
    objeto, incluso en una conferencia de prensa donde participaron el Ministro
    del Interior Fernando Hurtado Prem y el Procurador de Derechos Humanos,
    Ramiro de León Carpio.            El
    Gobierno de Guatemala solicitó postergación de la audiencia del 29 de
    julio de 1991.  El 1°
    de agosto, la Corte confirmó las medidas decretadas anteriormente por el
    Presidente y las prorrogó hasta diciembre 3 de 1991, requirió al Gobierno
    de Guatemala indicar las medidas de protección otorgadas y solicitó al
    Gobierno y a la Comisión mantener informada a la Corte acerca del
    cumplimiento de las mismas.           
    Ante la gravedad y frecuencia de
    las amenazas, el señor Amílcar Méndez (uno de los beneficiados con las
    medidas cautelares) decidió abandonar temporalmente el país en octubre de
    1991.  Asimismo, el Juez Roberto
    Lemus Garza, abandonó el país el 17 de julio de 1991. 
    El señor Amílcar Méndez visitó a la Comisión e informó sobre la
    continuación del peligro contra su integridad personal y la persecución de
    que era objeto.            En
    diciembre 3 de 1991, la Corte tomó nota de las medidas adoptadas por el
    Gobierno y dio por finalizada en esta fecha los efectos de la resolución
    del 1o. de agosto de 1991.  La
    Comisión presentó el 16 de diciembre solicitud para nueva audiencia sobre
    el caso Chunimá y la reinstalación de medidas cautelares hasta la
    verificación de una nueva audiencia.  Interesa
    a la Comisión que el Gobierno de Guatemala ofrezca garantías adecuadas e
    idóneas de seguridad a las personas objeto de las medidas cautelares del
    caso Chunimá y para sus familiares.            En el
    caso de Mirna Mack, el supuesto responsable del asesinato, Noel de Jesús
    Beteta Alvarez, fue detenido en la ciudad de Los Angeles, Estados Unidos, y
    puesto a la orden del Juzgado respectivo en Guatemala el 4 de diciembre de
    1991.  Meses antes, el
    investigador, José Miguel Mérida Escobar, quien junto con Julio César Pérez
    Ixcajop realizaron la investigación preliminar del caso de Mirna Mack, fue
    asesinado el 5 de agosto de 1991, después de haber ratificado el primer
    informe sobre el caso que señalaba que eran razones políticas la causa del
    asesinato de Mirna Mack.            En ocasión
    de su visita de observación a Guatemala, el Profesor Christian Tomuschat,
    experto de Naciones Unidas sobre dicho país, manifestó al Presidente Jorge
    Serrano Elías su intención de hacer una visita a la comunidad el Cavá,
    una de las comunidades conocidas como Población en Resistencia (CPR). 
    El día 10 de octubre de 1991, previa comunicación a los altos
    mandos militares y a las autoridades militares locales, el señor Tomuschat
    se desplazó en helicóptero a dicha población, en compañía del
    Procurador General Adjunto Alvarez Guadamuz. 
    Al descender se percataron de la falta de habitantes en el poblado. 
    Al cabo de unos minutos, aparecieron algunas personas para
    advertirles que se escondieran porque acababan de ser atacados por el Ejército.  Llevados a una cabaña, se sostuvo una reunión informal,
    pudiendo observarse los rastros del ataque y los impactos de las balas. 
    Uno de los pobladores reprodujo un cassette en el cual se podían oír
    claramente los disparos y los helicópteros que participaron en el ataque al
    poblado.            El
    Profesor Tomuschat remitió al Presidente una nota de protesta donde
    solicitaba garantías de que este hecho no volviera a repetirse. 
    Como consecuencia de este reclamo, el Jefe de la Fuerza Aérea fue
    removido y el Gobierno presentó sus excusas por el incidente al experto
    Tomuschat.            En relación
    con la matanza de trece personas en Santiago de Atitlán, a lo que se hizo
    referencia en el Informe anterior, la Comisión ha tenido            Sin
    embargo, la Comisión ha recibido información acerca de la inquietud de los
    pobladores por nuevos hechos de violencia en el área que puedan justificar
    la reinstalación de un destacamento militar, en momentos en que la
    organización de auto protección desarrollada por los pobladores de
    Santiago de Atitlán ha logrado un ambiente de tranquilidad cívica en el
    lugar.            La Comisión
    Interamericana observa con satisfacción toda acción gubernamental
    tendiente a disminuir las tensiones en el área. 
    Asimismo considera como un importante progreso en materia de
    observancia de los derechos humanos el hecho de que los autores, un teniente
    y un sargento del removido destacamento militar, hayan sido condenados como
    responsables en noviembre de 1991 y sentenciados a 4 y 16 años de prisión
    respectivamente.  La sentencia
    del tribunal de primera instancia fue apelada y la Procuraduría de Derechos
    Humanos ha solicitado elevar la condena en el caso del sargento.            La Comisión
    observa igualmente que los casos de ejecuciones extrajudiciales y torturas
    presentados a esta Comisión han disminuido. 
    Ello no obstante, la Comisión seguirá preocupándose de esta
    situación hasta su erradicación total, ya que ella advierte que los
    procesos judiciales en los que se encausa a los presuntos responsables en
    este tipo de delitos no se caracterizan por un esfuerzo investigador
    exhaustivo que busque la individualización y sanción de los responsables
    de acuerdo con la gravedad de los hechos. 
    Una constante en los diferentes informes sobre la situación en
    Guatemala es el señalamiento de un deficiente Poder Judicial que pueda
    cumplir las importantes funciones que le están asignadas.            La Comisión
    observa asimismo con preocupación que el trabajo de los organismos no
    gubernamentales de derechos humanos se ve afectado por atentados, acciones
    de hostigamiento y amenazas contra sus miembros y familiares.            En la
    primera quincena de enero de 1992, se ha informado a la Comisión de
    amenazas de muerte contra Roberto Yancor, quien es miembro de la Unión de
    Trabajadores.            Han
    continuado asimismo las amenazas contra los miembros de la Confederación de
    Religiosos de Guatemala (CONFREGUA) que reune a 111 congregaciones de la
    Iglesia Católica.  Esta
    organización trabaja especialmente llevando ayuda y asistencia en las
    comunidades del Quiché, Huehuetenango y las Verapaces. 
    El Presidente de CONFREGUA, señor Marcelino            En
    informes anteriores la Comisión ha tratado con especial atención la
    problemática de los indígenas en Guatemala, donde a diferencia de otros países
    latinoamericanos, dicha población no constituye una minoría, sino que
    representa más de la mitad del total de la población, la cual, sin
    embargo, según información suministrada a la Comisión, es discriminada, víctima
    de hostigamientos y carente de garantía en sus derechos fundamentales.            De
    acuerdo a la Constitución guatemalteca, los indígenas tienen amplia
    protección (artículos 57, 66‑70) que asegura respeto de su identidad
    cultural, protección a los grupos étnicos, así como a las tierras de las
    cooperativas agrícolas y comunidades indígenas.  Sin embargo, la realidad indígena guatemalteca se ha visto
    afectada en muchos casos por desplazamientos de indígenas de su hábitat
    tradicional y su forzado reasentamiento en 
    "comunidades de desarrollo" lo que implica un
    incumplimiento de la ley y de las prescripciones constitucionales sobre la
    materia.            Un grupo
    social especialmente vulnerable en sus derechos fundamentales son los
    menores.            La Comisión
    ha recibido información en relación con el asesinato de cuatro niños de
    la calle, Henry Geovani Contreras, Luis Eduardo Pirir, Eduardo Sandoval y
    Tovito Juárez, en cuyo proceso se encuentran sindicados dos agentes de la
    policía.            En julio
    de 1991 fue revocada la sentencia que condenaba a los policías acusados del
    asesinato del niño de la calle Nahamán Carmona y los imputados esperan
    nuevo juicio.            El 31 de
    julio de 1991, en la zona 3 de la ciudad de Guatemala, apareció el cadáver
    no identificado de un niño de la calle de aproximadamente 7 u 8 años, que
    presentaba señales de tortura.            El 1°
    de agosto de 1991, Esteban Aguilar, de 15 años de edad, fue secuestrado por
    dos hombres uniformados y un hombre de civil, según se informó a la Comisión. 
    Ocho días después se indicó que una radiopatrulla de la policía
    en ciudad de Guatemala, en la zona del Puente Amate, disparó contra tres
    menores hiriendo a Mario Hernández, quien fue llevado por sus compañeros a
    Casa Alianza.            Así
    también, el 18 de diciembre de 1991, el niño Francisco Tziac, de 16 años,
    fue secuestrado y golpeado por dos hombres. 
    El menor escapó y se refugió en Casa Alianza.           
    El 20 de enero de 1992 se comunicó
    a la Comisión nuevas agresiones contra Felipe González (Chiripa) de 14 años
    y José Corrado Mendoza (Olindo), menores de 18 años, quienes fueron
    golpeados por dos hombres no identificados. 
    El hecho tuvo lugar en la ciudad de Guatemala. 
    También se ha indicado la ausencia de una efectiva investigación en
    el caso.            En este
    sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos consagra el derecho
    de todo niño a una protección especial por parte de su familia, de la
    sociedad y del Estado, en razón de su condición de menor (Artículo 19).            Constituyen
    hechos alentadores los procesos seguidos contra oficiales involucrados en
    abusos contra menores, así como la firma reciente del "Convenio de
    Cooperación para la defensa y protección del niño de la calle y de los
    menores desamparados o en situación irregular" (firmado el 6 de
    noviembre de 1991, a través del cual se establecen claramente las
    relaciones entre el Ministerio Público y "Casa Alianza"
    ‑‑que es una filial de la Covenant House de Nueva York, que
    brinda amparo a los niños de la calle‑‑ a fin de cooperar en
    cuanto a presentación de denuncias y programas de concientización sobre el
    problema.  Esta institución
    realizó su trabajo bajo fuertes amenazas y hostigamiento a su personal
    durante 1991, según información recibida en la Comisión.            El
    Procurador de los Derechos Humanos manifestó su posición en "contra
    del ... reclutamiento de menores de edad por parte del Ejército de
    Guatemala" (Informe semestral 1991).  Fuentes del Gobierno estiman que un número aproximado de
    5,000 niños viven en la calle.            Sigue
    preocupando a la Comisión la participación forzada de la población
    campesina en las denominadas patrullas de autodefensa civil, que fueron
    creadas durante la dictadura del General Ríos Montt, pese a que las
    autoridades gubernamentales y la legislación afirman su carácter
    voluntario.  Las diferentes
    ONG's han brindado testimonios, en audiencias ante la Comisión, de casos en
    que se han cometido violaciones a los derechos fundamentales de personas que
    han rehusado formar parte de estas patrullas.            La Comisión
    también observa con atención los hechos relacionados con las Comunidades
    de Población en Resistencia (CPR).  En
    octubre de 1991, el pueblo de El Petén anunció su existencia como
    Comunidad de Población en Resistencia, presentando similares demandas a las
    hechas en septiembre de 1990 por la CPR de la Sierra, tales como el
    reconocimiento como comunidad civil no combatiente, el permiso para el libre
    movimiento dentro y fuera de las comunidades, sin intervención de las
    Patrullas Civiles o del Ejército.            La CPR de
    la Sierra, por información recibida en esta Comisión, denunció el 23 de
    noviembre actos de represión en su contra por parte de las Patrullas
    Civiles y el Ejército de la zona.  Asimismo, informaron que entre junio y noviembre de 1991 se
    produjo el asesinato de cuatro personas miembros de la Comunidad: 
    Miguel Cobo Carrillo, Francisco Cedillo López,            La Comisión
    desea manifestar su preocupación por estos actos de violencia contra la
    población civil generados, entre otros factores, por la situación de
    conflicto interno que vive el país.            Otro tema
    que preocupa a la Comisión es la situación de los desplazados fuera del país. 
    Cerca de 43,000 han calificado como refugiados y viven, algunos,
    desde hace 10 años en México.  Cerca
    del 90 por ciento son campesinos indígenas, ubicados en los departamentos
    de Quintana, Campeche y Chiapas, en México. 
    Una iniciativa para el retorno de estos refugiados, se inició con la
    llegada del Gobierno civil en 1986, fecha desde la cual y hasta 1990 se habían
    repatriado 5,784 refugiados.            En 1987,
    se formó lo que se conoce como "Comisiones Permanentes" (CCPP)
    que agrupan a representantes de diferentes campamentos, con el objetivo de
    iniciar el diálogo con el Gobierno para preparar las condiciones de un
    regreso masivo.  Después de
    algunas fricciones para negociar, en mayo de 1991, el Estado aceptó
    discutir los puntos propuestos por CCPP sobre el derecho de retornar
    voluntariamente, tomar posesión de sus pasadas tierras, organizarse y
    asociarse libremente, que se respetara la integridad personal y de vida de
    los repatriados, que fueran acompañados de observadores nacionales e
    internacionales, y la libertad de movimiento. 
    Sin embargo, en una reunión en junio de 1991 se paralizaron las
    negociaciones hasta octubre en que se acordó el retorno gradual a iniciarse
    en 1992, con la inclusión del CCPP en el proceso.            Entre
    enero y mayo de 1991 se repatriaron 770 personas, más que los 756 que se
    repatriaron durante el año de 1990.  Durante
    1991 se reestructuró la Comisión Especial de Atención a Refugiados
    (CEAR), y se celebró el 15 de noviembre, en Guatemala, una reunión con los
    representantes de los refugiados, acordando la programación de
    repatriaciones de aproximadamente 12,000 personas durante 1992 y 20,000 en
    1993.            El
    problema de la repatriación abarca no sólo a los aproximadamente 43,000
    calificados como refugiados, sino a los no calificados como tales, que en
    algunos casos puede doblar la cifra.  La
    Comisión espera que las condiciones de seguridad se incrementen y sean
    propicias para el retorno de este sector desplazado por la violencia política,
    así como por las pobres condiciones sociales y económicas del país.            Con
    respecto a la crítica situación de la justicia en dicho país, la Comisión
    señala otra vez la necesidad de que se adopten reformas legislativas
    urgentes, entre ellas la del Código Procesal Penal, a fin de que se
    establezcan modalidades más ágiles de juicios públicos y orales y se
    considere la conveniencia del juzgamiento de los militares por tribunales
    comunes.           
    La
    Comisión desea manifestar que el respeto de los derechos vinculados a la
    vida e integridad, deben ir paralelamente acompañados del mejoramiento de
    los niveles de vida de la población, en relación con los derechos económicos,
    sociales y culturales, cuya implementación debe ser una prioridad del
    Estado.            Asimismo,
    quiere exhortar al ilustre Gobierno de Guatemala a que ratifique el
    Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
    materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.            Recientemente
    el Presidente Jorge Serrano, cumplió su primer año de gestión
    presidencial y al rendir su informe dando cuenta de las labores de su año
    de gobierno destacó los logros económicos alcanzados por su país en dicho
    período, prometiendo continuar su lucha en materia económica y seguir
    confrontando para 1992 los serios problemas de desequilibrio social que
    sufre Guatemala. En atención a los indicadores de la crítica situación social y económica en Guatemala, la Comisión recomienda poner especial énfasis en dicha situación, ya que se encuentra estrechamente relacionada con el muy grave problema de derechos humanos que aflige a ese país. Asimismo lo exhorta a continuar con su denominada "guerra a la impunidad" que ha llevado a algunos militares responsables de injustificables excesos a los tribunales de justicia. La Comisión, que ha alentando constantemente la consolidación de la democracia en Guatemala, ratifica su confianza de que, para la institucionalización del referido proceso y vigencia de los derechos humanos, se de pleno cumplimiento y observancia a las normas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 
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