GUATEMALA

 

          La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha venido prestando especial atención a la situación de los derechos humanos en Guatemala y seguido muy de cerca los acontecimientos que han venido ocurriendo en dicho país, los que se han caracterizado, desde hace varios años, en una situación de grave y generalizada violencia con las consiguientes violaciones a los derechos humanos de los habitantes de ese país.

          La Comisión ha venido dando cuenta del desarrollo de tales acontecimientos en sus informes anuales a la Asamblea General habiendo elaborado, además, tres informes especiales sobre la evolución de la situación de los derechos humanos en Guatemala; el primero aprobado el 13 de octubre de 1981, que comprende hasta el Gobierno del General Romeo Lucas García y sus predecesores inmediatos; el segundo aprobado el 5 de octubre de 1983, se refiere al período en el que asumió el poder el General Efraín Ríos Montt (23 de marzo 1982 a 8 agosto de 1983); y el tercero aprobado el 9 de abril de 1986, que comprende el período de Gobierno del General Oscar Humberto Mejía Vitores (8 de agosto 1983 al 16 de enero 1986), ocasión en la que concluyó su administración y asumió la Presidencia de la República el Licenciado Vinicio Cerezo Arévalo.

          En su tercer y último informe especial sobre la situación de los derechos humanos en Guatemala, la CIDH formuló recomendaciones especiales sobre la necesidad de investigar y sancionar, con todo el rigor de la ley, a los responsables de las desapariciones forzadas de personas, de las ejecuciones ilegales, de las detenciones arbitrarias, torturas y otros delitos contra los derechos humanos, a los responsables de tan execrables hechos.

          Tales recomendaciones, si bien estaban dirigidas al Gobierno del General Oscar Humberto Mejía Vítores, mantienen asimismo su vigor para la actual administración, por estar referidas a la investigación y sanción de hechos graves, violatorios de los derechos esenciales de la persona humana y de las normas internacionales vigentes sobre la materia.

          En su pasado informe anual a la Asamblea General que cubría el período comprendido entre los meses de septiembre de 1985 y 1986, la CIDH destacó los progresos alcanzados en materia de derechos humanos durante los primeros nueve meses del nuevo Gobierno de Guatemala, señalando que a partir del momento en que el Presidente Vinicio Cerezo asumió la primera magistratura de Guatemala, se había operado un sensible cambio en lo que se refiere a la situación de los derechos humanos en dicho país, lo que se reflejaba en una reducción de los asesinatos políticos, los secuestros y las Desapariciones Forzadas de Personas, así como los allanamientos y cateos en los domicilios y del éxodo de la población indígena y campesina, todo lo cual, según se indicaba, constituía un significativo progreso en la situación de los derechos humanos en dicho país.  Al propio tiempo, la Comisión indicó que no obstante, continuaban ocurriendo casos de desapariciones y, asimismo, subsistían otros problemas que afectaban la plena observancia de los derechos humanos en Guatemala, derivados principalmente, de manifestaciones de descentralización de la violencia, que el Presidente de la República parecía no haber podido controlar.

          Igualmente, la Comisión expresaba preocupación en su anterior informe por la falta de investigación de las Desapariciones Forzadas de Personas, en relación con las cuales, si bien el Presidente Vinicio Cerezo había manifestado su decisión de no investigarlas directamente, se había sí comprometido a apoyar y respaldar las labores que sobre el particular realizase, como consecuencia de las denuncias que pudieran presentarse, el Organismo Judicial y, en particular, el juez instructor nombrado por la Corte Suprema de Justicia para investigar los casos de secuestros y desapariciones presentadas por el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM).

          Con motivo de su visita a Washington en el mes de mayo de 1987, el Presidente, Vinicio Cerezo expresó públicamente, sobre este particular, que en relación con el problema de las investigaciones de las Desapariciones de Personas ocurridas antes de su Gobierno, él había tomado la decisión política de no inmiscuirse en la investigación de esos abusos y que su posición había sido siempre muy clara en el sentido de que los desaparecidos eran cosa del pasado; pero que, sin embargo, él personalmente garantizaría la independencia de las investigaciones de cualquier denuncia sometida a los tribunales de justicia de su país.

          Durante el período al que se refiere este informe, la Comisión ha recibido informes sobre los esfuerzos que viene realizando el Gobierno del Presidente Cerezo en favor de la promoción y defensa de los derechos humanos en Guatemala.  Muestra de ello es que el día 30 de enero de 1987 Guatemala se convirtió en el primer país en depositar su instrumento de ratificación a la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.

          El 16 de marzo Guatemala se convirtió en el noveno país en aceptar la jurisdicción obligatoria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos mediante comunicación entregada en dicha fecha a la Secretaría General de la OEA por el Representante Permanente de dicho país ante la OEA.

          Asimismo, cabe destacar el importante papel que ha venido desarrollando el Presidente Vinicio Cerezo en los esfuerzos de paz para América Central, y la prioridad que ha concedido, dentro de su plan de Gobierno a la consolidación de la democracia y sus instituciones representativas en Guatemala.

          Asimismo, superándose las dificultades que originalmente se habían presentado y que habían dado lugar a que el Presidente Cerezo hubiera tenido que vetar y devolver al Congreso la Ley que creaba el Procurador de Derechos Humanos, por considerar que dicha ley le otorgaba demasiados poderes, aprobada la ley, el 17 de agosto de 1987 fue designado como primer Procurador de los Derechos Humanos en Guatemala el distinguido jurisconsulto Lic. Gonzalo Menéndez de la Riva quien, con fecha 19 de agosto prestó el juramento de rigor ante el Congreso de la República.

          Sin embargo, durante el período al que se refiere el presente informe, la Comisión ha observado que, pese a que todos los buenos y declarados propósitos del Presidente Vinicio Cerezo de mantener un control sobre la situación de los derechos humanos, se ha operado inmediatamente después de sus primeros meses de gobierno una sensible desmejoría en la observancia de tales derechos.

          Ningún esfuerzo serio se ha realizado por los organismos competentes para dar cumplimiento a la recomendación de la Comisión de investigar los casos de Desapariciones Forzadas de Personas.  Esto ha ocasionado el que los familiares de las personas desaparecidas que aglutina el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), hayan protestado en forma continuada, a través de  múltiples manifestaciones públicas, con la finalidad de ejercer presión y a crear opinión pública nacional e internacional sobre la necesidad de que se esclarezcan los crímenes cometidos en contra de cientos de personas y cuya autoría se atribuye a grupos paramilitares y a las propias fuerzas armadas de Guatemala en su lucha antisubversiva.

          Sin prejuicio de tratar más adelante acerca de las actividades del GAM, la CIDH no puede dejar de expresar desaliento por esta falta de investigación que acarrea la falta de sanción a quienes tienen la responsabilidad de responder por tales hechos y que, al decir de los familiares de las víctimas, pretendería cubrir con un manto de impunidad a los autores intelectuales y materiales de numerosos ciudadanos guatemaltecos.

          Es motivo de honda preocupación para la CIDH la reaparición del fenómeno de la Desaparición Forzada de Personas dentro del período que abarca este informe.  La Comisión cuenta con informaciones según las cuales desde el inicio del actual Gobierno hasta la fecha, luego de un primer período de relativa calma, han empezado nuevamente a presentarse dolorosos casos de desapariciones de ciudadanos guatemaltecos, en relación con los cuales no ha sido posible esclarecer debidamente los motivos de su detención o secuestro, ni obtener información alguna sobre su paradero, pese a existir, en la mayor parte de los casos, evidencias de que tale desapariciones habían sido practicadas por las fuerzas de seguridad de Guatemala.

          Asimismo, la Comisión ha sido informada de que casi todos los esfuerzos indagatorios realizados por los familiares de las personas desaparecidas y las gestiones efectuadas ante los organismos policiales y administrativos para lograr la ubicación de sus seres queridos, durante el período que cubre el presente informe, no han obtenido ninguna clase de resultados.  Tampoco han logrado resultado positivo las diligencias judiciales realizadas por los familiares de las víctimas de las personas desaparecidas ante los organismos jurisdicciones, los cuales, en la mayor parte de los casos, han declarado insubsistentes los recursos de amparo y de Habeas Corpus presentados con la esperanza de obtener una investigación del Organismo Judicial sobre las desapariciones forzadas de personas, habiendo así quedado agotados todos los recursos válidos y existentes de la jurisdicción interna.

          Durante el período que cubre el presente informe, la CIDH ha abierto 90 casos de denuncia que implican 117 víctimas por supuestas violaciones a los derechos humanos contra la República de Guatemala, los cuales se refieren a violaciones al derecho a la vida y casi en la mayor parte de ellos, con desaparición de las personas involucradas quienes habían sido previamente secuestradas, casos éstos en relación con los cuales los familiares de las víctimas han presentado recursos de Habeas Corpus, los cuales han  sido desestimados por el Poder Judicial de Guatemala.

          Preocupa a la CIDH, en relación con estos casos, además de la gravedad de la situación en materia de derechos humanos que presentan, el que ello implica un retroceso grave en los progresos mostrados al inicio del Gobierno del Presidente Cerezo.  La reimplantación del método y sistemas de eliminación de personas en forma masiva y la reaparición de los funestos escuadrones de la muerte.  A esto se agrega, de parte dl Gobierno, una actitud aparentemente renuente a cooperar con la Comisión en el esclarecimiento de estos nuevos casos, en relación con los cuales, por falta de respuesta y desatención la CIDH ha tenido que reiterar una vez más los pedidos de informe y sus recomendaciones de investigación en relación con los mismos.

          Por acuerdo adoptado por la CIDH en su 69º período de sesiones en septiembre de 1986, se solicitó anuencia al Gobierno de Guatemala para que un miembro de la CIDH acompañado de personal de su Secretaría realizase una corte visita a dicho país para entrevistarse con el Presidente de la República y otras autoridades del Gobierno de Guatemala, con el propósito de tratar sobre la situación de los derechos humanos en dicho país y asimismo, conocer sobre las investigaciones relacionadas con los recientes casos de desapariciones, cuyo incremento, como se ha indicado, preocupa muy seriamente a la Comisión.  La Comisión confía que tal visita se llevará a efecto durante el curso del presente año de 1987.

          En lo que concierne al derecho a la justicia y debido proceso, la Comisión había destacado en su anterior informe la reorganización del Poder Judicial dispuesto por el nuevo Gobierno del Presidente Cerezo con el propósito de devolver al organismo judicial su credibilidad, independencia y autonomía.  De la misma forma dicho informe puso de relieve la creación del nuevo Registro Central de Control de Detenidos, el cual estaba destinado a servir de órgano de consulta a cualquier persona que desease información sobre la situación de detención de algún familiar.  Es lamentable que en esta oportunidad la CIDH se vea en la necesidad de formular críticas debido a la forma poco eficaz como el Organismo Judicial ha participado en la investigación de los nuevos casos de desaparición forzada de personas, y la escasa utilidad que el Registro Central de Control de Detenidos ha prestado para resolver esta clase de problemas, pese a las esperanzas que la Comisión --que lo había recomendado—tenía puestas en ese registro.

          Sobre este particular, la Comisión no puede omitir referencia, nuevamente, al problema de la ineficacia de los recursos de Habeas Corpus o de exhibición personal, los cuales, como en el pasado, han resultado ilegales, secuestros y desapariciones forzadas, para proteger el derecho a la libertad, a la seguridad, a la integridad personal y el mismo tiempo el derecho a la vida.

          La inoperancia de la acción de Habeas Corpus a que se hace referencia, se ha constatado durante el período que cubre el presente informe por los múltiples recursos de Habeas Corpus que han sido presentados y seguidamente desestimados por el Poder Judicial sobre la base exclusiva de la razón policial de que las personas detenidas o desaparecidas no se encuentran o son habidas en ninguno de los centros de reclusión del país y, en otros casos, sobre la base de la mera visita del juez receptor del recurso de Habeas Corpus, a inspeccionar los libros de ingreso de detenidos en algunos de los penales o centros de detención que funcionan en la República, frustrándose de esta manera las esperanzas y los esfuerzos de los familiares de las víctimas.

          La Comisión reitera, una vez más, sus recomendaciones contenidas en anteriores informes en el sentido de que es indispensable restablecer las garantías legales que permitan contrarrestar los actos de abuso del poder cometidos por las fueras de seguridad, de modo tal que las medidas legales existentes sean efectivas y puedan realmente tener eficacia práctica en su aplicación en defensa de los derechos humanos.

          En cuanto a los derechos a la libertad e integridad personales, la Comisión ha recibido durante el período que cubre el presente informe insistentes denuncia sobre detenciones ilegales y malos tratos a los detenidos, algunas de las cuales se han convertido en desapariciones forzadas de personas, tal como se analiza en la parte correspondiente de este informe en donde se trata sobre la ineficacia de los Recursos de Habeas Corpus.  Dentro de este contexto preocupa muy particularmente a la Comisión la situación de varios líderes sindicales guatemaltecos, la cual es materia de especial consideración de la Comisión, quienes han sido detenidos, algunos maltratados y otros inclusive asesinados.

          En lo que se refiere a las actividades de las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, la Comisión tiene conocimiento de que además del Grupo de Apoyo (GAM), la Iglesia Católica de Guatemala ha iniciado los trámites para la formación de una nueva oficina de esta naturaleza, similar a la de Tutela Legal del Arzobispado de El Salvador, la que vendría a operar bajo el nombre de Vicaría de la Solidaridad Cristiana.

          En cuanto a las actividades del Grupo de Apoyo Mutuo, la Comisión lamenta las continuas confrontaciones que dicho grupo ha tenido con las fuerzas de seguridad y con el propio Jefe de Estado en demanda de las investigaciones sobre la desaparición de sus familiares.  Con motivo de realizarse en el mes de noviembre de 1986 en la ciudad de Guatemala el decimosexto período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, el Grupo de Apoyo Mutuo realizó una manifestación ante el lugar donde se reunían las representaciones diplomáticas de los Estados miembros de la OEA con la finalidad de exteriorizar su protesta por la falta de investigación de  los casos de desapariciones forzosas de sus familiares.  La manifestación, que tuvo lugar frente al Teatro Nacional en donde se celebraba la reunión de la Asamblea General de la OEA, en momentos en que se encontraba en dicho local el Presidente Cerezo y 31 delegados y cancilleres de los diferentes países de América, reclamaba la intercesión de los miembros de dicha Asamblea ante el Presidente Vinicio Cerezo a fin de que se formase una comisión investigadora de tales desapariciones.  En tal oportunidad, el entonces Presidente de la CIDH, Dr. Luis Adolfo Siles Salinas, se reunió con los dirigentes de la referida asociación ofreciendo insistir, como en efecto lo hizo, ante el Presidente de Guatemala, con la finalidad de que, en cumplimiento de las recomendaciones contenidas en el Informe a la Asamblea General, se investigase y castigase con todo el rigor de la ley a los responsables de las ejecuciones ilegales, desapariciones, detenciones arbitrarias y torturas ocurridas en dicho país.

          Posteriormente, durante una reunión del Presidente Vinicio Cerezo con los familiares de los desaparecidos que integran el Grupo de Apoyo Mutuo, la que tuvo lugar en la plaza central contigua al Palacio Nacional el 7 de abril del año en curso, el Jefe de Estado anunció formalmente la creación de una comisión gubernamental para investigar el paradero de los desaparecidos, la cual estaría integrada de la siguiente manera: un representante de la Presidencia de la República; un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores; un representante del Ministerio  de Gobernación; un representante de la Comisión de Derechos Humanos y un representante del Congreso de la República.

          Esta Comisión quedó encargada de cumplir con las siguientes funciones: rendir un informe dentro de 3 meses sobre el paradero de las personas reclamadas como desaparecidas; la situación de sus familiares, el resultado de las diligencias efectuadas; y sugerir alternativas para resolver la problemática social y económica de los familiares de los desaparecidos.  Como la Comisión designada por el Presidente Cerezo excluyó la participación de sectores no gubernamentales, esto dio lugar a reclamos del GAM que exigía la participación de algunas personas e instituciones individuales, con la finalidad –según se dijo—de darle a la Comisión un carácter multisectorial.  Es de hacer notar el vencimiento con exceso del plazo concedido originalmente a la Comisión y de que todavía no se conocen los resultados de las investigaciones de la misma.

          El día 30 de junio de 1987 en que se celebraba, como todos los años, el día del Ejército, el GAM anunció que realizaría una manifestación pública y multitudinaria.  El ejército de Guatemala calificó tal anuncio como una nueva provocación del GAM recordando que el 15 de septiembre de 1986, cuando se realizaba el desfile del ejército de Guatemala, los miembros del GAM encabezados por la señora Nineth de García, hostilizaron a la columna militar y con cartelones y voceando a gritos consignas, se colocaron a la retaguardia de los soldados desfilando detrás de los mismos.  En prevención de un hecho similar, el Ejército formó una columna de fuerza con gases lacrimógenos disolviendo la manifestación del GAM.

          El día 18 de julio integrantes del GA;M tomaron sorpresiva y pacíficamente el local del Congreso Nacional demandando que el Presidente Vinicio Cerezo cumpliera con su promesa de disponer que empezase a funcionar la Comisión investigadora de los Desaparecidos nombra en el pasado mes de abril; que el GAM fuese recibido por el Presidente de la República; y que cesase la persecución en contra de los miembros del GAM. Expresando, asimismo, su frustración por lo que llamaron indiferencia de las autoridades frente a su reclamo para que se conformase la Comisión Investigadora ofrecida por el Presidente Cerezo y declarando, igualmente, que se consideraban burlados y engañados por lo que calificaban como falsas promesas del Jefe de Estado.  Veinticuatro horas después, el GAM desalojó el local del Congreso Nacional, luego de que el Presidente de dicho organismo y la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento entregaron una carta a la directiva del GAM en donde garantizaban que serían recibidos por el Presidente Cerezo para resolver todo lo referente a la comisión investigadora.

          Con la finalidad de asistir a la cita concedida por el Presidente Vinicio Cerezo, la cual había sido previamente fijada para el día jueves 23 de julio a las 4:00 p.m., más de 200 miembros del Grupo de Apoyo Mutuo se dirigieron al Palacio Nacional donde al llegar se encontraron con que desde muy temprano en la mañana el pelotón anti-motines de la policía nacional tenía rodeado el Palacio.  Cuando los dirigentes del GAM pretendieron ingresar para la aludida entrevista, fueron informados por un oficial que no serían recibidos por el Presidente.  A las 3:00 p.m., media hora antes de la entrevista, se indicó a los miembros del GAM que el Presidente se había retirado y que tenían órdenes de desalojarlos.  Ante la negativa del GAM a retirarse, las fuerzas policiales, según se informa, procedieron a dispersarlos de la manera más ruda y haciendo uso de garrotes, como consecuencia de lo cual varios miembros del GAM, hombres, mujeres y niños, habrían sido severamente golpeados por lo que tuvieron que recibir asistencia médica.  Como reacción a la agresión recibida, poco después de las 4 de la tarde, los miembros del GAM se refugiaron en la Catedral Metropolitana de Guatemala, local adonde llegó el Presidente del Congreso, a reiterar su deseo de servir de intermediario ante el Presidente.  Al día siguiente, un comunicado de prensa de la Presidencia de la República informó que el GAM sería recibido, como en efecto ocurrió el 30 de julio a las 12 del día por el Presidente Cerezo, indicando que la cita anterior no se realizó porque, presuntamente, el GAM no se presentó a la hora programada.

          La Comisión lamenta muy de veras los hechos antes mencionados y recomienda se efectúe una acuciosa investigación con la finalidad de establecer si existe una conexión en relación con la realización de los mismos y al mismo tiempo se proporcionen plenas garantías a la actividad de los gremios sindicales a fin de evitar que esta situación se agrave todavía más, como ocurrió con los gobiernos previos a la actual administración.

          En síntesis, la Comisión observa que no obstante los esfuerzos del Gobierno del Presidente Cerezo tendientes a consolidar el estado de derecho y las instituciones democráticas, todavía subsisten en Guatemala graves restricciones y obstáculos en relación a la vigencia de fundamentales derechos humanos, los cuales derivan principalmente de la descentralización de la violencia que desde hace muchos años caracteriza a este país, del proponderante papel que continúan desempeñando las fuerzas armadas, las que no están sujetas a un efectivo control gubernamental y a la falta de eficacia del Poder Judicial, pese a algunos progresos, para actuar como instrumento capaz de subsanar con prontitud las violaciones a los derechos humanos.

 

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