Detenido: Sí; en ese aspecto, de Puchuncaví no podemos
quejarnos. Recibimos un trato bastante humano. Sería hablar lo contrario
al respecto si nosotros dijéramos que recibimos un trato inhumano en ese
sentido.
Dr. Aréchaga: De manera que, en realidad, ustedes no pueden
identificar de ningún modo a ninguna de las personas que participó
directamente en esos actos de torturas? (Interrupción, por hablar todos
los detenidos a la vez).
“Detenido: Yo no fui llamado a ninguno de los bandos
militares. Por esa razón no me entregué y estuve libre desde el 11 de
septiembre hasta el día 10 de octubre en que fui detenido en una casa
donde yo estaba alojado. Detenido,
por cierto, sin encontrarme una sola arma, ningún antecedente que pudiera
justificar ni la detención ni el trato posterior, y de allí fui
conducido a la Escuela Militar, donde había otros compañeros, en la cual
estaba Angel Masuli, Presidente del Partido Radical, el ex-Ministro de
Obras Públicas, ... (no se oye)... el ex-Senador Raúl Cuero, el Diputado
Camilo Salvo, que está aquí con nosotros, Julio Stuardo, Luis Corvalán
estaba allí, y en la Escuela Militar yo, personalmente, estuve 42 días
incomunicado. Otros estuvieron casi 60 días incomunicados.
Luis Corvalán, por ejemplo, en el momento en que fue detenido,
estuvo, y él podrá explicarlo, bastante tiempo en un baño que ha de
haber tenido dos metros cuadrados, 2x2. Yo estuve personalmente 42 días
incomunicado, por cierto, sin radio, sin lectura, sin diario, sin
comunicación con la familia, todo el día ... El aseo de la pieza era la
única actividad que podíamos tener. En la noche no se me dejaba dormir; cada media hora se me
despertaba, se me preguntaba el nombre, se me hacían mostrar las muñecas,
con un amedrentamiento permanente. A
la semana de estar allí, a mí se me interrogó por tres veces
consecutivas, por personal del SENDET sin amedrentamiento físico en ese
momento, pero con un amedrentamiento psicológico bastante fuerte. Se me
amenazó, con fusilamiento, se amenazó a mi familia, y, al termino del
tercer interrogatorio, se me subió con mucha violencia a la pieza donde
yo estaba; se me señaló que solamente podía estar sentado en la cama y
ya era tarde en la noche, alrededor de las 10 de la noche y, en ese
momento, se me impidió dormir y se me impidió incluso ir al baño; no
podía hacer mis necesidades mínimas. Durante toda esa noche no pude dormir ni ir al baño y, al día
siguiente, se me condujo a un lugar en que ya estaban muchos compañeros y
que pueden relatar, la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea de Chile,
que está en Santiago, en la Avenida de las Condes arriba.
En la Academia de Guerra, yo inicialmente no pude identificar dónde
estaba, pues se me trasladó vendado y, además esposado.
Me di cuenta y yo creía más o menos que estábamos en el Hospital
de la FACh. La verdad es que
eso está bastante cerca del Hospital de la FACh.
Yo no conocía este establecimiento.
Me pude dar cuenta también, posteriormente, a través de los
platos de la alimentación, de que era un local de la Fuerza Aérea; allí
se me condujo, se me mantuvo vendado permanentemente, de pie
permanentemente, allí estuve una semana, pero el trato vejatorio y de
maltrato fue solamente de unos 4 días. Se me daba golpes de manera
permanente, hasta que en la tarde fui conducido a interrogatorio con
electricidad. Esa tarde se me
interrogó dos veces. Cada sesión ha de haber sido de un par de horas
cada una. La electricidad era colocada en el pene y en la sien.
Aquí hay varias personas que han recibido, pero daban dos vueltas
al magneto. A mí, para
probarlo, dieron ocho vueltas, y para eso habré tenido unas 50 a 70
aplicaciones durante el interrogatorio. Al día siguiente se me interrogó
por un señor que era Asesor Jurídico del fiscal, eso fue vendado. Luego,
al final, me leyó las declaraciones que él había transcrito y se me
hizo firmar con los ojos vendados. Al día siguiente cambiaron el trato y,
en vez de interrogarme con electricidad se me hizo un narcoanálisis
parece que dije que unos militares de mi partido de la izquierda cristiana
podrían tener armas personales, como tiene mucha gente. Me dijo que
tratara de recordar, y yo le dije que no tenía ninguna información sobre
eso. Posteriormente, estuve allí durante 4 días más, con la luz
prendida siempre y, normalmente, o sentado o de pie, sin posibilidad
alguna de moverme, sin comunicación con mi familia. Incluso en mi
interrogatorio la persona que me interrogaba me dijo: “Mire, aquí
nosotros lo podemos tener todo el tiempo que queramos, porque ni su
familia ni nadie sabe que usted está aquí”. Efectivamente, después yo
supe que mi familia me había dado por perdido, no tenía ni idea dónde
yo estaba. Ahora, esa Academia de Guerra está dirigida por un coronel que
se llama Oteiza, Horacio Oteiza, de la Fuerza Aérea. Allí hay un oficial,
también de alto grado bajo él, que se llama Barahona. Allí también hay
un teniente; después ellos tuvieron la mala ocurrencia, después de
Dawson, de llevarme nuevamente a la Academia de Guerra, allí mismo, con
otros compañeros, y ahora, en otras condiciones y allí puede identificar,
por ejemplo, a través de la voz, a ese Teniente, llamado García Huidobro.
Quiero decirle que en este preciso momento, cuando nosotros estuvimos en
la Academia de Guerra, dos meses y medio, justo antes de ser trasladados
para acá, allí en el subterráneo mantienen permanentemente alrededor de
50 a 60 personas, entre las cuales hay varias mujeres, con los ojos
vendados, haciéndoles torturas, con la luz prendida todo el día, de pie,
con amedrentamiento físico, en un lugar permanente; y yo estoy
absolutamente convencido de que a ustedes les va a ser muy difícil llegar
hasta ese lugar. En este preciso momento, allí hay torturas permanentes,
cuando nosotros incluso escuchábamos, a veces, a personas que pegaban
gritos permanentes, pero ponían la radio fuerte (interrupción).
Dr. Abranches: ¿Puede repetir el nombre del Teniente García
por entero?
Detenido: García Huidobro.
Dr. Abranches: García Huidobro. ¿Y puede repetir todo su
apellido?
Detenido: ¿Mi apellido?
Dr. Abranches: Sí.
Detenido: Si quiere se lo doy, pero no me gustaría que
quede grabado.
Dr. Aréchaga: Yo los invito a que, en el orden que ustedes
quieran establecer, se vayan aproximando aquí, para que nuestra grabación
pueda ser lo más clara posible.
Detenido: Muy bien, Clodomiro Almeyda. Sí, muchas gracias.
Yo quiero brevemente contar la experiencia que tuve cuando, una vez
trasladado a Santiago, a los 15 días fui llevado a la Academia de la
Fuerza Aérea, donde tuve un tratamiento similar al indicado por la
persona que antes dio su versión de lo que a él le había ocurrido. En
el caso mío, estuve en ese establecimiento más o menos 40 días. Cerca
de un mes estuve con los ojos vendados, día y noche, y sometido a
apremios morales que llegaron hasta la amenaza de fusilamiento.
Absolutamente incomunicado hasta el momento en que mi mujer logró al
final de ese período quebrar esa incomunicación y, a través de
autoridades de la Fuerza Aérea, me fue permitido tener una entrevista con
ella. En el transcurso de todo ese período, fui permanentemente apremiado
del punto de vista moral, hasta el extremo, como dije antes, de que se me
amenazó con fusilárseme, pretextando la ley de la fuga o un expediente
de esa naturaleza. No se me permitió, naturalmente, en las condiciones en
que estaba, ni fumar, ni leer, ni mantener ningún contacto con el
exterior; dormía esposado, con la luz prendida y, durante la noche, con música.
A veces se hacía alta, precisamente para evitar que escuchara lo que decían
en salas vecinas, a lo que se refirió la persona que habló anteriormente.
Me tocó presenciar en el lugar en que estaba, porque la puerta estaba
abierta, la forma como se trataba a los muchachos. Eran generalmente
muchachos y muchachas. Muchas muchachas llegaban a ese establecimiento, y
me remito y confirmo a ese respecto a lo que escuchamos de él antes. Este
espectáculo, con razón a lo que le ocurría a los demás, era para mí,
incluso, tanto más lesivo que la propia experiencia que yo sentía en ese
momento.
Dr. Aréchaga: Gracias.
Dr. Aréchaga: Yo no sé si usted se ha de identificar al
comenzar su declaración, o si desea hacerlo o no.
Otro detenido: No sé cuál será la práctica (interrupción,
y habla otro detenido).
Detenido: Yo llegué el día 1º de febrero al Regimiento
Tacna, y el 8 de febrero fui trasladado a la Academia de Guerra Aérea.
Allí permanecí hasta el 3 de abril, en que me devolvieron al
Tacna. Es decir, prácticamente
durante dos meses, 3 días menos, estuve absolutamente incomunicado, la
mayor parte del tiempo con la vista vendada, pero aquí la cosa es
distinta a la que antecede en esta grabación. Yo fui torturado más o
menos de la siguiente manera: se me desnudó totalmente, se me pusieron
unas telas emplásticas, una en cada rodilla, otra en cada muñeca y otra
en cada codo; enseguida se me hizo ponerme de cuclillas. Perdóneme que se
lo explique prácticamente pero lo van a entender mucho mejor, o sea,
sentado en este sentido, poner las manos aquí, amarradas, y enseguida por
aquí me metieron un palo; entonces lo levantan a uno y lo cuelgan en dos
especies de caballetes o banquetas, de tal modo que uno cuando respira un
poquitito, con la pura respiración, tiende a moverse, porque se produce
un desequilibrio, tiende el cuerpo a balancearse; cuando se produce esto,
a raíz que uno está resistiendo todo el peso del cuerpo sobre las muñecas
(a eso van las telas emplásticas, para evitar que aquí queden las
huellas), se produce un fenómeno que posteriormente el médico –porque
después que lo torturan a uno el médico lo va a ver inmediatamente para
que está en buenas condiciones para seguir recibiendo las torturas—se
produce lo que ellos me explicaron equimosis. Esto se manifestó a mí de
la siguiente manera: este dedo me quedó, durante unos 20 días, después
de las torturas, absolutamente inmovilizado, y hasta el día de hoy he
perdido totalmente la sensibilidad en toda esta parte; no siento nada,
absolutamente nada, me quedó absolutamente insensible, pero todo esto va
acompañado de una conexión del magneto en el pene, en la cabeza del pene.
Todavía tengo herido el pene. No creo que querrán que les haga una
demostración aquí y en el recto. Entonces todo esto mientras estaba
colgado, y naturalmente, las descargas eléctricas. Yo debo decirle que
reconozco perfectamente, no obstante que estaba con la vista vendada,
reconozco perfectamente por la voz, porque como los vi mucho, al Coronel
de la Fuerza Aérea; quien me vendó es el Teniente García Huidobro; él
fue el que me puso las telas emplásticas, telas emplásticas café; y los
otros dos interrogadores, uno de ellos, de acuerdo a la descripción física
que la tengo absolutamente clara, es un Comandante de apellido Barahona, y
el otro, la verdad que el apellido no lo sé, Yo le puedo decir, y
responsablemente, que en todo caso las torturas que a mí se me hicieron
son bastante menores que las que se le hicieron a otras personas. Yo vi
torturar, porque ni siquiera tenían cuidado en esas cosas por la misma
especie del local, a un periodista extranjero, que posteriormente supe por
las informaciones que leí en el “Times” que era un periodista suizo.
Estuvo conversando en días pasados con la gente de la Cruz Roja. Con este
periodista pasó lo siguiente: me llevaron un día a la sala donde
funcionaba el “tribunal” y mientras estábamos conversando, yo con la
vista sin vendar, yo sentía las pateaduras que había en la sala de al
lado y los gritos de un tipo que hablaba en francés; eran muchas las
tensiones. Posteriormente, cuando me sacaron del “tribunal”, este tipo
que venían sacando de allí, venía muy, muy maltrecho. Posteriormente,
cuando ya me trasladaron al Regimiento Tacna, donde tuve acceso a la
prensa, supe lo que había pasado con un periodista suizo. Yo conversé
con la gente de la Cruz Roja y me dijeron que, efectivamente, uno de ellos
tuvo la oportunidad de conversar con él en Ginebra, cuando salió de
Chile, y le contó esto que yo he relatado. Sin proponérmelo, yo había
sido prácticamente el testigo presencial. En resumen, yo le digo que uno
de los centros de torturas más increíbles, porque yo lo vi en forma
personal, es precisamente la Academia de Guerra. Yo no tengo ningún
inconveniente en darle mi nombre, no quiero que quede mi nombre grabado,
pero tengo plena confianza en que mi nombre, denunciando esto, no va a ser
conocido por las autoridades militares de este Gobierno, porque tengo una
familia que ya ha sufrido bastante. Eso es todo.
Bueno, habla Luis Corvalán: El señor Presidente de la
Comisión preguntó en la reunión de la mañana, antes de retirarnos a
almorzar, acerca de nombres concretos que se podrían dar de torturadores.
Se han dado algunos nombres y ya se ha explicado que no se pueden dar
todos, porque muchos fueron torturados con la vista vendada. Pero yo
quiero agregar de que el gobierno actual, hace algunas semanas en una
declaración pública, expresó que no hay torturas y que si las ha habido,
son extrañas a su manera de pensar y de actuar y que correría entonces
la responsabilidad de funcionarios aislados. Esto no es cierto. La
responsabilidad de las torturas recae sobre el gobierno y, en primer lugar,
sobre el General Pinochet, porque hay todo un dispositivo montado; todo un
dispositivo y esas torturas continúan como lo han podido atestiguar los
compañeros que estuvieron hasta hace ocho días en la Academia de Guerra
de las FACh. Los señores miembros de la Comisión de los Derechos Humanos
de la OEA, podrán, en otros campos de concentración, escuchar todavía
las versiones más horrorosas, porque yo creo que los que aquí estamos,
no hemos sido las peores víctimas de los apremios físicos que se han
puesto en práctica. Pero se podría decir de que todo esto es un mal
necesario, cosas que se han tenido que hacer frente a x situación
en que se encontraba el país y es lo que afirma el gobierno. Sostiene que
nosotros teníamos un plan determinado, un tal plan Z dirigido por lo
menos a descabezar a las Fuerzas Armadas, a liquidar toda su oficialidad.
Eso es completamente falso. No ha habido tal plan. Más aun el General
Pinochet en declaraciones formuladas a la revista Ercilla, de la primera o
segunda semana de marzo, nosotros tuvimos oportunidad de conocer esta
entrevista a través de una transmisión radial, antes que se suprimiera
el derecho que teníamos de escuchar radio en Dawson, el General Pinochet
dijo en esa oportunidad, declaró que ya en mayo de 1972, un grupo de
altos oficiales de las Fuerzas Armadas había llegado a la conclusión de
que la situación en Chile no podía tener otra solución que la militar.
De manera que esto se preparó y todo lo que se ha afirmado y que
seguramente le han dicho a los señores miembros de la Comisión de los
Derechos Humanos, de la Junta, en el sentido de que el gobierno anterior
se había marginado de la Constitución y de la Ley es también
completamente falso. El gobierno anterior actuó en los marcos de la
Constitución y de la Ley. Se ha afirmado que utilizamos resquicios
legales. ¿Qué son los llamados resquicios legales? El uso de
determinados decretos leyes dictados, algunos en 1932, en gobiernos de
excepción, de lo cual habían hecho uso muchos otros gobiernos. Se ha
afirmado que nosotros no cumplimos con órdenes del Poder Judicial.
Completamente falso, salvo, y salvo con cierta relatividad en lo que
respecta al lanzamiento de arrendatarios, porque sobre el particular, y no
quiero entrar en detalles, hay una legislación muy anacrónica y varios
gobiernos, el gobierno del Presidente Frei, sin ir más lejos, cuando habían
órdenes de desalojo, por lo inhumano de esas órdenes, retuvieron la
aplicación de aquellas órdenes. Se ha sostenido que la Corte Suprema, la
Contraloría General de la República y la Cámara de Diputados, en
documentos muy conocidos, llegaron a la conclusión de que el gobierno se
había marginado y así lo proclamaron en nombre de al Constitución y de
la ley. Pero todo eso fueron pronunciamientos políticos, pronunciamientos
que formaban parte de la creación de un clima dirigido precisamente a
derivar un golpe de estado y a consumar los planes ya conseguidos en mayo
de 1972, según confesión o declaración del propio General Pinochet, 72.
Luego, ¿en qué situación estamos? Lo menos que se podría, lo menos que
dicen es que respecto a nosotros se aplica la ley, se aplica el estado de
sitio, que se aplica legislación de excepción, que según la Junta
existe y es así en todos los países constituidos, en todos los países,
pero con estoy voy a terminar, ocurre que la Constitución Política del
Estado establece efectivamente la posibilidad de que los gobiernos
recurran al estado de sitio o a la ley de facultades extraordinarias de
tipo político, además de económico, pero con sanción del Parlamento.
Además, el estado de sitio faculta constitucionalmente también, eso con
el visto bueno del Parlamento, para determinadas cosas, que se han hecho,
porque aquí no se ha censurado la prensa solamente, la prensa que existe
actualmente está bajo censura, pero aquí hay diarios, cuatro, cinco
diarios, cuya circulación, cuya existencia fue prohibida, fueron
clausurados y para eso no hay legislación en Chile que faculte a gobierno
alguno. De manera que estamos frente a un gobierno, absolutamente
arbitrario, absolutamente ilegal, absolutamente inconstitucional y aún
aceptando el supuesto, para los efectos de la argumentación de que
nosotros en alguna medida nos hayamos apartado de los criterios, de las
obligaciones constitucionales y legales, bueno, este gobierno se ha
apartado absolutamente, ha liquidado el estado de derecho que existía en
este país. Y el Sr. Bianchi, que es chileno, sabe perfectamente que en la
historia de Chile, jamás se ha conocido una dictadura tan brutal como la
tiene desgraciadamente y sufre actualmente nuestro pueblo. Muchas gracias.
Habla otro detenido: Señor Presidente, yo he deseado
intervenir hoy día, para denunciar como instrumento de terror y de opresión
uno denominado de lo operativo militar que funcionaba bajo la dirección
militar en investigaciones en Santiago, desconozco la situación en
provincias. Cuando yo fui detenido, por este operativo militar se me llevó
a investigaciones y quiero denunciar en esta oportunidad el sistema que se
utilizaba por este operativo para interrogar a los detenidos, que rotando
deben de haber sido aproximadamente sobre unos 100 y 120 personas las que
estaban permanentemente detenidas en los calabozos de investigaciones. Se
me sacó del calabozo vendado y maniatado a la espalda. Este local tiene
desde los calabozos tres o cuatro peldaños que hay que bajarlos y después
otros cuatro o cinco que hay que subir para llevarlo al segundo piso que
era local para interrogatorio. Empezaba el quebrantamiento del detenido, dándole,
al bajar los escalones vendados y maniatados, una palmada en la cara a la
altura del oído que aquí en Chile llamamos un cachuzaso de manera que
uno perdía el equilibrio y rodaba por las escaleras. De esta manera lo
conducían hasta el segundo piso y allí empezaba entonces un tratamiento
a golpes en el estómago, frente a cualquier pregunta. No interesaba la
respuesta porque cualquiera que fuera la respuesta, inmediatamente
entonces venía el golpe al estómago y esto se repetía hasta que uno caía
varias veces al suelo y, enseguida, era conducido a otra sala y se le
obligaba a desnudarse y pretextando la lentitud de los movimientos del
detenido su ropa era arrancada a tirones. Una vez desnudo se procedía
entonces a continuar con el tratamiento a golpes. Cada individuo que
pasaba, y eso entiendo que ha sido con todos, era golpeado con los tacos
de sus zapatos en los pies. Yo tuve los moretones, la marca, en los dedos
de los pies, durante mucho tiempo hasta que fueron ... estas hematomas
producidas por los taconazos de cualquiera que pasaba al lado de uno. Allí,
estando desnudo, se procedía a la aplicación de corriente y, en caso
personal, no puedo decir otra cosa que en términos brutales, porque se
llegó en oportunidades en que se me aplicó corriente, tal como varios de
ustedes lo han escuchado, en el pene, en los testículos, en el ano, en la
boca, en la nariz y en las sienes, simultáneamente. Yo recuerdo
perfectamente que yo daba ...., revolteaba y recorría todas las salas,
porque era realmente terrible. Ahora se le impide beber al detenido. Según
me han dicho, el hecho de beber y aplicar la corriente produce shock, de
manera que durante los cinco días en que duró este interrogatorio, bajo
el mismo sistema, varias veces al día yo perdí noción y no puedo
precisas si me interrogaban unas dos o tres o cuatro veces al día porque
no me daba cuenta ya si estaba de día o de noche, porque además, cuando
volvía a la celda ya se había dado la comida. En consecuencia, yo no comía
ni bebía agua, caía en un estado de inconsciencia y, naturalmente, no veía
otra salida realmente que la muerte. Durante esos días llegué a pensar
que lo mejor era morir antes de continuar sufriendo este tipo de vejamen,
porque ya el dolor físico no importaba, porque unido a todo esto está el
ataque moral que se practicó conmigo y que se practicaba con los
detenidos. Ahora, en los días siguientes pude apreciar que todos los
detenidos, que estaban en esta galería de investigaciones bajo el
operativo militar, todos eran torturados y desde la ventana y el ventanuco
que tiene el calabozo puede ver cómo volvían todos los individuos que
salían a ser interrogados, todos volvían a rastras, en cuatro pies, tal
como yo volví, los veía volver todos los días, en las mismas
condiciones, golpeados y con las corrientes que se le aplicaban. Allí
estaban verdaderas redadas que hacían por fábricas o industrias. Pude
ver a grupos de obreros de 20 y 30 obreros que los sacaban de su industria,
los llevaban allí, les aplicaban estos tipos de apremios, tormentos y
algunos salían después de haber estado una o dos semanas detenidos u
otros pasaban a otros lugares de detención, como vi a muchos una vez que
salí yo del operativo militar y me llevaron al Estadio Chile. Allí pude
ver que habían varios de los que había visto yo en investigaciones. Esta
denuncia por el hecho de que este operativo militar haya terminado en la
forma en que estaba funcionando, creo yo que tiene una validez permanente
por lo que ya se ha escuchado respecto de la Academia de Guerra de la FACh,
pero así como ese lugar donde funciona una fiscalía, que es la fiscalía
de la FACh, existen en Santiago y otros lugares de Chile, lugares
especialmente destinados a aplicar tormentos en estos interrogatorios.
Dr. Aréchaga: Perdóneme. ¿Usted se refiere a la Fiscalía
de la FACh en la Calle Agustinas?
Detenido: La Fiscalía de la FACh funciona en el mismo local
de la Academia de Guerra de la FACh.
Dr. Aréchaga: Gracias.
Detenido: He tenido informaciones que en la Calle Londres,
por ejemplo, ha funcionado un local de torturas, en los términos en que
he señalado. Ahora sé de otras personas que pueden decir igualmente que
se instalan o trasladan los lugares. Se levantó el operativo militar de
investigaciones por razones al parecer del funcionamiento policial, porque
dedicados exclusivamente a nosotros, Investigaciones no podía cumplir sus
funciones de velar, digamos, por el cumplimiento de las obligaciones que
le imponen su cargo y esto está funcionando en otra parte y continúa
hasta el día de hoy, tal como se ha dicho.
Dr. Abranches: ¿Puede precisar las fechas en que ocurrieron
los hechos en que usted ha sido parte?
Detenido: Enero de este año.
Detenido: Muy brevemente quiero hacer una denuncia concreta
sobre gentes desaparecidas y que fueron asesinadas, en el Palacio de la
Moneda, el día 11 de septiembre. Quiero precisar de que en La Moneda no
hubo combate, por cuanto La Moneda fue bombardeada desde el aire, cañoneada
desde distancia y personal del ejército sólo entró cuando ya la gente
se había rendido. En La Moneda habrían poco más de 50 personas. Han
salvado con vida no más de 14, que era un grupo que se encontraba en el
Ministerio de Relaciones Exteriores, que no fue dañado, otro grupo que
salió a parlamentar por instrucciones del Presidente de la República y
algunos médicos que se encontraban con sus batas blancas. El resto de la
gente fue muerta posteriormente. La gente de La Moneda, en La Moneda misma,
no hubo heridos ni muertos, salvo el caso del ex-Presidente Allende y del
periodista Augusto Olivares. Salió un grupo alrededor de 40 personas,
rendidas, y esa gente fue trasladada al Regimiento Tacna y, posteriormente,
nada se ha sabido de ellas. La mayor parte han aparecido muertos. Hay
nombres concretos. Se encontraban en La Moneda y salieron con vida de La
Moneda, el ex-Director de Investigaciones, Eduardo Paredes, el ex-Subsecretario
General de Gobierno, Arsenio (no se oye), el Dr. Enrique París, que era
consejero de la Universidad de Chile, los sociólogos Jorge Klein y
Claudio Jimeno, el Intendente de Palacio, Carlos Huerta, el ex-Gerente del
Banco Central, Jaime Barrios, el ex-Subsecretario de Tierras, Lautario
Ojeda. De muchas, muchas de estas gentes, como el hecho de Lautario Ojeda,
Jaime Barrios, no tenemos ninguna información qué fue de ellos. De otros
hemos sabido que fueron encontrados posteriormente muertos. En todo caso,
esa gente fue asesinada posteriormente de haber salido rendida de La
Moneda.
Dr. Aréchaga: ¿Usted se refirió al señor Claudio Jimeno?
Detenido: Sí, Claudio Jimeno, sociólogo, trabajaba en un
organismo que se llamaba CENOP, Centro de Estudio de Opinión Pública,
que dependía de la Secretaría General de Gobierno. Con él trabajaba
justamente el otro sociólogo, Jorge Kleins. En otro orden, quiero
manifestar también nuestra falta de confianza en cualquier procedimiento
jurídico que se nos aplique por la Justicia Militar, por la siguiente razón:
el propio Jefe del Estado, en reiteradas oportunidades, y miembros de la
Junta nos han acusado de delincuentes y otra serie de epítetos. ¿Cómo
vamos a tener confianza en la Justicia Militar que depende de ellos?
Dr. Aréchaga: Gracias. G.
Establecimientos de Detención de la Isla Quiriquina y de la
Base Naval de Talcahuano 40. El Prof. Dunshee de Abranches y el Dr. Holzman, después de la observación, juntamente con el Dr. Aréchaga, de los juicios realizados en Linares en fecha 30 de julio de 1974, se trasladaron en automóvil a Concepción el día 31, en compañía de los señores Coronel Espinoza y Teniente Letelier, designados por el gobierno chileno para tal misión. El Dr. Aréchaga debió regresar directamente de Linares a Santiago para atender otras tareas. La ciudad de Concepción dista 525 kms. de Santiago por carretera asfaltada y la Isla de Quiriquina está ubicada en el Océano Pacífico, próxima a una península al noroeste de Concepción, distante unos 30 kms. por buena carretera, que atraviesa la ciudad de Talcahuano. Los representantes de la Comisión se alojaron en el Hotel Araucano con sus acompañantes. Después de visitas protocolares al Comandante Militar del área y al Comandante de la Base Naval, Capitán de Navío Aníbal Aravena Miranda, ambos manifestaron que ya estaban informados de los objetivos de nuestra visita y ofrecieron a los visitantes las facilidades necesarias para el desempeño de su misión. 41. El transporte a la Isla Quiriquina fue realizado en una embarcación rápida del Comando de la Base, que efectúa la travesía en la mitad del tiempo del buque destinado a las comunicaciones utilizadas por el personal subalterno y las personas de las familias de los detenidos en los días de visita. La isla tiene dos millas y media en su mayor extensión y 500 metros de anchura, recubierta en buena parte por abundante vegetación. Las principales edificaciones existentes son la Escuela de Grumetes, frecuentada por cerca de 1,000 alumnos, casino, gimnasio, algunas docenas de casas para residencia de los instructores y sus familias, etc. En una depresión del terreno fue construido un extenso pabellón que sirve de local de detención, comprendiendo dormitorios, comedores, baños y gabinetes higiénicos, una pequeña enfermería y otras habitaciones destinadas al cuerpo de la guardia del establecimiento. Parte de las piezas del pabellón estaban sin terminar y los detenidos trabajaban en su conclusión. Los dormitorios son colectivos, alojando cada uno cerca de 50 lechos superpuestos en cuatro niveles. Los baños y gabinetes higiénicos del pabellón aún no funcionan, estando en servicio los baños existentes en una construcción provisoria, distante cerca de 60 metros. La cocina es primitiva, y está ubicada en un cobertizo separado del pabellón. Las condiciones del establecimiento eran aún precarias en su conjunto, pero cuando las obras sean terminadas podrán ser satisfactorias. Según declaraciones de los detenidos, las condiciones primitivas del local eran peores, pero mejoraron sensiblemente en los últimos meses. La alimentación, que estaba siendo preparada en ocasión de la visita, era semejante a la de los otros establecimientos de detención visitados por la Comisión en el país. Los militares en servicio de guardia en el pabellón informaron que reciben la misma comida que los detenidos, pero algunos de éstos reclamaron que lo recibido por ellos no era suficiente. 42. Los detenidos se presentaron decentemente vestidos y, en general, con aspecto saludable. Estaban formados en un patio para recibir la visita de la Comisión y fueron informados por el Prof. Dunshee de Abranches de la finalidad de la visita y de que tenían el derecho de hablar en reserva con él y con su acompañante, Dr. Holzman. Inicialmente, se verificó cierta retracción aún cuando las autoridades permanecían a una distancia suficiente como para asegurar la reserva de las comunicaciones. La retracción cesó progresivamente, formándose grupos en torno de cada representante de la Comisión. Los detenidos explicaron entonces que ellos habían sufrido represalias después de haber formulado reclamaciones a periodistas extranjeros que anteriormente visitaron la isla con permiso del Gobierno. Informaron algunos detenidos que cerca de 30 personas, cuyos nombres figuraban en dicha lista, estaban en la Base Naval, alojados en el gimnasio, a donde periódicamente eran transportados los que debían ser sometidos a interrogatorios. 43. Los puntos más relevantes de las quejas presentadas por los detenidos que hablaron con los representantes de la Comisión, son los siguientes: a) Parte de los detenidos no han sido objeto de cargos concretos, y ya fueron oídos por el Fiscal, pero continúan privados de libertad y sin medios de asegurar la manutención de sus familias. b) Algunos afirman que fueron sometidos a “flagelación” y otros apremios durante el interrogatorio, pero manifestaron temor de formular quejas concretas con indicación de los nombres u otros elementos de identificación de los autores de tales violencias. c) El quejoso que suministró más precisamente sobre los apremios que alega haber sufrido durante su interrogatorio fue un acusado de encubrimiento de un local clandestino para almacenamiento de explosivos después del 11 de septiembre de 1973. d) Los quejosos de haber sufrido actos de violencia durante los interrogatorios indicaron que aunque conducidos con los ojos vendados al local utilizado para esas prácticas, podrían afirmar que sería una edificación próxima al gimnasio de la base naval de Concepción (Talcahuano), donde el grupo de personas pendientes de interrogatorio quedan alojadas, hasta regresar al pabellón de la Isla Quiriquina, ser trasladadas a otra prisión o liberadas. e) Otra persona declaró estar detenida solamente porque era militante político de los partidos de izquierda y que, al ser interrogado, fue obligado a firmar sus declaraciones sin leer el texto. |