Detenido: Sí; en ese aspecto, de Puchuncaví no podemos quejarnos. Recibimos un trato bastante humano. Sería hablar lo contrario al respecto si nosotros dijéramos que recibimos un trato inhumano en ese sentido.

         Dr. Aréchaga: De manera que, en realidad, ustedes no pueden identificar de ningún modo a ninguna de las personas que participó directamente en esos actos de torturas? (Interrupción, por hablar todos los detenidos a la vez).

         Detenido: Yo no fui llamado a ninguno de los bandos militares.  Por esa razón no me entregué y estuve libre desde el 11 de septiembre hasta el día 10 de octubre en que fui detenido en una casa donde yo estaba alojado.  Detenido, por cierto, sin encontrarme una sola arma, ningún antecedente que pudiera justificar ni la detención ni el trato posterior, y de allí fui conducido a la Escuela Militar, donde había otros compañeros, en la cual estaba Angel Masuli, Presidente del Partido Radical, el ex-Ministro de Obras Públicas, ... (no se oye)... el ex-Senador Raúl Cuero, el Diputado Camilo Salvo, que está aquí con nosotros, Julio Stuardo, Luis Corvalán estaba allí, y en la Escuela Militar yo, personalmente, estuve 42 días incomunicado. Otros estuvieron casi 60 días incomunicados.  Luis Corvalán, por ejemplo, en el momento en que fue detenido, estuvo, y él podrá explicarlo, bastante tiempo en un baño que ha de haber tenido dos metros cuadrados, 2x2. Yo estuve personalmente 42 días incomunicado, por cierto, sin radio, sin lectura, sin diario, sin comunicación con la familia, todo el día ... El aseo de la pieza era la única actividad que podíamos tener.  En la noche no se me dejaba dormir; cada media hora se me despertaba, se me preguntaba el nombre, se me hacían mostrar las muñecas, con un amedrentamiento permanente.  A la semana de estar allí, a mí se me interrogó por tres veces consecutivas, por personal del SENDET sin amedrentamiento físico en ese momento, pero con un amedrentamiento psicológico bastante fuerte. Se me amenazó, con fusilamiento, se amenazó a mi familia, y, al termino del tercer interrogatorio, se me subió con mucha violencia a la pieza donde yo estaba; se me señaló que solamente podía estar sentado en la cama y ya era tarde en la noche, alrededor de las 10 de la noche y, en ese momento, se me impidió dormir y se me impidió incluso ir al baño; no podía hacer mis necesidades mínimas.  Durante toda esa noche no pude dormir ni ir al baño y, al día siguiente, se me condujo a un lugar en que ya estaban muchos compañeros y que pueden relatar, la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea de Chile, que está en Santiago, en la Avenida de las Condes arriba.  En la Academia de Guerra, yo inicialmente no pude identificar dónde estaba, pues se me trasladó vendado y, además esposado.  Me di cuenta y yo creía más o menos que estábamos en el Hospital de la FACh.  La verdad es que eso está bastante cerca del Hospital de la FACh.  Yo no conocía este establecimiento.  Me pude dar cuenta también, posteriormente, a través de los platos de la alimentación, de que era un local de la Fuerza Aérea; allí se me condujo, se me mantuvo vendado permanentemente, de pie permanentemente, allí estuve una semana, pero el trato vejatorio y de maltrato fue solamente de unos 4 días. Se me daba golpes de manera permanente, hasta que en la tarde fui conducido a interrogatorio con electricidad.  Esa tarde se me interrogó dos veces. Cada sesión ha de haber sido de un par de horas cada una. La electricidad era colocada en el pene y en la sien.  Aquí hay varias personas que han recibido, pero daban dos vueltas al magneto.  A mí, para probarlo, dieron ocho vueltas, y para eso habré tenido unas 50 a 70 aplicaciones durante el interrogatorio. Al día siguiente se me interrogó por un señor que era Asesor Jurídico del fiscal, eso fue vendado. Luego, al final, me leyó las declaraciones que él había transcrito y se me hizo firmar con los ojos vendados. Al día siguiente cambiaron el trato y, en vez de interrogarme con electricidad se me hizo un narcoanálisis parece que dije que unos militares de mi partido de la izquierda cristiana podrían tener armas personales, como tiene mucha gente. Me dijo que tratara de recordar, y yo le dije que no tenía ninguna información sobre eso. Posteriormente, estuve allí durante 4 días más, con la luz prendida siempre y, normalmente, o sentado o de pie, sin posibilidad alguna de moverme, sin comunicación con mi familia. Incluso en mi interrogatorio la persona que me interrogaba me dijo: “Mire, aquí nosotros lo podemos tener todo el tiempo que queramos, porque ni su familia ni nadie sabe que usted está aquí”. Efectivamente, después yo supe que mi familia me había dado por perdido, no tenía ni idea dónde yo estaba. Ahora, esa Academia de Guerra está dirigida por un coronel que se llama Oteiza, Horacio Oteiza, de la Fuerza Aérea. Allí hay un oficial, también de alto grado bajo él, que se llama Barahona. Allí también hay un teniente; después ellos tuvieron la mala ocurrencia, después de Dawson, de llevarme nuevamente a la Academia de Guerra, allí mismo, con otros compañeros, y ahora, en otras condiciones y allí puede identificar, por ejemplo, a través de la voz, a ese Teniente, llamado García Huidobro. Quiero decirle que en este preciso momento, cuando nosotros estuvimos en la Academia de Guerra, dos meses y medio, justo antes de ser trasladados para acá, allí en el subterráneo mantienen permanentemente alrededor de 50 a 60 personas, entre las cuales hay varias mujeres, con los ojos vendados, haciéndoles torturas, con la luz prendida todo el día, de pie, con amedrentamiento físico, en un lugar permanente; y yo estoy absolutamente convencido de que a ustedes les va a ser muy difícil llegar hasta ese lugar. En este preciso momento, allí hay torturas permanentes, cuando nosotros incluso escuchábamos, a veces, a personas que pegaban gritos permanentes, pero ponían la radio fuerte (interrupción).

         Dr. Abranches: ¿Puede repetir el nombre del Teniente García por entero?

         Detenido: García Huidobro.

         Dr. Abranches: García Huidobro. ¿Y puede repetir todo su apellido?

         Detenido: ¿Mi apellido?

         Dr. Abranches: Sí.

         Detenido: Si quiere se lo doy, pero no me gustaría que quede grabado.

         Dr. Aréchaga: Yo los invito a que, en el orden que ustedes quieran establecer, se vayan aproximando aquí, para que nuestra grabación pueda ser lo más clara posible.

         Detenido: Muy bien, Clodomiro Almeyda. Sí, muchas gracias. Yo quiero brevemente contar la experiencia que tuve cuando, una vez trasladado a Santiago, a los 15 días fui llevado a la Academia de la Fuerza Aérea, donde tuve un tratamiento similar al indicado por la persona que antes dio su versión de lo que a él le había ocurrido. En el caso mío, estuve en ese establecimiento más o menos 40 días. Cerca de un mes estuve con los ojos vendados, día y noche, y sometido a apremios morales que llegaron hasta la amenaza de fusilamiento. Absolutamente incomunicado hasta el momento en que mi mujer logró al final de ese período quebrar esa incomunicación y, a través de autoridades de la Fuerza Aérea, me fue permitido tener una entrevista con ella. En el transcurso de todo ese período, fui permanentemente apremiado del punto de vista moral, hasta el extremo, como dije antes, de que se me amenazó con fusilárseme, pretextando la ley de la fuga o un expediente de esa naturaleza. No se me permitió, naturalmente, en las condiciones en que estaba, ni fumar, ni leer, ni mantener ningún contacto con el exterior; dormía esposado, con la luz prendida y, durante la noche, con música. A veces se hacía alta, precisamente para evitar que escuchara lo que decían en salas vecinas, a lo que se refirió la persona que habló anteriormente. Me tocó presenciar en el lugar en que estaba, porque la puerta estaba abierta, la forma como se trataba a los muchachos. Eran generalmente muchachos y muchachas. Muchas muchachas llegaban a ese establecimiento, y me remito y confirmo a ese respecto a lo que escuchamos de él antes. Este espectáculo, con razón a lo que le ocurría a los demás, era para mí, incluso, tanto más lesivo que la propia experiencia que yo sentía en ese momento.

         Dr. Aréchaga: Gracias.

         Dr. Aréchaga: Yo no sé si usted se ha de identificar al comenzar su declaración, o si desea hacerlo o no.

         Otro detenido: No sé cuál será la práctica (interrupción, y habla otro detenido).

         Detenido: Yo llegué el día 1º de febrero al Regimiento Tacna, y el 8 de febrero fui trasladado a la Academia de Guerra Aérea.  Allí permanecí hasta el 3 de abril, en que me devolvieron al Tacna.  Es decir, prácticamente durante dos meses, 3 días menos, estuve absolutamente incomunicado, la mayor parte del tiempo con la vista vendada, pero aquí la cosa es distinta a la que antecede en esta grabación. Yo fui torturado más o menos de la siguiente manera: se me desnudó totalmente, se me pusieron unas telas emplásticas, una en cada rodilla, otra en cada muñeca y otra en cada codo; enseguida se me hizo ponerme de cuclillas. Perdóneme que se lo explique prácticamente pero lo van a entender mucho mejor, o sea, sentado en este sentido, poner las manos aquí, amarradas, y enseguida por aquí me metieron un palo; entonces lo levantan a uno y lo cuelgan en dos especies de caballetes o banquetas, de tal modo que uno cuando respira un poquitito, con la pura respiración, tiende a moverse, porque se produce un desequilibrio, tiende el cuerpo a balancearse; cuando se produce esto, a raíz que uno está resistiendo todo el peso del cuerpo sobre las muñecas (a eso van las telas emplásticas, para evitar que aquí queden las huellas), se produce un fenómeno que posteriormente el médico –porque después que lo torturan a uno el médico lo va a ver inmediatamente para que está en buenas condiciones para seguir recibiendo las torturas—se produce lo que ellos me explicaron equimosis. Esto se manifestó a mí de la siguiente manera: este dedo me quedó, durante unos 20 días, después de las torturas, absolutamente inmovilizado, y hasta el día de hoy he perdido totalmente la sensibilidad en toda esta parte; no siento nada, absolutamente nada, me quedó absolutamente insensible, pero todo esto va acompañado de una conexión del magneto en el pene, en la cabeza del pene. Todavía tengo herido el pene. No creo que querrán que les haga una demostración aquí y en el recto. Entonces todo esto mientras estaba colgado, y naturalmente, las descargas eléctricas. Yo debo decirle que reconozco perfectamente, no obstante que estaba con la vista vendada, reconozco perfectamente por la voz, porque como los vi mucho, al Coronel de la Fuerza Aérea; quien me vendó es el Teniente García Huidobro; él fue el que me puso las telas emplásticas, telas emplásticas café; y los otros dos interrogadores, uno de ellos, de acuerdo a la descripción física que la tengo absolutamente clara, es un Comandante de apellido Barahona, y el otro, la verdad que el apellido no lo sé, Yo le puedo decir, y responsablemente, que en todo caso las torturas que a mí se me hicieron son bastante menores que las que se le hicieron a otras personas. Yo vi torturar, porque ni siquiera tenían cuidado en esas cosas por la misma especie del local, a un periodista extranjero, que posteriormente supe por las informaciones que leí en el “Times” que era un periodista suizo. Estuvo conversando en días pasados con la gente de la Cruz Roja. Con este periodista pasó lo siguiente: me llevaron un día a la sala donde funcionaba el “tribunal” y mientras estábamos conversando, yo con la vista sin vendar, yo sentía las pateaduras que había en la sala de al lado y los gritos de un tipo que hablaba en francés; eran muchas las tensiones. Posteriormente, cuando me sacaron del “tribunal”, este tipo que venían sacando de allí, venía muy, muy maltrecho. Posteriormente, cuando ya me trasladaron al Regimiento Tacna, donde tuve acceso a la prensa, supe lo que había pasado con un periodista suizo. Yo conversé con la gente de la Cruz Roja y me dijeron que, efectivamente, uno de ellos tuvo la oportunidad de conversar con él en Ginebra, cuando salió de Chile, y le contó esto que yo he relatado. Sin proponérmelo, yo había sido prácticamente el testigo presencial. En resumen, yo le digo que uno de los centros de torturas más increíbles, porque yo lo vi en forma personal, es precisamente la Academia de Guerra. Yo no tengo ningún inconveniente en darle mi nombre, no quiero que quede mi nombre grabado, pero tengo plena confianza en que mi nombre, denunciando esto, no va a ser conocido por las autoridades militares de este Gobierno, porque tengo una familia que ya ha sufrido bastante. Eso es todo.

         Bueno, habla Luis Corvalán: El señor Presidente de la Comisión preguntó en la reunión de la mañana, antes de retirarnos a almorzar, acerca de nombres concretos que se podrían dar de torturadores. Se han dado algunos nombres y ya se ha explicado que no se pueden dar todos, porque muchos fueron torturados con la vista vendada. Pero yo quiero agregar de que el gobierno actual, hace algunas semanas en una declaración pública, expresó que no hay torturas y que si las ha habido, son extrañas a su manera de pensar y de actuar y que correría entonces la responsabilidad de funcionarios aislados. Esto no es cierto. La responsabilidad de las torturas recae sobre el gobierno y, en primer lugar, sobre el General Pinochet, porque hay todo un dispositivo montado; todo un dispositivo y esas torturas continúan como lo han podido atestiguar los compañeros que estuvieron hasta hace ocho días en la Academia de Guerra de las FACh. Los señores miembros de la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA, podrán, en otros campos de concentración, escuchar todavía las versiones más horrorosas, porque yo creo que los que aquí estamos, no hemos sido las peores víctimas de los apremios físicos que se han puesto en práctica. Pero se podría decir de que todo esto es un mal necesario, cosas que se han tenido que hacer frente a x situación en que se encontraba el país y es lo que afirma el gobierno. Sostiene que nosotros teníamos un plan determinado, un tal plan Z dirigido por lo menos a descabezar a las Fuerzas Armadas, a liquidar toda su oficialidad. Eso es completamente falso. No ha habido tal plan. Más aun el General Pinochet en declaraciones formuladas a la revista Ercilla, de la primera o segunda semana de marzo, nosotros tuvimos oportunidad de conocer esta entrevista a través de una transmisión radial, antes que se suprimiera el derecho que teníamos de escuchar radio en Dawson, el General Pinochet dijo en esa oportunidad, declaró que ya en mayo de 1972, un grupo de altos oficiales de las Fuerzas Armadas había llegado a la conclusión de que la situación en Chile no podía tener otra solución que la militar. De manera que esto se preparó y todo lo que se ha afirmado y que seguramente le han dicho a los señores miembros de la Comisión de los Derechos Humanos, de la Junta, en el sentido de que el gobierno anterior se había marginado de la Constitución y de la Ley es también completamente falso. El gobierno anterior actuó en los marcos de la Constitución y de la Ley. Se ha afirmado que utilizamos resquicios legales. ¿Qué son los llamados resquicios legales? El uso de determinados decretos leyes dictados, algunos en 1932, en gobiernos de excepción, de lo cual habían hecho uso muchos otros gobiernos. Se ha afirmado que nosotros no cumplimos con órdenes del Poder Judicial. Completamente falso, salvo, y salvo con cierta relatividad en lo que respecta al lanzamiento de arrendatarios, porque sobre el particular, y no quiero entrar en detalles, hay una legislación muy anacrónica y varios gobiernos, el gobierno del Presidente Frei, sin ir más lejos, cuando habían órdenes de desalojo, por lo inhumano de esas órdenes, retuvieron la aplicación de aquellas órdenes. Se ha sostenido que la Corte Suprema, la Contraloría General de la República y la Cámara de Diputados, en documentos muy conocidos, llegaron a la conclusión de que el gobierno se había marginado y así lo proclamaron en nombre de al Constitución y de la ley. Pero todo eso fueron pronunciamientos políticos, pronunciamientos que formaban parte de la creación de un clima dirigido precisamente a derivar un golpe de estado y a consumar los planes ya conseguidos en mayo de 1972, según confesión o declaración del propio General Pinochet, 72. Luego, ¿en qué situación estamos? Lo menos que se podría, lo menos que dicen es que respecto a nosotros se aplica la ley, se aplica el estado de sitio, que se aplica legislación de excepción, que según la Junta existe y es así en todos los países constituidos, en todos los países, pero con estoy voy a terminar, ocurre que la Constitución Política del Estado establece efectivamente la posibilidad de que los gobiernos recurran al estado de sitio o a la ley de facultades extraordinarias de tipo político, además de económico, pero con sanción del Parlamento. Además, el estado de sitio faculta constitucionalmente también, eso con el visto bueno del Parlamento, para determinadas cosas, que se han hecho, porque aquí no se ha censurado la prensa solamente, la prensa que existe actualmente está bajo censura, pero aquí hay diarios, cuatro, cinco diarios, cuya circulación, cuya existencia fue prohibida, fueron clausurados y para eso no hay legislación en Chile que faculte a gobierno alguno. De manera que estamos frente a un gobierno, absolutamente arbitrario, absolutamente ilegal, absolutamente inconstitucional y aún aceptando el supuesto, para los efectos de la argumentación de que nosotros en alguna medida nos hayamos apartado de los criterios, de las obligaciones constitucionales y legales, bueno, este gobierno se ha apartado absolutamente, ha liquidado el estado de derecho que existía en este país. Y el Sr. Bianchi, que es chileno, sabe perfectamente que en la historia de Chile, jamás se ha conocido una dictadura tan brutal como la tiene desgraciadamente y sufre actualmente nuestro pueblo. Muchas gracias.

         Habla otro detenido: Señor Presidente, yo he deseado intervenir hoy día, para denunciar como instrumento de terror y de opresión uno denominado de lo operativo militar que funcionaba bajo la dirección militar en investigaciones en Santiago, desconozco la situación en provincias. Cuando yo fui detenido, por este operativo militar se me llevó a investigaciones y quiero denunciar en esta oportunidad el sistema que se utilizaba por este operativo para interrogar a los detenidos, que rotando deben de haber sido aproximadamente sobre unos 100 y 120 personas las que estaban permanentemente detenidas en los calabozos de investigaciones. Se me sacó del calabozo vendado y maniatado a la espalda. Este local tiene desde los calabozos tres o cuatro peldaños que hay que bajarlos y después otros cuatro o cinco que hay que subir para llevarlo al segundo piso que era local para interrogatorio. Empezaba el quebrantamiento del detenido, dándole, al bajar los escalones vendados y maniatados, una palmada en la cara a la altura del oído que aquí en Chile llamamos un cachuzaso de manera que uno perdía el equilibrio y rodaba por las escaleras. De esta manera lo conducían hasta el segundo piso y allí empezaba entonces un tratamiento a golpes en el estómago, frente a cualquier pregunta. No interesaba la respuesta porque cualquiera que fuera la respuesta, inmediatamente entonces venía el golpe al estómago y esto se repetía hasta que uno caía varias veces al suelo y, enseguida, era conducido a otra sala y se le obligaba a desnudarse y pretextando la lentitud de los movimientos del detenido su ropa era arrancada a tirones. Una vez desnudo se procedía entonces a continuar con el tratamiento a golpes. Cada individuo que pasaba, y eso entiendo que ha sido con todos, era golpeado con los tacos de sus zapatos en los pies. Yo tuve los moretones, la marca, en los dedos de los pies, durante mucho tiempo hasta que fueron ... estas hematomas producidas por los taconazos de cualquiera que pasaba al lado de uno. Allí, estando desnudo, se procedía a la aplicación de corriente y, en caso personal, no puedo decir otra cosa que en términos brutales, porque se llegó en oportunidades en que se me aplicó corriente, tal como varios de ustedes lo han escuchado, en el pene, en los testículos, en el ano, en la boca, en la nariz y en las sienes, simultáneamente. Yo recuerdo perfectamente que yo daba ...., revolteaba y recorría todas las salas, porque era realmente terrible. Ahora se le impide beber al detenido. Según me han dicho, el hecho de beber y aplicar la corriente produce shock, de manera que durante los cinco días en que duró este interrogatorio, bajo el mismo sistema, varias veces al día yo perdí noción y no puedo precisas si me interrogaban unas dos o tres o cuatro veces al día porque no me daba cuenta ya si estaba de día o de noche, porque además, cuando volvía a la celda ya se había dado la comida. En consecuencia, yo no comía ni bebía agua, caía en un estado de inconsciencia y, naturalmente, no veía otra salida realmente que la muerte. Durante esos días llegué a pensar que lo mejor era morir antes de continuar sufriendo este tipo de vejamen, porque ya el dolor físico no importaba, porque unido a todo esto está el ataque moral que se practicó conmigo y que se practicaba con los detenidos. Ahora, en los días siguientes pude apreciar que todos los detenidos, que estaban en esta galería de investigaciones bajo el operativo militar, todos eran torturados y desde la ventana y el ventanuco que tiene el calabozo puede ver cómo volvían todos los individuos que salían a ser interrogados, todos volvían a rastras, en cuatro pies, tal como yo volví, los veía volver todos los días, en las mismas condiciones, golpeados y con las corrientes que se le aplicaban. Allí estaban verdaderas redadas que hacían por fábricas o industrias. Pude ver a grupos de obreros de 20 y 30 obreros que los sacaban de su industria, los llevaban allí, les aplicaban estos tipos de apremios, tormentos y algunos salían después de haber estado una o dos semanas detenidos u otros pasaban a otros lugares de detención, como vi a muchos una vez que salí yo del operativo militar y me llevaron al Estadio Chile. Allí pude ver que habían varios de los que había visto yo en investigaciones. Esta denuncia por el hecho de que este operativo militar haya terminado en la forma en que estaba funcionando, creo yo que tiene una validez permanente por lo que ya se ha escuchado respecto de la Academia de Guerra de la FACh, pero así como ese lugar donde funciona una fiscalía, que es la fiscalía de la FACh, existen en Santiago y otros lugares de Chile, lugares especialmente destinados a aplicar tormentos en estos interrogatorios.

         Dr. Aréchaga: Perdóneme. ¿Usted se refiere a la Fiscalía de la FACh en la Calle Agustinas?

         Detenido: La Fiscalía de la FACh funciona en el mismo local de la Academia de Guerra de la FACh.

         Dr. Aréchaga: Gracias.

         Detenido: He tenido informaciones que en la Calle Londres, por ejemplo, ha funcionado un local de torturas, en los términos en que he señalado. Ahora sé de otras personas que pueden decir igualmente que se instalan o trasladan los lugares. Se levantó el operativo militar de investigaciones por razones al parecer del funcionamiento policial, porque dedicados exclusivamente a nosotros, Investigaciones no podía cumplir sus funciones de velar, digamos, por el cumplimiento de las obligaciones que le imponen su cargo y esto está funcionando en otra parte y continúa hasta el día de hoy, tal como se ha dicho.

         Dr. Abranches: ¿Puede precisar las fechas en que ocurrieron los hechos en que usted ha sido parte?

         Detenido: Enero de este año.

         Detenido: Muy brevemente quiero hacer una denuncia concreta sobre gentes desaparecidas y que fueron asesinadas, en el Palacio de la Moneda, el día 11 de septiembre. Quiero precisar de que en La Moneda no hubo combate, por cuanto La Moneda fue bombardeada desde el aire, cañoneada desde distancia y personal del ejército sólo entró cuando ya la gente se había rendido. En La Moneda habrían poco más de 50 personas. Han salvado con vida no más de 14, que era un grupo que se encontraba en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que no fue dañado, otro grupo que salió a parlamentar por instrucciones del Presidente de la República y algunos médicos que se encontraban con sus batas blancas. El resto de la gente fue muerta posteriormente. La gente de La Moneda, en La Moneda misma, no hubo heridos ni muertos, salvo el caso del ex-Presidente Allende y del periodista Augusto Olivares. Salió un grupo alrededor de 40 personas, rendidas, y esa gente fue trasladada al Regimiento Tacna y, posteriormente, nada se ha sabido de ellas. La mayor parte han aparecido muertos. Hay nombres concretos. Se encontraban en La Moneda y salieron con vida de La Moneda, el ex-Director de Investigaciones, Eduardo Paredes, el ex-Subsecretario General de Gobierno, Arsenio (no se oye), el Dr. Enrique París, que era consejero de la Universidad de Chile, los sociólogos Jorge Klein y Claudio Jimeno, el Intendente de Palacio, Carlos Huerta, el ex-Gerente del Banco Central, Jaime Barrios, el ex-Subsecretario de Tierras, Lautario Ojeda. De muchas, muchas de estas gentes, como el hecho de Lautario Ojeda, Jaime Barrios, no tenemos ninguna información qué fue de ellos. De otros hemos sabido que fueron encontrados posteriormente muertos. En todo caso, esa gente fue asesinada posteriormente de haber salido rendida de La Moneda.

         Dr. Aréchaga: ¿Usted se refirió al señor Claudio Jimeno?

         Detenido: Sí, Claudio Jimeno, sociólogo, trabajaba en un organismo que se llamaba CENOP, Centro de Estudio de Opinión Pública, que dependía de la Secretaría General de Gobierno. Con él trabajaba justamente el otro sociólogo, Jorge Kleins. En otro orden, quiero manifestar también nuestra falta de confianza en cualquier procedimiento jurídico que se nos aplique por la Justicia Militar, por la siguiente razón: el propio Jefe del Estado, en reiteradas oportunidades, y miembros de la Junta nos han acusado de delincuentes y otra serie de epítetos. ¿Cómo vamos a tener confianza en la Justicia Militar que depende de ellos?

         Dr. Aréchaga: Gracias.

G.        Establecimientos de Detención de la Isla Quiriquina y de la Base Naval de Talcahuano

40.     El Prof. Dunshee de Abranches y el Dr. Holzman, después de la observación, juntamente con el Dr. Aréchaga, de los juicios realizados en Linares en fecha 30 de julio de 1974, se trasladaron en automóvil a Concepción el día 31, en compañía de los señores Coronel Espinoza y Teniente Letelier, designados por el gobierno chileno para tal misión. El Dr. Aréchaga debió regresar directamente de Linares a Santiago para atender otras tareas.

 

          La ciudad de Concepción dista 525 kms. de Santiago por carretera asfaltada y la Isla de Quiriquina está ubicada en el Océano Pacífico, próxima a una península al noroeste de Concepción, distante unos 30 kms. por buena carretera, que atraviesa la ciudad de Talcahuano.

 

          Los representantes de la Comisión se alojaron en el Hotel Araucano con sus acompañantes. Después de visitas protocolares al Comandante Militar del área y al Comandante de la Base Naval, Capitán de Navío Aníbal Aravena Miranda, ambos manifestaron que ya estaban informados de los objetivos de nuestra visita y ofrecieron a los visitantes las facilidades necesarias para el desempeño de su misión.

 

41.     El transporte a la Isla Quiriquina fue realizado en una embarcación rápida del Comando de la Base, que efectúa la travesía en la mitad del tiempo del buque destinado a las comunicaciones utilizadas por el personal subalterno y las personas de las familias de los detenidos en los días de visita.

 

          La isla tiene dos millas y media en su mayor extensión y 500 metros de anchura, recubierta en buena parte por abundante vegetación. Las principales edificaciones existentes son la Escuela de Grumetes, frecuentada por cerca de 1,000 alumnos, casino, gimnasio, algunas docenas de casas para residencia de los instructores y sus familias, etc.

 

          En una depresión del terreno fue construido un extenso pabellón que sirve de local de detención, comprendiendo dormitorios, comedores, baños y gabinetes higiénicos, una pequeña enfermería y otras habitaciones destinadas al cuerpo de la guardia del establecimiento.

 

          Parte de las piezas del pabellón estaban sin terminar y los detenidos trabajaban en su conclusión. Los dormitorios son colectivos, alojando cada uno cerca de 50 lechos superpuestos en cuatro niveles. Los baños y gabinetes higiénicos del pabellón aún no funcionan, estando en servicio los baños existentes en una construcción provisoria, distante cerca de 60 metros. La cocina es primitiva, y está ubicada en un cobertizo separado del pabellón.

 

          Las condiciones del establecimiento eran aún precarias en su conjunto, pero cuando las obras sean terminadas podrán ser satisfactorias. Según declaraciones de los detenidos, las condiciones primitivas del local eran peores, pero mejoraron sensiblemente en los últimos meses.

 

          La alimentación, que estaba siendo preparada en ocasión de la visita, era semejante a la de los otros establecimientos de detención visitados por la Comisión en el país. Los militares en servicio de guardia en el pabellón informaron que reciben la misma comida que los detenidos, pero algunos de éstos reclamaron que lo recibido por ellos no era suficiente.

 

42.     Los detenidos se presentaron decentemente vestidos y, en general, con aspecto saludable. Estaban formados en un patio para recibir la visita de la Comisión y fueron informados por el Prof. Dunshee de Abranches de la finalidad de la visita y de que tenían el derecho de hablar en reserva con él y con su acompañante, Dr. Holzman. Inicialmente, se verificó cierta retracción aún cuando las autoridades permanecían a una distancia suficiente como para asegurar la reserva de las comunicaciones. La retracción cesó progresivamente, formándose grupos en torno de cada representante de la Comisión. Los detenidos explicaron entonces que ellos habían sufrido represalias después de haber formulado reclamaciones a periodistas extranjeros que anteriormente visitaron la isla con permiso del Gobierno.

 

          Informaron algunos detenidos que cerca de 30 personas, cuyos nombres figuraban en dicha lista, estaban en la Base Naval, alojados en el gimnasio, a donde periódicamente eran transportados los que debían ser sometidos a interrogatorios.

 

43.     Los puntos más relevantes de las quejas presentadas por los detenidos que hablaron con los representantes de la Comisión, son los siguientes:

 

          a)          Parte de los detenidos no han sido objeto de cargos concretos, y ya fueron oídos por el Fiscal, pero continúan privados de libertad y sin medios de asegurar la manutención de sus familias.

 

          b)          Algunos afirman que fueron sometidos a “flagelación” y otros apremios durante el interrogatorio, pero manifestaron temor de formular quejas concretas con indicación de los nombres u otros elementos de identificación de los autores de tales violencias.

 

          c)          El quejoso que suministró más precisamente sobre los apremios que alega haber sufrido durante su interrogatorio fue un acusado de encubrimiento de un local clandestino para almacenamiento de explosivos después del 11 de septiembre de 1973.

 

          d)          Los quejosos de haber sufrido actos de violencia durante los interrogatorios indicaron que aunque conducidos con los ojos vendados al local utilizado para esas prácticas, podrían afirmar que sería una edificación próxima al gimnasio de la base naval de Concepción (Talcahuano), donde el grupo de personas pendientes de interrogatorio quedan alojadas, hasta regresar al pabellón de la Isla Quiriquina, ser trasladadas a otra prisión o liberadas.

 

          e)          Otra persona declaró estar detenida solamente porque era militante político de los partidos de izquierda y que, al ser interrogado, fue obligado a firmar sus declaraciones sin leer el texto.

[ Índice | Anterior | Próximo ]