SURINAME

 

          Desde 1983 la Comisión ha realizado dos observaciones in loco en Suriname y preparado como resultado de ellas dos informes especiales sobre la situación de los derechos humanos en ese país.  El primer informe fue el resultado de una denuncia recibida por la CIDH la cual urgía que ésta investigase la muerte de quince prominentes ciudadanos surinameses por parte de las autoridades militares de Suriname. La investigación in loco de ese caso y el análisis sobre la situación de los derechos humanos en general se realizó del 20 al 24 de junio de 1983.  Seguidamente, la Comisión aprobó el “Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Suriname” el 5 de octubre de 1983 concluyendo en el mismo que altas autoridades del Gobierno habían sido responsables de la muerte de estas quince personas.

          Luego de una segunda observación in loco realizada del 12 al 17 de enero de 1985, la Comisión aprobó su “Segundo Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Suriname” el 2 de octubre de 1985.

          En dicho informe la Comisión, además de reiterar al Gobierno de Suriname que se investigasen los trágicos acontecimientos del 8 de diciembre de 1982, volvió a insistir en la necesidad de que se restablezca “a la brevedad posible un sistema de democracia representativa, el que, como lo ha declarado la CIDH en repetidas ocasiones, es la garantía más segura de respeto de todos los derechos humanos contenidos en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”.  Debe anotarse que tal recomendación aún no ha sido implementada.

          Desde la publicación de dicho informe, la Comisión ha continuado observando el desarrollo de los acontecimientos en Suriname en lo que respecta a la situación de los derechos humanos.  Durante el período al que se refiere este Informe han acaecido en Suriname importantes hechos en relación a la vigencia de los derechos humanos, a los cuales la Comisión se referirá a continuación.

          Tal como lo señaló en su anterior Informe Anual, en el mes de julio de 1986 surgió un movimiento guerrillero llamado Jungle Comando dirigido por el ex Sargento Ronnie Brunswijk, y en el cual la mayoría de sus seguidores son maroons (descendientes de esclavos africanos escapados) como él.

          Los maroons de Suriname, llamados bosnegers en holandés, o bush negroes en otros idiomas, forman un total de aproximadamente 50.000 personas y representan alrededor del 12 por ciento de la población total de Suriname que es de alrededor de 400.000 personas.  Se estima que aproximadamente otros 200.000 ciudadanos de Suriname han emigrado desde la independencia de 1975, en su mayoría a los Países Bajos.

          Ya en noviembre de 1986, la insurrección de los maroons, especialmente en la sección oriental del país entre Moengo y el pueblo fronterizo de Albina, y al sur hasta Brokopondo, había adquirido importantes proporciones.  Moengo y Albina, en general, han sido abandonados por sus respectivos habitantes.

          En noviembre de 1986, el Gobierno declaró el estado de emergencia en Maroni, Commewijne, Brokopondo, Para y parte de Sipoliwini, abarcando aproximadamente las tres cuartas partes del  país.  El estado de emergencia prohibía a los medios de comunicación informar sobre la lucha armada.  El Gobierno también restringió los viajes en la mayor parte de los caminos y carreteras e instituyó los viajes en la mayor parte de los caminos y carreteras e instituyó a partir de comienzos de diciembre, el toque de queda entre las 6:00 p.m. y las 5:00 a.m.

          La lucha armada que se ha suscitado en Suriname ha generado, a su vez, una situación que ha afectado la vigencia de los derechos humanos y que la Comisión ha procurado seguir con atención.  Así, en el curso del segundo semestre de 1986 la Comisión ha recibido denuncias según las cuales las tropas del Gobierno habían atacado pueblos maroons, y al no distinguir entre civiles no armados y guerrilleros, habían dado muerte a no combatientes.  Asimismo, en esa época, según las denuncias, se habrían producido verdaderas masacres en varios pueblos de maroons incluyendo Morakrondre, Distrito de Marowigne, en donde se denunció un número de personas que murieron incluyendo un niño (Caso Nº 9820).  Según los denunciantes también el ejército tomó prisioneros no armados, especialmente a jóvenes de 16 a 17 años de edad.  Moengotapoe, el hogar de Ronmnie Brunswijk, fue otro de los pueblos donde presuntamente tuvo lugar una masacre.  Un informe sobre las pérdidas de vidas en estos ataques da una cifra de más de 200 civiles muertos durante el mes de diciembre de 1986.

          De acuerdo a las estadísticas gubernamentales actualmente hay 120 hombres prisioneros de guerra en los dos pabellones de Fort Zeelandia  - uno de estos conocido como “el demonio”.  Dos de los prisioneros son extranjeros, uno italiano y otro argentino.  Además, se ha acusado que durante las redadas a esos pueblos el ejército había robado 90.000 guilders (US$50.000) en efectivo y numerosas alhajas pertenecientes a los maroons.

          El 6 de julio de 1987 el Gobierno respondió, sosteniendo que era víctima de “actividades terroristas” de un grupo cuyo objetivo era derrocar al Gobierno.  Sostuvo también que las acciones del ejército eran de naturaleza defensiva y que solamente atacó después de haber advertido a la población civil que abandonara el área.  Con respecto a las denuncias de muertes de civiles el Gobierno señaló que:  “Fue sumamente lamentable que algunos habitantes civiles que no abandonaron estas áreas fueron atrapados en el cruce del fuego”.  El Gobierno, en cambio, no proporcionó ninguna respuesta en cuanto al asunto de la propiedad personal confiscada.

          El 4 de diciembre de 1986 se prohibieron las reuniones públicas bajo el estado de emergencia y se suspendió el tráfico por los ríos.   Dos semanas más tarde, en respuesta a la inquietud internacional sobre la situación en Suriname, el Ministro de Relaciones Exteriores, Hendrik Herrenberg, declaró que las organizaciones internacionales gubernamentales incluyendo a la CIDH podrían visitar Suriname, donde serian bien recibidas, a fin de evaluar la situación de los derechos humanos en el país.

          En su reunión de marzo de 1987, la Comisión citando la invitación del Ministro Herrenberg, solicitó la anuencia del Gobierno para emprender una observación in loco a Suriname, y el 10 de abril, en una rápido respuesta, el Gobierno consintió en autorizar esa investigación. La visita ha sido programada para la semana del 5 al 9 de octubre de este año y ella será la tercera visita in situ de la Comisión a Suriname desde 1983.  La CIDH desea dejar constancia de su reconocimiento al Gobierno por haber consentido en esa visita, a la cual la Comisión le concede la mayor importancia.

          Una de las principales consecuencia de la agitación civil en Suriname ha sido el éxodo masivo de los refugiados maroons y amerindios a la vecina Guayana Francesa.  Se estima que alrededor de 9.000 refugiados de Suriname viven en varios campamentos cerca de St. Laurent en la Guayana Francesa.  De éstos, alrededor de 8.000 son maroons o bush negroes y 1.000 amerindios.  (Los amerindios totalizan alrededor de 5.000 en Suriname y representan alrededor del 1.2 por ciento de la población nacional).

          En vista de las circunstancias que condujeron a esta evasión de Suriname, la Comisión solicitó al Gobierno de Francia autorización para visitar el campamento de refugiados de la Guayana Francesa para entrevistar allí a los maroons y amerindios sobre las presuntas violaciones a sus derechos humanos por parte del ejército de Suriname.

          Además de las denuncias a que se ha hecho referencia antes, la Comisión también recibió información acerca de ayunos forzados, cortes a la asistencia social y discriminación racial contra los grupos étnicos mencionados.  Estas acusaciones también serán investigadas por la Comisión, tanto in situ como en la Guayana Francesa.

          Otra consecuencia importante de la insurrección ha sido la exacerbación de la ya mala situación económica en Suriname, a la cual la Comisión no se referirá en este documento –pero que, sin dudar, ha aumentado las tensiones sociales y afectado la observancia de los derechos humanos.

          Así, a partir de febrero de 1985, los estudiantes de secundaria de  Paramaribo y sus alrededores comenzaron unas demostraciones pacíficas reclamando reformas democráticas, quejándose del estado crítico de la economía y protestando por la falta de materiales de enseñanza.  Estas marchas se unieron a una huelga estudiantil y fueron recibidas por una severa represión policial.

          El Instituto Nacional de Derechos Humanos de Suriname (creado por Decreto A-18 el 24 de mayo de 1986) investigó los acontecimientos de la semana del 17 al 20 de febrero en la Escuela Prima Técnica donde comenzaron las protestas estudiantiles.  El informe del Instituto Nacional, de fecha 26 de marzo de 1987, adjudica la responsabilidad inicial a “agitadores” anónimos para luego concluir que: “los estudiantes recibieron severas golpizas; …”en total desacato de la autoridad de la administración, los estudiantes fueron bárbaramente sometidos a maltratos en los lugares donde buscaron refugio”; debiendo las lesiones recibidas por los estudiantes “caracterizarse como ‘graves abusos’”.

          El Instituto Nacional de Derechos Humanos recomendó entonces que “El gobierno deberá considerar procesar y castigar a los individuos que fueron responsables…” de las violaciones en cuestión.  La CIDH, por su parte, tiene la intención de averiguar acerca de la voluntad del Gobierno de poner en ejecución esta recomendación, durante su visita in situ en octubre.

          Luego de prolongadas negociaciones entre los líderes estudiantiles y el Gobierno, las clases se reanudaron en abril de 1987.  De acuerdo a las informaciones recibidas de la Comisión, al menos murió un estudiante durante esas protestas.

          Un aspecto del malestar existente en Suriname es la falta de información a la ciudadanía sobre lo que está sucediendo en su país.  El único periódico que de hecho existe en el país, De West, funciona todavía bajo el Decreto 310 (en vigor desde el 7 de mayo de 1984) que restringe la libertad de prensa.  El otro periódico de circulación masiva De Ware Tijd, tuvo que cerrar por falta de papel.  La estación de televisión del país es propiedad del Gobierno y las diferentes estaciones de radio están sujetas a la censura.  El órgano de censura del Estado es la Agencia de Noticias de Suriname (SNA).  Las restricciones sobre los viajes internos hacen, además, casi imposible la información sobre lo que acontece en el país.  En suma. Debido a la falta de noticias exactas y confiables, los rumores son abundantes, lo cual ha contribuido a un gran sentido de inseguridad social.

          Algunos críticos del régimen como Linus Rensch, bush negro y profesor universitario (Caso Nº 9778), que se han atrevido a formular críticas han sido hostigados e intimidados.  Al Profesor Rensch le confiscaron su pasaporte y se le advirtió que no podía abandonar el país.  Se le prohibió también enseñar o publicar sus trabajos.  En respuesta a la denuncia de este caso el Gobierno sostuvo que las publicaciones del Profesor Rensch eran sediciosas y contrarrevolucionarias.

          En lo que se refiere a los derechos políticos ha habido importantes desarrollos en Suriname durante el período que abarca este informe.  El 31 de marzo la Asamblea Nacional, en donde los militares y los tres partidos políticos tradicionales (Partido Nacional Surinamés – MPS Partido Progresista Reformado – VHP y el Partido Agrario Indonésico – KTPU) así como las principales organizaciones sindicales y empresariales estuvieron representados, aprobaron por unanimidad un proyecto de Constitución Nacional.  El proceso de negociación y estudio ha estado en curso desde 1985.  La Constitución está sujeta a un referéndum programado para el 30 de septiembre de este año y será seguido de la elección de una Asamblea Nacional compuesta de 51 miembros.  La fecha de las elecciones se ha trasladado para finales de noviembre de 1987.

          A su vez, la Asamblea Nacional elegirá a un Presidente con amplios poderes.

          Una disposición ambigua y perturbadora de la nueva Constitución establece que “el ejercicio nacional es la vanguardia militar del pueblo de Suriname (Art. 177)”.  El significado de este lenguaje resulta de gran importancia en vista del papel preponderante desempeñado por el ejército  desde el golpe de estado de 1980, y en especial, la parte de liderazgo asumida por el Comandante de las Fuerzas Armadas, Teniente Coronel Bouterse.

          En el curso del presente año el Teniente Coronel  Bouterse ha sido citado numerosas veces por los medios de comunicación expresando que no tiene la intención de ser candidato a la presidencia, o, en otras oportunidades, que aún no ha tomado una decisión.  No obstante, debe destacarse que el Movimiento 25 de febrero, sustento del actual Gobierno y que tiene como líder al Teniente Coronel Bouterse, se convirtió oficialmente en un partido político en junio de 1987 bajo el nombre de Partido Nacional Democrático.  Dicho partido indicó su intención de  participar en las próximas elecciones nacionales, aunque no ha hecho ningún anuncio sobre quién será su candidato.  Actualmente cuelga una gran bandera del partido en una de las calles principales de Paramaribo frente al Ministerio del Ejército y Policía.

          El 3 de agosto de 1987 tuvo lugar en Paramaribo la primera gran reunión pública de los tres antiguo partidos tradicionales.  Uno de los estimados dice que asistieron 60.000 personas, aunque esta cifra ha sido discutida.  De todos modos la multitud fue enorme, especialmente teniendo en cuenta la población relativamente pequeña del país en su totalidad.  En esa concentración los dirigentes de los tres partidos políticos instaron a sus seguidores a usar las próximas elecciones para restablecer la democracia en Suriname.

          Esta demostración de fuerza política coincidió con la creación del llamado Frente de la Democracia y Desarrollo conducido por los tres partidos políticos principales.  Posteriormente, los dirigentes del Frente, al verse fortalecidos, se reunieron con el Teniente Coronel Bouterse.  A continuación de es reunión el Teniente Coronel Bouterse anunció su renuncia como Presidente del Consejo Supremo Deliberante, el órgano ejecutivo de hecho más importante del Gobierno.  Al mismo tiempo, el Comandante Ivan Graanoogst, el segundo en mando del ejército, se retiró también de dicho órgano.

          Los acontecimientos descritos culminaron en el llamado Acuerdo Leonsburg, suscrito entre los dirigentes militares y de los partidos políticos.  El compromiso produjo un llamado al reconocimiento de actividades conjuntas para colaborar hacia el logro de la estabilidad y unidad nacionales como base para el logro el establecimiento de la democracia.  También se comprometieron a continuar el diálogo.

          En resumen, a juicio de la Comisión, la situación de los derechos humanos en Suriname continúa siendo precaria.  No existe libertad de prensa y el estado de emergencia ha restringido aún más el flujo de información y otros derechos de asociación y libre tránsito.  La detención arbitraria de algunos disidentes continúa ocurriendo y ha habido atropellos y maltratos a ciudadanos por la policía y el ejército como en el caso de la brutal represión de las protestas estudiantiles.

          En concepto de la Comisión, la más grave de las violaciones a los derechos humanos en el período a que se refiere este informe ha sido el trato dado a la población civil no combatiente de maroons y amerindios, en el noreste del país, la que ha llegado a tener características alarmantes.

                    Por otra parte, debe destacarse un aspecto positivo de la situación de los derechos humanos en Suriname.  La aquiescencia del Gobierno de Suriname, de invitar al Comité Internacional de la Cruz Roja,  el Relator Especial de las Naciones Unidas y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a visitar el país, constituye un paso altamente positivo.

 

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