ANEXO V

 

 

N° 7/91

 

COMUNICADO DE PRENSA

 

 

El día de hoy, 31 de octubre de 1991, finalizó la visita que, por invitación del Gobierno, ha realizado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a fin de observar la situación de los derechos humanos en el Perú. La visita fue realizada por el pleno de la Comisión, participando en ella el doctor Patrick Robinson, Presidente de la Comisión; el doctor Marco Tulio Bruni Celli, Primer Vicepresidente; el. doctor Oscar Luján Fappiano, Segundo Vicepresidente y los miembros, doctora Gilda M.C.M. de Russomano, doctor Leo Valladares Lanza y el Profesor Michael Reisman. El Embajador Oliver Jackman, por razones de fuerza mayor, no pudo participar en la visita. La Comisión estuvo asistida por la Secretaria Ejecutiva, doctora Edith Márquez Rodríguez, los abogados de la Secretaría Ejecutiva doctores Luis F. Jiménez, Bertha Santoscoy-Noro, Jorge Seall-Sassian y el señor Marcelo Montesinos, intérprete de la Comisión. Asimismo, contó con el apoyo administrativo de las señoras Gabriela Hageman, Elsa Ergueta y Nora E. Anderson.

 

Durante la visita la Comisión Interamericana se reunió con el ingeniero Alberto Fujimori, Presidente de la República, con el doctor Carlos Torres y Torres Lara, Ministro de Relaciones Exteriores y Presidente del Consejo de Ministros; con el doctor Augusto Antonioli Vasquez, Ministro de Justicia; con el General de División EP Victor Malca Villanueva, Ministro del Interior, con el General de División EP Jorge Torres Aciego, Ministro de Defensa, con el Comando Conjunto de la Fuerza Armada, bajo la Presidencia del General del Aire Arnaldo Velarde y los Comandantes generales de la Marina Almirante Alfredo Arnaíz Ambrossiani y General EP Pedro Villanueva Valdivia del Ejército; con el doctor César Fernández Arce. Presidente de la Corte Suprema, con el doctor Pedro Méndez Jurado, Fiscal de la Nación y con el doctor Clodomiro Chávez, Fiscal para Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo.

 

Durante la visita, dos subcomisiones viajaron al interior del país, la una a Tarapoto y Tocache y la otra a las ciudades de Ayacucho y Huancayo. En Tarapoto la subcomisión se reunió con el señor Comandante Político-Militar de la zona de emergencia, con representantes de la Oficina Prelatural de Acción Social de Moyobamba y con miembros de la Comisión de Paz de San Martín, con familiares de detenidos desaparecidos y con religiosos del Centro Pastoral. También visitó Cordesan, a la Policía Nacional y la Penitenciaría de Tarapoto, entrevistándose con algunos detenidos. En Tocache, la Subcomisión se reunió con las autoridades militares, políticas, judiciales y policiales. En Ayacucho y Huancayo, la subcomisión se reunió con autoridades gubernamentales, militares y del Poder Judicial y con representantes de la iglesia y de instituciones de defensa y promoción de los derechos humanos.

 

 

También se reunió la Comisión con miembros del Congreso y con instituciones de defensa de los derechos humanos: la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Andina de Juristas y la Comisión Episcopal de Acción Social. La Comisión Interamericana recibió, asimismo, a personas y miembros de institucíoes representativas de la sociedad peruana, a la Comisión de Familiares de Desaparecidos (COFADER), a periodistas y directivos de órganos de prensa, a la Asociación de Abogados Democráticos del Perú y visitó el Centro Penal de Castro Castro.

 

Esta visita de la Comisión ha sido precedida por una anterior, realizada en mayo de 1989 por una subcomisión integrada por dos miembros, y es complementada con la tramitación de casos individuales que han dado lugar a la adopción de decisiones sobre ellos. Los intensos contactos realizados durante esta visita han permitido a la Comisión Interamericana tomar contacto con la compleja y delicada situación de los derechos humanos en el Perú y le ha servido para recopilar valiosa información que será empleada para elaborar el Informe Especial en el que se encuentra trabajando.

 

+ La Comisión pudo comprobar las agudas manifestaciones de la violéncia qúe caracteriza el conflicto que aflige al Perú. La Comisión ha recibido abundantes testimonios del profundo sufrimiento causado en la población y, especialmente, en aquellas personas que han quedado atrapadas entre los principales actores del conflicto. La Comisión ha sido informada, en este proceso, sobre los métodos desde todo punto de vista condenables que emplean para dirimir el conflicto aquellas personas, grupos o instituciones que subordinan los derechos inalienables de la persona humana a la consecución de sus fines políticos. Tal subordinación es lo que concede una identidad esencial a quienes proceden de esa forma y permite a la Comisión Interamericana reafirmar lo que señalara en el comunicado final de su visita a Perú de 1989 cuando afirmó que ni la lucha para superar la pobreza y construir un nuevo Estado ni la defensa de las instituciones democráticas pueden justificar, en modo alguno, el recurso al asesinato selectivo, a la ejecución sumaria, a la destrucción de la infraestructura productiva, a la tortura, a la desaparición forzada de personas y al empleo del terror como método de control social. El recurso a tan condenables métodos dificulta la necesaria solución política, y con el menor costo para la población que debe encontrar este conflicto entre quienes estén dispuestos a encaminarse por esa vía.

 

En tal sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos encuentra que existe la necesidad imperiosa de humanizar el conflicto. La Comisión Interamericana, cuyo marco normativo fundamental es el que le proporciona la Carta de la Organización de los Estados Americanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, continuará considerando de manera cada vez más precisa los actos de violencia perpetrados por los grupos armados irregulares y las responsabilidades que de ellos se derivan. La Comisión tiene en cuenta, al respecto, que ninguna persona, grupo o Estado puede actuar de manera que lleve a lesionar los derechos reconocidos en la Declaración Americana y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión hace un llamado a todos los peruanos a respetar los derechos garantizados en tales instrumentos.

 

La Comisión escuchó con especial atención reflexiones referidas al profundo deterioro que vienen sufriendo las condiciones de vida de la población peruana y su negativo impacto en el goce de los derechos económicos, sociales y culturales. También escuchó con preocupación las referencias al efecto que tal situación tiene en la agudización de las condiciones sociales vinculadas al desarrollo del actual conflicto. La Comisión Interamericana considera que las políticas de saneamiento de la situación económica del país deben integrar como elemento central la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, en especial de los sectores más afectados. La Comisión expresa su total apoyo a las tareas que vienen realizando los organismos humanitarios para reducir las negativas condiciones sociales hoy existentes y que son objeto de una cruel campaña de carácter terrorista.

 

La Comisión ha recibido información sobre las medidas adoptadas en tiempos recientes por el Gobierno a fin de superar los graves problemas existentes en materia de derechos humanos. La Comisión tiene la esperanza de que tales medidas sean aplicadas de manera efectiva y complementadas con otras medidas a fin de desarrollar una positiva política, integral y coherente, de reconocimiento y garantía de los derechos humanos. La Comisión estima que un elemento fundamental de esa política debe ser el reconocimiento de las meritorias y a veces hasta arriesgadas tareas que cumplen las instituciones que se dedican a la defensa y promoción de los derechos humanos. En ese sentido, considera la Comisión que deben proporcionarse a tales instituciones y a sus miembros todas las garantías para el desempeño de sus funciones, tal como ha sido reclamado insistentemente por la Comisión y ha sido recomendado por la Asamblea General de la Organización Americanos. Tal deber de garantizar el ejercicio de las funciones de esas organizaciones corresponde al Gobierno del Perú y es una obligación de sus más altas autoridades. La Comisión continuará cooperando con todas las instituciones y con el Gobierno del Perú a fin de lograr el avance y profundización de las medidas adoptadas en defensa de los derechos humanos.

 

La Comisión Interamericana ha encontrado una actitud receptiva a sus planteos por parte de altas autoridades militares. Ha sido informada, asimismo, de recientes modalidades de cooperación establecidas por algunos institutos armados con grupos no gubernamentales de derechos humanos. La Comisión espera que tal cooperación sea reforzada y contribuya a incorporar, de manera definitiva, el respeto a los derechos humanos en el desarrollo de las acciones concretas que deben ser realizadas a raíz del conflicto que afecta al país. La Comisión está consciente de las dificultades que conlleva la aplicación de una seria política de defensa de los derechos humanos por parte de las instituciones armadas en un conflicto en el cual hay quienes se consideran liberados de la sujeción de ley alguna. Tal como señalara el Presidente de la Comisión en 1989 al entonces señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, las Fuerzas Armadas están llamadas a defender la Constitución y las leyes y tan alta función no puede ser desvirtuada por el empleo de métodos específicamente vedados por ese orden normativo.

 

A juicio de la Comisión, asimismo, resulta imprescindible que un elemento de la política de derechos humanos sea la identificación y sanción ejemplar de los responsables de violaciones a tales derechos. En este sentido, resulta alentador que en tiempos recientes se esté proporcionando la identificación de quienes actúan en las zonas de emergencia y puedan estar implicados en violaciones a los derechos humanos. Ello ayudaría a eliminar la preocupante impunidad que, según la información proporcionada a la Comisión, ha caracterizado el accionar de los cuerpos de seguridad en el Perú y que se refleja en la ausencia de personas condenadas por violaciones a los derechos humanos. Al respecto la Comisión escuchó con atención los argumentos que sustentan la necesidad de sustraer los delitos referidos a las violaciones a los derechos humanos del Foro Militar y someterlas al Fuero Común.

 

Según pudo constatar la Comisión, los Estados de Emergencia continúan rigiendo en diversas regiones del país y aún en los lugares en que han sido levantados, persisten ciertos problemas que están asociados a la preponderancia del poder militar. También pudo constatar la Comisión que se ha constituido un creciente número de rondas campesinas, presentadas como un método voluntario que permite la autodefensa de la población rural. La Comisión recibió información según la cual algunas de esas rondas habrían sido integradas de forma no voluntaria y que la constitución de otras rondas habría dado lugar a la violación de los derechos de la población.

 

En materia de derecho a la vida, la Comisión ha sido informada de que se estaría produciendo una disminución del número de violaciones a tan esencial derecho pero que persiste un nivel preocupante de violaciones al mismo bajo la forma de ejecuciones sumarias y desapariciones forzadas, fenómeno respecto al cual el Perú continúa teniendo el más alto número de desaparecidos en el mundo, de acuerdo con bien fundada información. La observación de la forma en que evolucione este fenómeno en el futuro inmediato será un indicador importante de los efectos que tengan en la práctica las medidas adoptadas por el Gobierno.

 

Respecto a la situación del derecho a la libertad personal y al debido proceso, que se encuentran estrechamente vinculados a la protección del derecho a la integridad personal, la Comisión ha recibido información según la cual persisten aún serios problemas referidos a la ausencia de formalidades con que se ejecutan los arrestos, a la inoperancia de los recursos de amparo o de habeas corpus y a la lentitud de los juicios, lo cual se traduce en que una alta proporción de la población penal se encuentre sin sentencia definitiva. Al respecto, la Comisión espera que la directiva que autoriza el ingreso de los fiscales a los cuarteles militares a los que se haya ingresado personas al momento de ser detenidas, se traduzca en una mejora sensible de los problemas que han caracterizado la situación de los derechos mencionados en el Perú. Dicha medida deberá ser complementada, según fue planteado a la Comisión, con un reforzamiento de la independencia y efectividad del Poder Judicial y con la imprescindible dotación de recursos que requiere el accionar del Ministerio Público y de los jueces del país, a fin de superar la aguda crisis que pudo ser constatada de manera especial en regiones del interior del país. También fue señalado a la Comisión que existe un verdadero clamor público respecto a la urgente necesidad de restituir a la Policía Nacional el carácter de custodio de los derechos de los ciudadanos, tarea en la cual ya está abocado el Gobierno.

 

La Comisión Interamericana pudo observar las difíciles condiciones en que la población penal cumple su privación de la libertad y tomó nota con satisfacción de las más altas autoridades penitenciarias el compromiso de trabajar por el mejoramiento de las condiciones carcelarias. La Comisión fue informada, asimismo, sobre recientes medidas adoptadas con respecto a los penales de la ciudad de Lima, en especial la referida a la declaración del estado de emergencia en los mismos y al consiguiente sometimiento a la autoridad del Comando Político Militar, lo cual conlleva serios riesgos a la luz de la experiencia reciente del Perú. También escuchó con atención los planteos referidos a los eventuales efectos de la información recientemente publicada por diversos medios de prensa sobre inexistentes amotinamientos o conflictos. La Comisión ha tomado debida nota del compromiso expresado por altas autoridades del sistema penal de garantizar los derechos fundamentales de la población penal, dentro del clima de orden y respeto que debe garantizar a todo sistema penitenciario. La Comisión espera asimismo, que se garantice a cabalidad el ejercicio del derecho a la defensa y las actividades que en tal sentido cumplan los abogados.

 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos finaliza hoy su visita, la que será continuada con otras visitas' de seguimiento en el futuro cercano. Desea expresar en esta oportunidad su especial agradecimiento a las personas e instituciones que dedicaron su tiempo a presentar los problemas referidos al quehacer de la Comisión. También desea expresar su reconocimiento al Gobierno del Perú por las facilidades brindadas para que la Comisión pudiese desarrollar las actividades que ha cumplido. La Comisión está convencida de contribuir con sus actividades al fortalecimiento de la democracia en el Perú que, como ha sido repetidamente señalado, constituye el régimen que mejor garantiza el ejercicio de los derechos humanos.

 

Lima, 31 de octubre de 1991