CIDHHeader.GIF (12169 bytes)

 

CAPÍTULO III

 EL DERECHO A LA VIDA, LIBERTAD PERSONAL E INTEGRIDAD PERSONAL1

 

A.            CONSIDERACIONES GENERALES 

1.       Los derechos a la vida, a la libertad personal y a la integridad personal son los más fundamentales de todos los derechos humanos.  Como manifestó un editor: “De ellos dependen todos lo demás y sin ellos, poco o nada valen los demás”.2  Estos derechos están protegidos por el Artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos  y el Artículo I de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.  En la Convención Americana sobre Derechos Humanos están estipulados en los Artículos 4, 5 y 6.  Estas disposiciones de la Convención Americana forman parte de la legislación nacional de Haití. 

2.       Los derechos a la vida, a la libertad personal y a la integridad personal en Haití, han estado en peligro.  Para muchos haitianos, la era Duvalier representó la ausencia del estado de derecho y, consecuentemente, el desagravio por la violación de estos derechos no podría ser apelado dentro del sistema judicial interno.  Puede considerarse que el Consejo Nacional de Gobierno (CNG), a pesar de los incipientes, y ambiguos, intentos de someter a la justicia a algunos altos ex funcionarios, ha protegido a los duvalieristas.  Con la constitución de 1987 se intentó erradicar a los duvalieristas de la vida política de Haití  por un período de diez años pero la masacre del 29 de noviembre de 1987 y el derrocamiento del Presidente Leslie Manigat demostraron que el gobierno militar está dispuesto a proteger a los duvalieristas en su cronograma político. 

3.       Las violaciones de los derechos humanos y la represión institucionalizada durante el régimen de François Duvalier (Papa Doc) fueron notorias.3  Las matanzas ocurridas en Haití no causaron indignación en el ámbito internacional.  Los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturas no existían.  Haití ha sido considerado el caso perdido del continente y muchos organismos internacionales la han comparado más con naciones africanas que americanas.  La consecuencia, en términos humanos, ha sido el éxodo de casi un millón de haitianos que componen la “diáspora”, como la llaman los haitianos a su población en el exilio.  Durante los años de dictadura, muchos de estos haitianos asumieron cargos importantes en los gobiernos de países africanos nacientes.  En un momento dado se estimó que eran alrededor de 1.000 los haitianos que ocupaban cargos oficiales en el Congo.4  Dado que la población de Haití no llega a los seis millones, la relación del gobierno más la diáspora es de gran importancia, especialmente porque entre esos exiliados se encuentra un importante sector de la gente educada del país. El éxodo de haitianos, en particular el fenómeno de los que se lanzaban al mar en botes, constituye un barómetro útil para medir el clima político.  El número de solicitudes de visados para los Estados Unidos en 1986 fue tres veces mayor que el registrado en 1987, lo que indica la desilusion y la desesperación de la población ante una nueva dictadura.5  

4.       La caída del Presidente Vitalicio Jean-Claude Duvalier, el 7 de febrero de 1986, creó grandes expectativas en torno al fin de la era Duvalier.  Los haitianos consideraron el 7 de febrero de 1986 el día de su segunda independencia y “Haiti Libéree” se convirtió en la expresión pública del momento, reproducida en las paredes, camisetas y hasta en el nombre de uno de los diarios.  Pero implícita en esta liberación se encontraba la predecible demanda de justicia mezclada con venganza.  El llamado a dechoukaj, es decir, a la erradicación, significaba el deseo de extirpar el duvalierismo.  

5.       Ya el 20 de marzo de 1986, el Sr. Gérard Gourgue, el miembro más popular del CNG, y también Ministro de Justicia, por haber sido el único miembro del nuevo gobierno en oponerse activamente a Duvalier, renunció a modo de protesta porque el CNG no satisfacía las demandas de justicia del pueblo haitiano.  A los colaboradores de Duvalier, como el General Albert Pierre, conocido como Ti Boulé, jefe de la policía secreta, se les había permitido exiliarse subrepticiamente.  Estos sucesos fueron discutidos en detalle por la Comisión en su Informe Anual 1985-1986.  Sin embargo, tanto entonces como ahora, preocupa más a la Comisión el hecho de que el CNG no ha sometido a la justicia a los responsables de los numerosos asesinatos ocurridos el 7 de febrero de 1986.

 

a.            Violaciones al derecho a la vida y fracaso del gobierno en investigar y castigar a los responsables 

6.       Entre 1985 y 1987 hubo numerosos asesinatos, cuya intensidad creció en el período que culminó con las elecciones presidenciales y legislativas del 29 de noviembre de 1987.  El último período del gobierno del Presidente Manigat, desde aproximadamente mediados de abril hasta el 20 de junio de 1988, fecha del golpe, también estuvo caracterizado por una ola de violencia –asesinados, robos armados, secuestros y tiroteos nocturnos en distintos lugares, pero de rutina, cuyos resultantes cadáveres se encontraban en las calles al día siguiente- violencia que cesó al asumir el poder los militares.  

7.       En un informe sobre la índole ejecutoria de los asesinatos se declaraba que:  

De acuerdo con los registros oficiales del hospital estatal, durante un período de dos semanas, entre mediados de abril y comienzos de mayo de 1988, ingresaron 17 cadáveres después de los tiroteos habidos.  Cabe señalar que esta cifra no incluye ni las personas que fallecieron de heridas de bala después de ser admitidas en el hospital, ni los cuerpos que fueron trasladados por sus atacantes después de ser baleados ni aquellos que fueron sacados de sus casas, por la noche, por civiles armados y jamás han vuelto a ser vistos.  

Poco se sabe de los asesinados, y menos de los asesinos.  Pero las muertes perpetradas a modo de ejecución dieron pie a la sugerencia de que podrían tener carácter políticos o constituir ajustes de cuentas pendientes y de viejas enemistades.6  

8.       No fue sino hasta hace poco que grupos locales de derechos humanos comenzaron a compilar datos precisos sobre el número de muertes ocurridas mensualmente y los nombres de las víctimas, pero no se dispone de esos datos para el período que se considera en este informe.  El Sr. Robert Duval, Jefe de la Liga de Ex Prisioneros Políticos de Haití (LAPPH), testificó en marzo de 1988 ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que la Liga estimaba que desde el 7 de febrero de 1988, unos 1.500 ciudadanos habían muerto a manos de las Fuerzas Armadas y los Macoutes.7  

9.       Según se informa, algunas víctimas de las matanzas fueron Macoutes relacionados con militares que estaban saldando cuentas, y otras, personas seleccionadas por haber participado en las operaciones de dechoukaj.  La prensa informó sobre el siguiente caso:  

Un cuerpo encontrado el 1 de abril de 1988 en la Ruta 1, cerca de Laffiteau, resultó ser el de Jean Richard Alphonse, de 25 años, residente del barrio de Fontamara.  Alphonse había sido líder de un grupo que, en noviembre de 1987, se vio implicado en el dechoukaj de la casa de Lafontaine Dominique, muy conocido duvalierista y sacerdotes vudú.  Durante el incidente había resultado herido un oficial de un cercano destacamento naval.  

Justo antes de su muerte, Alphonse había recibido la solicitud de personarse en la base naval, solicitud que cumplió pero nunca regresó a su hogar.  

Un amigo de Alphonse, Charles Edouard Desgrottes, junto con otros dos amigos, Adrien Berthol y Jean Fleurant, fueron detenidos por la brigada de investigaciones criminales en relación con el asesinato de Alphonse.  

Desgrottes fue puesto en libertad dos semanas después, y se refugió de inmediato en Nueva York, pero Berthol y Fleurant permanecen detenidos sin habérseles acusado de ningún crimen.  

Aunque Desgrottes admite que Alphonse, Berthol y Fleurant participaron en el saque de la casa de Lafontaine, negó haber tenido nada que ver con la muerte de Alphonse, aduciendo que unos macoutes relacionados con los militares estaban haciendo ajustes de cuentas y matando a quienes habían participado en la operación de dechoukaj.8  

10.     La índole política de esta ola de violencia queda demostrada por el hecho de que las autoridades militares pueden comenzarla o pararla.  La campaña de terror que caracterizó al período que culmino con las elecciones del 29 de noviembre de 1987, incluido el mismo 29, contrasta marcadamente con la ausencia de violencia durante el período que culminó en las elecciones del 17 de marzo de 1988, incluido el mismo 17.  Durante ambos períodos, el gobierno era militar pero, en el primero, el terror sirvió para que los militares alcanzaran su objetivo de cancelar las elecciones.  De igual manera, tan pronto como el Presidente Manigat dejó de servir los propósitos de los militares, nuevamente se desató una campaña de terror para desestabilizarlo, y una vez que el Presidente Manigat hubo sido derrocado, el terror cesó.  Con excepción del controvertido arresto hecho por el Coronel Jean-Claude Paul en mayo de 1988, de once individuos (diez militares y un civil) supuestos integrantes de los escuadrones de la muerte, nadie ha sido arrestado por actos cometidos en estas campañas de terror.  Tampoco se sabe cuál ha sido el destino de esos once individuos.  

11.     La Comisión, durante las conversaciones mantenidas con el General de División Williams Regala, Ministro del Interior y Defensa Nacional, durante la visita de agosto de 1988 a Haití, mencionó el asunto de los escuadrones de la muerte, el estado de inseguridad y la aparente impunidad otorgada a los terroristas.  El General Regala negó que fueran los macoutes quienes perpetraban esos actos de terror y expresó que quien visita Haití puede sentirme más seguro en las calles de Puerto Principe que en las de Nueva York, Washington, D.C. o Kingston, en Jamaica.  A juicio del Ministro, los militares garantizaban la seguridad de la población y Haití se encontraba entonces en calma.  La seguridad de la Comisión, dijo, estaba garantizada.  La Comisión le recordó que había ofrecido las mismas garantías justo antes de las elecciones del 29 de noviembre de 1987.  

12.     El hecho de que el CNG no haya investigado y castigado a las personas responsables de estas muertes ocurridas con la impronta de los escuadrones de la muerte ha sido una preocupación constante de la Comisión y la conduce a concluir que esos escuadrones operan por la impunidad que les conceden los militares.  A continuación se discuten ciertos casos presentados a la Comisión y sobre los cuales del Gobierno de Haití ha respondido.  Se trata de muertes ocurridas durante el período del primer gobierno militar, 1986-1988, el CNG y durante el lapso en el que el Gobierno no hizo investigaciones o, si las hizo, no encontró a los responsables.  

 

Martissant 

13.     La Comisión declaró en su Informe Anual 1985-1986 que:  

El 19 de marzo de 1986 cinco civiles resultaron muertos de bala por miembros de una tropa “élite” del ejército, denominada Leopardos, y 48 horas más tarde dos personas murieron durante la realización de una manifestación pacífica.  El 26 de abril 6 civiles resultaron muertos por agentes de seguridad y 48 heridos, muchos de ellos de gravedad, durante una celebración de ex presos políticos de Fort Dimanche.  La Comisión no ha tomado conocimiento de que estos actos, cuya responsabilidad ha sido atribuida a las fuerzas de seguridad, hayan sido investigados.  

14.     En cuanto concierne a las muertes ocurridas en Martissant el 19 de marzo de 1986, la Comisión abrió el caso Nº 9699 y solicitó del Gobierno de Haití que le proporcionara cualquier información que juzgara adecuada.  El Gobierno respondió lo siguiente:  

El conductor de un vehículo de transporte público, llamado Jean-Claude Roc, provocó un atasco de transito en la ruta a Martissant por querer, ilegalmente, adelantarse al coche del Capitán del Ejército Lyonel D. Sylvian.  De conformidad con el Artículo 31 del Manual de Justicia y 6 – 3 de los Reglamentos de las Fuerzas Armadas, el Capitán estaba autorizado a desempeñar las funciones un oficial de policía.  El conductor habiéndose negado a aceptar las órdenes impartidas por el Capitán y habiéndolo insultado, era responsable, de acuerdo con las disposiciones contenidas en el Artículo 51 del Decreto 4 de abril de 1979 sobre el tránsito de vehículos.  La oposición de la gente presente al arresto del conductor, su agresión contra el militar utilizando palos, piedras y otras armas improvisadas y la reacción del militar causaron:  

1.       Dos muertes y tres heridos en el bando civil  
2.       La hospitalización de 7 militares  
3.       Daños a los vehículos, de los cuales uno era una ambulancia  

15.     Este caso ilustra el alto grado de frustración social y de animosidad sentido contra los militares en Haití a sólo un mes de haber abandonado el país Jean-Claude Duvalier.  Asimismo, el Gobierno desconfía de la población civil y favorece a los militares en cuanto se refiere a adjudicar responsabilidades acerca de las muertes.  

16.     La Comisión tuvo muchas oportunidades de hablar con militares durante su visita en agosto de 1988.  En esas conversaciones se puso de manifiesto que los miembros de las Fuerzas Armadas se consideran superiores a los llamados líderes políticos, quienes, a sus ojos, carecen de seguidores y de apoyo popular.  También fue evidente que los militares se sintieron amenazados por la campaña de rache manyiok (solicitando el derrocamiento del CNG durante el verano de 1987) y que no volverían a permitir que las circunstancias alcanzaran un grado de amenaza tal que pudieran quitarles el poder.  el comandante de un centro de detención expresó su desprecio por los grupos de derechos humanos y la prensa, indicando que las víctimas de varios asesinatos atroces habían sido elevadas al nivel de mártires por estos grupos cuando, en realidad, éstas habían sido responsables de delitos peores.  Los grupos de derechos humanos eran claramente sospechosos para estos militares y, en algunos casos, aunque ambiguamente, los tomaban como enemigos.  

El Sr. Charlot Jacquelin (Caso Nº 9784)  

17.     En 1986, el caso de la “desaparición” del Sr. Charlot Jacquelin, maestro de la campaña de alfabetización MISYON ALFA de la iglesia Católica, fue puesto en conocimiento de la Comisión.  

18.     El caso fue presentado a la Comisión en octubre de 1986, abriendo la Comisión de inmediato el expediente con el número 9784.  Se informó a la Comisión que el Sr. Charlot Jacquelin había sido arrestado el 18 de septiembre de 1986 en su casa particular, situada en Cité Soleil.  Dos individuos, uno vestido de civil y el otro luciendo el uniforme caqui del ejército, entraron a su casa a eso de las 22 horas, mientas dos oficiales de policía, vistiendo el uniforme azul, montaban guardia afuera.  El Sr. Jacquelin fue sacado de la cama, ordenado a vestirse y conducido a la comisaría local de Cité Soleil y se dice que, posteriormente, ocho oficiales de policía fueron a buscarlo y lo llevaron a un destino desconocido.  Desde entonces se desconoce su paradero.  

19.     En el transcurso de la visita realizada en enero de 1987 a Haití, la Comisión pudo confirmar que había habido varios testigos oculares del arresto del Sr. Charlot Jacquelin y que una multitud había seguido a las autoridades que lo conducían a la comisaría de Cité Soleil.  Las autoridades, a modo de respuesta, lanzaron tiros al aire para dispersar al grupo que, de hecho se disolvió.  

20.     Otro testigo ocular alegó haber visto que el Sr. Jacquelin escoltado por ocho soldados, era sacado de la comisaría de Cité Soleil en un jeep verde, reconocido como el jeep que normalmente viaja de la comisaría a Fort Dimanche.  

21.     Otro testigo atestiguó que el arresto obedeció a dos razones.  Cuando hay un ataque contra los militares o la policía –y la misma semana del arresto del Sr. Jacquelin había habido uno contra la comisaría local- las autoridades arrestan a una gran cantidad de personas como “venganza” o “para quitarles dinero”.  Este testigo manifestó que toda persona arrestada debe pagar dinero para salir en libertad y el arresto le permite a las fuerzas de seguridad extorsionar a la familia de los arrestados.  En consecuencia, afirmó el testigo, “una muerte ocurrida en un barrio puede permitir que el gobierno obtenga $10.000, extorsionando a 100 personas mediante el ofrecimiento de protección obligada”.  

22.     El Gobierno de Haití respondió a la solicitud de información que sobre este caso le hiciera la Comisión, declarando que “Charlot Jacquelin jamás había sido arrestado por la policía”, a pesar de los numerosos testigos oculares del hecho.  La Comisión no ha recibido información adicional sobre este caso a pesar de que el Gobierno expresó su intención de investigar los hechos conducentes a esta desaparición.  

Las muertes ocurridas en 1986-1987 

23.     En su Informe Anual 1986-1987, la Comisión analiza nuevamente el creciente estado de violencia generalizado en Haití y los ataques sistemáticos al derecho a la vida.  En el, la Comisión destaca la incapacidad del gobierno militar de poner fin a la violencia que constituía una amenaza para el proceso democrático y, en particular, para el movimiento de los candidatos por todo el país en la realización de sus campañas políticas.  La Comisión declara en ese Informe:  

En lo que se refiere a las violaciones al derecho a la vida ocurridas desde la aprobación del último Informe Anual de la Comisión, cientos de personas habrían muerto en manos de agentes de las fuerzas armadas a partir del 29 de junio de 1987.  Asimismo, cientos de personas habrían resultado heridas.  Informaciones procedentes de la Comisión Gubernamental de Investigación de Haití dieron la cifra de 255 muertos en el pueblo de Jean Rabel.  Por su parte, la prensa haitiana ha informado recientemente que en las calles de Puerto Principe la aparición de cadáveres en las calles se ha tornado una práctica rutinaria.  La Comisión considera que Haití vive en la actualidad en un estado de violencia generalizado.  

El clima de violencia se manifiesta en el hecho de que la población de Puerto Principe no sale a la calle después de las 9 de la noche.  Tanto personas como vehículos son atacados, especialmente en los barrios populares de Bolosse, Cité Soleil y Ber Air de la capital.  En la mañana del 2 de septiembre de 1987, por ejemplo, fueron encontrados los cuerpos de Rony Ambroise y Frequenz Charles, acribillados a balazos.  Un testigo ocular declaró que habían sido sacados de sus hogares durante la noche por la policía, muertos y sus cuerpos arrojados en una ruta hacia el aeropuerto.  La Comisión ha sido informada de que la aparición de cuerpos en las calles de Puerto Principe se ha tornado un espectáculo rutinario.  

          Este clima de violencia ha afectado el panorama político del país.  Aunque las elecciones están fijadas para el próximo mes de noviembre, ningún candidato osa organizar una campaña electoral y viajar a las provincias desde que le dieron muerte a Louis Eugene Athis, a principio del mes de agosto próximo pasado, durante un encuentro político.  

          El 3 de agosto, Louis Eugene Athis, de 46 años, fundador y coordinador general del Movimiento Democrático para la Liberación de Haití (MODEHL) fue asesinado junto con dos de sus compañeros, Oscar Dorgevil y François Jean.  Athis había viajado a Leogane, un pueblo a 20 millas de distancia de Puerto Principe, a los efectos de participar en un encuentro político.  Athis había escrito al comandante de la región con dos semanas de antelación solicitando protección.  Un grupo de personas armadas con machetes, picos y piedras, los atacó a pedradas y machetazos hasta darles muerte acusándoles de comunistas.  Otro acompañante, Dominique Mercena, fue golpeado en la cabeza, los brazos y la pierna izquierda, pero escapó y pudo atestiguar los hechos.  La Comisión ha tenido conocimiento de que los cuerpos de Athis y sus compañeros fueron rociados con gasolina y prendidos fuego.  Athis, quien había fundado su partido en 1964 en la República Dominicana, había sido un activo defensor de los derechos humanos de los braceros haitianos quienes cortaban caña de azúcar en ese país.  También había sido una de las personas que más contribuyeron al surgimiento del centro democrático en Haití que hoy cuenta con importantes candidatos presidenciales como Dejoie, Manigat y Bazin.  Su muerte puede ser interpretada como una señal dirigida a los políticos de Haití y ha tenido como resultado que sean muy pocos en el país quienes estén conduciendo una campaña política.  

          En conclusión con respecto al derecho a la vida, en relación a los actos de violencia imputados a autoridades del gobierno, la Comisión ha recibido, en general, información del Gobierno de Haití exonerando a sus agentes de toda responsabilidad.  La convicción y sentencia del oficial de las fuerzas armadas Robes Metellus por la muerte de un obrero del transporte, Jules Louis, constituye una excepción a lo anterior, aunque debe señalarse que los trabajadores del transporte hicieron una huelga de cinco días, en noviembre de 1986, para asegurar que Metellus sería injuiciado.  

24.     En cuanto se refiere al caso del Sr. Louis Eugene Athis, a pesar de que uno de los testigos oculares vivió para contar este brutal triple asesinato, nadie, hasta la fecha, ha sido sometido a la justicia.  El chef de section9 de esta área fue detenido a fin de ser interrogado acerca del crimen pero después fue puesto inesperadamente en libertad.  El aparato judicial se ha mantenido mudo, nadie ha sido investigado ni acusado.  En cuanto al sistema legal de Haití se refiere, pareciera no haberse cometido ningún crimen.  

25.     Es ahora evidente que el clima de temor generalizado de Haití era creado sistemáticamente por el gobierno militar y las fuerzas auspiciadas por éste.  La diaria aparición de cadáveres en las calles constituye un mensaje potente a la población para que no desafiara ni a las autoridades ni al status quo.  La incapacidad del gobierno de investigar estas muertes y conducir a algún responsable ante la justicia concede impunidad a los perpetradores y evidencia la complicidad del gobierno en estos actos.  

Las muertes ocurridas los días 28 y 29 de noviembre de 1987 

26.     Las muertes ocurridas los días 28 y 29 de noviembre de 1987 fueron necesarias para que el CNG rescatara el control del proceso electoral de manos del Consejo Electoral Provisional.  El 3 de diciembre de 1987, el CNG creó una Comisión Investigadora Especial destinada a investigar los hechos ocurridos en las elecciones del 29 de noviembre (véase el capítulo II).  Esta Comisión, integrada por Luc Michel (presidente), Ives Decady, Ivan Richard Maurasse, Lous Thony Fils (coronel), Fritz Coudet (coronel) y Ulrick Noel, sometió ostensiblemente su informe a las autoridades el 15 de enero de 1988, aunque no se dio a publicidad en esa fecha.  Radio Metropole anunció el 4 de abril de 1988, que la Comisión había emitido su informe.  

27.     El Informe de la Comisión Investigadora Especial tiene 25 páginas y es el primero de su género con apariencia de seriedad.  El mandato de este cuerpo era examinar las causas y las circunstancias en torno a los hechos acaecidos el 29 de noviembre de 1987 e identificar a sus autores.10  

28.     La Comisión cumplió su mandato entrevistando a testigos tanto en Puerto Principe como en las provincias, visitando el hospital de la universidad estatal para hablar con las víctimas de la masacre ocurrida en la fecha en cuestión, entrevistándose con líderes políticos para escuchar sus puntos de vista sobre la situación nacional y visitando el hospital de Canapé-Vert.11  

29.     El informe en particular en cuanto a su voluntad de criticar las fuerzas Duvalier-Macoutes y a su análisis de las causas y circunstancias que rodearon los sucesos citados pero su examen de las fuerzas envueltas obedece al implícito mandato gubernamental de no implicar a los militares.  En cuanto se refiere al Ejército, en el se dice:  

          El Ejército no participó en la contienda por el poder puesto que no tiene ambiciones políticas…12  

30.     En cuanto concierne al papel de los duvalieristas dice:  

          Los duvalieristas, por ser los herederos de la conquista revolucionaria de 1946, están decididos a conquistar el poder…13 

31.     En el Informe se declara que es imposible identificar a los autores individuales de los actos de violencia y sabotaje.  En muchas provincias, muchos de ellos eran individuos procedentes de otras regiones y la mayoría tenía puestas máscaras para proteger la identidad. Además, “la estrategia adoptada por los autores de los actos de violencia y sabotaje, objeto de la presente investigación, parece haber sido la de no dejar pista alguna.14    

32.     El informe atribuye responsabilidad al Commissaire de Gouvernement cuya tarea consiste en investigar los delitos cometidos; a la Policía, por no haber establecido un cordón de seguridad; al Ministerio de Información y Coordinación, por no haber elevado el nivel educativo de las masas mediante programas sobre educación cívica; a las Autoridades Públicas, por no haber tenido una política; y, por último, al Consejo Electoral Provisional, por haber permitido la injerencia de poderes extranjeros en los asuntos internos y por no haber reconocido “la imposibilidad de realizar estas elecciones antes de la masacre que tuvo lugar en la calle Vaillant.15  

33.     El Informe concluye que es posible creer que (il est permis de croire) las fuerzas Duvalier-Macoute hayan sido las autoras de estas atrocidades.  No obstante, intenta justificar los actos atribuyéndolos a la defensa propia, al decir que:  

          Decapitados, acosados, perseguidos y quemados vivos después del 6 de febrero de 1986 y, ante la inminente resurgencia de tales actos después de los resultados de las elecciones de noviembre pasado, como consecuencia de su voluntad de vivir, los macoutes, se encontrarían obligados a defenderse.16  

34.     En lo que se refiere a la acusación de que también habían participado fuerzas integradas por macoutes y soldados del ejército, en el informe se expresa que no es posible “establecer que las fuerzas integradas por macoutes y soldados estuvieran implicadas en los actos de noviembre”, aunque se evita una negativa categórica explicando que es “inapropiado acusar al Ejército en general, a pesar del continuo conflicto entre éste y el CEP, de la violencia electoral de la cual son culpables algunos elementos cuya identificación ha sido muy difícil.17  

35.     La Comisión concluye que no ha podido identificar a los culpables porque los testigos, tales como los miembros del CEP, se negaron a testificar ante la Comisión, y las víctimas, temiendo represalias, rehusaron decir la verdad.  Dado que dos coroneles formaban parte de la Comisión Investigadora, es fácil entender la reticencia de los miembros del CEP y de las víctimas.  La Comisión Investigadora expresa en su informe que aunque no ha podido identificar a los culpables de forma individual, si ha podido identificarlos “colectivamente” y pide al Commissaire du Gouvernement que investigue y castigue estos crímenes.18  

36.     Esta raza traza de “legalismo” endosando el problema al Commissaire du Gouvernement, está en curiosa contradicción con anteriores conclusiones contenidas en el Informe acerca de que el sistema judicial había sido “pusilánime e impotente” en cuanto a someter a la justicia a los participantes en el dechokaj que quemaron vivos a conocidos macoutes.  

37.     En el Informe se recomienda que la investigación quede abierta y que se compense a aquellas personas que sufrieron daños materiales y físicos el 29 de noviembre de 1987.  

38.          Durante la visita de agosto de 1988 a Haití, la Comisión hizo al Ministro de Justicia algunas preguntas relacionadas con ciertas conclusiones y recomendaciones contenidas en ese Informe, en particular, con las causas por las cuales no se había procesado a los responsables de las muertes ocurridas el 29 de noviembre y acerca de sí se había instituido alguna política de compensación para las víctimas y sus familiares que hubieran sufrido daños materiales corporales en los sucesos del 29 de noviembre.  El Ministro respondió que no se habían iniciado procesos contra los perpetradores de las muertes y otros actos de violencia el día de las elecciones porque el Ministerio “no puede encontrar a las víctimas”.  En lo que concierne a la política de compensación, el Ministerio no había visto el Informe de la Comisión Investigador ay no estaba familiarizado con sus recomendaciones.  El Sr. Ivan Richard Maurasse, Presidente  del Departamento de Detenciones del Ministerio de Justicia estaba presente en la reunión de la delegación de la Comisión con el Ministro de Justicia, por lo cual pudo preguntársele cómo era posible que un miembro del Ministerio de Justicia que también había sido miembro de la Comisión Investigadora, no hubiera comunicado los resultados de ese Informe al Ministro de Justicia.  El Sr. Maurasse respondió que la Comisión Investigadora había sometido su Informe al CNG y que este no lo  había comunicado aún a los ministros respectivos.  La delegación de la CIDH le proporcionó al Ministro su ejemplar de ese Informe, el cual se hizo una fotocopia.  La delegación preguntó al Ministro si él daría su apoyo a una política de compensación para las víctimas de la violencia registrada el 29 de noviembre, respondiendo el Ministro que el asunto no era de su competencia.  

39.     En el Informe también se recomiendan algunas medidas radicales para tratar los problemas de seguridad, a saber, que “la Policía tome medidas enérgicas y apropiadas a fin de eliminar a toda persona perturbadora del orden público, o susceptible de perturbarlos, y de desmantelar los reconocidos centros donde se engendra el crimen, que sirven como medio de cultivo para la conducta antisocial.19  Esta recomendación constituye, a todas luces, una carta blanca para las autoridades a fin de que puedan eliminar toda reunión de grupos de obreros sindicalizados, estudiantes, trabajadores de órdenes religiosa, y otros similares, que están contra el gobierno.  Otra medida excesiva contenida en el Informe es la que recomienda la realización de “registros periódicos” en todo el país para localizar o incautar armas ilegales.20  Los registros hechos no se han ajustado a las disposiciones pertinentes de la Constitución de 1987 (infra).  

40.     Si bien el Brigadier General Hérard Abraham, Ministro de Relaciones Exteriores, estado vestido de civil cuando se reunió con la delegación de la CIDH, en agosto de 1988, el Ministro de Justicia Brigadier General Fritz Antoine, lucía uniforme.  El Ministro de Justicia relató a la Comisión sus esfuerzos por mejorar la administración de justicia en Puerto Principe y en las provincias, entregándole copias de dos discursos pronunciados el 26 de agosto de 1988, uno en Saint-Marc y el otro en Gonaivez, en los que solicita de los funcionarios del Ministerio de Justicia en la región de Artibonite que sirvan a la ley y la justicia, diciendo: “Es hora de que la justicia haitiana sea transparente en todos los niveles de nuestras instituciones judiciales”.  El Ministro de Justicia manifestó que piensa visitar las 15 jurisdicciones judiciales del país y que dada la “violencia endémica” de la región de Arbonite, el Teniente General Namphy piensa poner fin a las “bajezas de ciertos funcionarios y agentes del Ministerio de Justicia” de modo que vuelva a reinar la paz en la región.  

41.     En realidad, como se comenta detalladamente en el Capítulo IV (infra), el Gobierno del Presidente Manigat destituyó al Capitán Ernst Ravix del cargo de Comandante del distrito de St. Marc, en la región de Arbonite, y después de derrocado Manigat, el Teniente General Namphy lo reintegró a ese cargo.  Lo mismo sucedió con el Suboficial Gabriel Finasse, quien después de derrocado Manigat fue reintegrado a su cargo de Comandante del Subdistrito de Thomonde.  

42.     En Resumen, la Comisión es de la opinión que para el Ministerio de Justicia mejore la administración de la justicia en Haití, el sistema judicial debe ser desmilitarizado.  Al presente, el Ministro de Justicia pronuncia discursos relativos a sus buenas intenciones de hacer una purga en los niveles bajos del funcionariado del Ministerio de Justicia mientras los comandantes militares de esas regiones, cuyas poblaciones los consideran “tiranos”, son reintegrados a sus cargos y continúan aterrorizando a los habitantes.  Para que la tarea de las comisiones investigadoras tenga algún significado, sus conclusiones deben ser comunicadas a los ministerios pertinentes a fin de que tomen las acciones apropiadas.  

43.     Es difícil no llegar a la conclusión de que estas medidas de “reforma” se toman para apaciguar la opinión internacional y no por un verdadero interés en mejorar la situación.  

El asesinato del Sr. Lafontant Joseph (Caso Nº 10.209) 

44.     El 11 de julio de 1988 se encontró el cuerpo del Sr. Lafontant Joseph detrás del volante de su coche, cerca de la ruta que conduce al aeropuerto internacional.  El Sr. Joseph, de 54 años, era un destacado abogado en cuestiones de derechos humanos que había defendido a las figuras políticas de la oposición, arrestadas durante los dos años de gobierno del CNG.  Su asesinato es el primer ataque aparentemente político ocurrido desde el golpe militar del 20 de junio de 1988 y el primer asesinato de un individuo cuyo nombre consta en una lista de condenados a muerte a manos de los escuadrones de la muerte.  

45.     Esta supuesta lista fue entregada a la Comisión durante su visita de agosto de 1988.  Está fechada el 25 de mayo de 1988 y su título, en créole, es: “OPERASYON BALEWOUZE TOUT KOMINIS ANACHIS MACHAN’N PEYI” (OPERACIÓN LIMPIEZA DE TODOS LOS COMUNISTAS Y ANARQUISTAS QUE ESTÁN VIENDIENDO EL PAÍS).  La lista consta de 164 nombres, aunque en algunos se incluye también a la familia, como, por ejemplo “XX, su esposa e hijos” (XX, sa femme et enfants). En vista de que ciertos ministros han dicho desconocer esta lista, se la publica para alertar a las autoridades competentes a fin de que protejan a las víctimas potenciales:

 

          Jean Bertrand Aristide                   Antoine Adrien 
         
William Smarth                              Jean-Marie Vincent 
         
Liliane Pierre-Paul                         Willy Romulus 
         
Anthony Pascal (Konpé Filo)             Vénel Rémarais 
         
Thony Bélizaire                             Marcus Plaisimont 
         
James Rosefort                            Ardy Jean-Gardy 
         
Jean Max-Blanc                          Marie Laurence Lassèque 
         
Ben Dupuis                               Evans Paul (Konpè Plim) 
         
Jean Dominique                          Jean-Robert Aupont 
         
Dominique Levanti                        Konpè Moloskòt 
         
Hailé                                          Alix Damour 

         
Suzy Castor                               Claudette Wourley 
         
Joseph Senat                               Georges Honorat 

         
Odette Fonbrum                            Gladys Lauture et son mari 
         
Mme. Lina MacNally et son mari          Yves Déjean-Los 
         
Michel Soucar                              Rénald Trouillot 
         
Jean Claude Pierre-Louis             Cajuste Lexius 
         
Joubert François                          Carl Henri Guito 
         
Lafontant Joseph                         Joseph Manicy Pierre 
         
Jean-Jacques Honorat                   Daniel Narcisse 
         
Eddy Volel                                 Rose-Marie Biamby-Volel 
         
Michel Hector                              Guy Pierre 
         
Max Chancy                                      Gérard Jean-Juste 
         
Manno Charlemagne                      Didier Dominique et Rachelle 
         
Alain Rocourt                                      Emmanuel Ambroise 
         
Jean Robert Sabala                     Michel Roy 
         
Louis Roy                                  André Arcelin 
         
Chavannes Jean-Baptiste                  Jean-Paul Duperval 
         
Elie Cantave                                     Paul Latortue 
         
Edzer Dprsaomvoñ                       Konpè Zòbey 
         
Patrix Dacius                               Suzette Fan’m Vanyan 
         
Mme. Cathérine Roley             Joseph Maxi 

         
Paola Tet. Ansan’m Jean Rabael          Agustin Feneh 
         
Marcel Mondesir                            Sylvain Jolibois 
         
Abner François                            Cliford Larose 
         
Mésidor Gérard                             Jean-Marie Salvant 
         
Jean-Laurent Nelson                     Mirabeau Louis 
         
Ogesse St. Jean                            Sylvio C. Cluade 
         
Louis Déjoie II                            Gerard Gourgue 
         
Marc L. Bazin                                      Hubert De Ronceray et femme 
         
Luc B. Innocent                           Paul Arcelin 
         
Benard Sançarig, femme et enfants          René Théodore 
         
Max Bourjolly                                     Alexandre Azard 
         
Pasteur Desarmes                         Joachin Pierre 
         
Jean Marie Benoit                       Serge Gilles 
         
Victor Benoit                               Jean Claude Bajeux 

         
Félix Paul                                  Arnold Antonin 
         
Turneb Delpé                                Gilles Hendrick 

         
François Pierre-Louis                     Frantz L. Jean 
         
Jean Robert Lalane                     Paul Déjean 
         
Robert Duval                                Yves Antoine Richard 
         
Gerard Pierre Charles           Gerard Troussaint 
         
Claude René                                 Yves Champagne 
         
Auguste Mesyeux                         Maire-Paul Jeune 
         
Mme. Lafontant Joseph           Rockfeller Guerre 

         
Idly Cameau                                      Blain Kennedy 
         
Jean-Baptiste Hilaire                     Gabriel Miracle 
         
Eddy Jeune                                Jonas Pierre-Louis 
         
Yves Sanon                               Lesly Ambroise 
         
Michelle Montas                           Raymond Joseph 
         
Frantz Jean-Marie                         Jude L. Jean-Jacques 
         
Jacques Pascal-Zet                      Ronald St. Jean 

          Roselaine Gilbert                           Rénald Clérismé 
         
Frantz Grandois                            Ernst Verdiu 

         
Roméo – Radio Lumière                   Monique Jean Baptista 
         
Maria Terentia Dehoux                    Karline Champagne 
         
Joel Lorquet                                      Harry Louis 
         
René Exumé                               Absalon-Radio Centre ville 
         
Robert Angalde                             Clitandre Piedrre 

         
Cajuste Linhardt                          Roger Gaillard 
         
Nègre Lakay                                Duly Brutus 

         
Sincius Deli (Milo)                          Dutel Lamour 
         
Carlo Désinor                                       Alex Ettiene 
         
Eilson Désir                                 Mécène Richemond 
         
Guy Gilbert                               Marc Garcia 
         
Nicole Magloire                            Kyle Richemond 
         
Jacquelin (Prensa Latina)           Point du jour yves (kamokin nan péyi blanc) 
         
Pasteur Porris Jean-Baptiste                  Gérad Dormévil (Gonaives) 
         
Serge Jovein                               Moises Senatus 

         
Franck Tomas                               Larneck Hurbon  
   

(continúa...)

[ Índice | Anterior | Próximo ]


1.       El Artículo 4 de la Convención Americana dispone: 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.  Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.  2.  En los países que no han abolido la pena de muerte, éste sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión de delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.  3.  No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.  4.  En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delito político ni comunes conexos con los políticos.  5.  No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del delito tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez.  6.  Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos.  No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente.  El Artículo 5 dice: 1.  Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.  2.  Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.  Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.  3.  La pena no puede trascender de la persona del delincuente.  4.  Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no condenadas. 5.  cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento.  6.  Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados.

El Artículo 7 dispone: 1.  Toda persona tiene derecho a la liberta y a la seguridad personales.  2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.  3.  Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.  4.  Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.  5.  Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continué el proceso.  Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.  6.  Toda persona privada de la libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales.  En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene  derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recursos no puede ser restringido ni abolido.  Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.  7.  Nadie será detenido por deudas.  Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial competente dictados por incumplimiento de deberes alimentarios.

2.       Yoram Dinstein: “The Right to Life, Physical Integrity and Liberty”, en The International Bill of Rights, Ed. Louis Henkin (1981).

3.       Véase por ejemplo, Bernard Diederich y Al burt:  Papa Doc and the Tontons Macoutes, (edición 1986).

4.       Id. p. 370.

5.          Comunicado de USIS “Procedures à suivre pour l’obtention du visa de non’immigrant”, en Le Petit Samedi Soir, No. 723, agosto 6-12, 1988.

6.       Jean-Pierre Cloutier: “Crime or politics”, Haiti Times, el periódico de habla inglesa de Haití, junio, 1988.

7.       LAPPH: Le Militant, No. 8, mayo, 1988.

8.       Véase la nota 6 (supra).

9.       El chef de section en la estructura política de Duvalier era el jefe del sector territorial más pequeño.  Estos chefs eran elegidos por el propio presidente.

10.     Véase Rapport de la Commission d’Enquête, enero, 1988.

11.     Id.

12.     Id. en p. 6.

13.     Id.

14.     Id. en p. 17.

15.     Id. en pp. 19-20.

16.     Id. en p. 21.

17,     Id. en p. 22.

18.     Id. en p. 24.

19.     Id. en p. 25.

20.     Id.