DISCURSOS

 

Discurso del Dr. José Zalaquett, Presidente de CIDH en la inauguración del 119º período ordinario de sesiones. Washington D.C., 23 de febrero de 2004

 

Discurso de la Dra. Susana Villarán, Segunda Vicepresidenta de la CIDH durante la presentación del Informe Anual 2003 de la CIDH ante la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos. Washington, D.C., 29 de marzo del 2004

 

Palabras del Presidente de la CIDH, Dr. José Zalaquett sobre la situación de los derechos humanos en el hemisferio, ante la Asamblea General de la OEA.

Quito, Ecuador, 8 de junio de 2004

 


 

DISCURSO DEL DR. JOSÉ ZALAQUETT

PRESIDENTE DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

EN LA INAUGURACIÓN DEL 119º PERÍODO ORDINARIO DE SESIONES

 

Washington D.C., 23 de febrero de 2004

 

 

Señor Presidente del Consejo Permanente de la OEA, Paul Durand, señor Enrique Lagos, Subsecretario de Asuntos Jurídicos de la OEA, distinguidos representantes de los Estados miembros de la Organización y observadores.  Estimados colegas, señoras y señores:

 

Tengo el honor de dirigirme a ustedes, en mi carácter de Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en esta ceremonia inaugural de nuestro 119º período ordinario de sesiones. Es un gusto contar en esta oportunidad con la presencia de mis colegas: Clare K. Roberts, Primer Vicepresidente; Susana Villarán, Segunda Vicepresidenta y los Comisionados Evelio Fernández Arévalos, Paulo Sergio Pinheiro, Freddy Gutiérrez y Florentín Meléndez.

 

Quisiera comenzar agradeciendo el apoyo de los Estados al trabajo de la Comisión Interamericana. El espíritu de cooperación que hemos encontrado en los Estados miembros de la OEA, sin duda, ha fortalecido la protección de los derechos humanos de los habitantes de nuestra América.

 

Este es el primer período de sesiones luego de la elección de los 4 nuevos miembros en la Asamblea General celebrada en junio del año pasado. Aprovecho la oportunidad entonces, para extender mi más cálida bienvenida a nuestros nuevos compañeros que se incorporan con energía al trabajo de más de 45 años de esta Comisión.

 

La Comisión tiene previsto un intenso programa de actividades para las sesiones ordinarias que se inician hoy.  Como es habitual, dedicaremos la mayor parte de nuestro trabajo al estudio y consideración de informes sobre peticiones y casos individuales, respecto de distintos países del Hemisferio que se hallan en las etapas de admisibilidad, solución amistosa, fondo o decisión de envío a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.  Durante la segunda de las tres semanas de sesiones, la Comisión ha convocado a más de 50 audiencias sobre casos y peticiones en las etapas mencionadas.  Asimismo, recibiremos en audiencia a distintas personas, organizaciones, y representantes de los Estados miembros que presentarán información sobre la situación de los derechos humanos en el Hemisferio, ya sea con carácter general o sobre algún derecho o tema específico de la competencia de la Comisión.

 

Partiendo de un análisis de la situación actual de los derechos humanos en el Hemisferio y de las diversas formas de fortalecer el sistema interamericano como mecanismo fundamental para dar respuesta a las crecientes necesidades de la región en esta materia, la Comisión Interamericana ha iniciado un proceso de reflexión. En años anteriores, se ha referido un análisis de los diversos problemas de derechos humanos, políticos y prácticos en el Hemisferio, reconociendo fortalezas y desafíos pendientes. Desde nuestra historia de trabajo en materia de derechos humanos, reconocemos hoy nuevos desafíos, entre los que se cuentan principalmente la vigencia del Estado de Derecho en nuestros países y la protección efectiva de los derechos económicos, sociales y culturales.

 

En este sentido y como hemos señalado, la democracia y el Estado de Derecho constituyen condiciones necesarias para lograr la vigencia y el respeto de los derechos humanos en las sociedades democráticas. De acuerdo con la Carta Democrática Interamericana, son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de Derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos. Asimismo, son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa.(Carta Democrática Interamericana, artículos 4 y 5).

 

Como hemos señalado, no cabe duda que el mundo ha cambiado radicalmente a partir de los eventos del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, muchas cosas permanecen inalteradas como la exclusión de grandes mayorías de la población del Hemisferio del disfrute efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales. Los países que integran la Organización de los Estados Americanos, conforman la región más desigual del mundo: la exclusión de los beneficios del progreso, así como la falta de satisfacción de las necesidades básicas y a la educación, coloca a grandes sectores sociales en una situación de especial vulnerabilidad ante los ajustes estructurales y los desajustes de la economía.  La Comisión Interamericana nota, en tal sentido, que las crisis económico-sociales afectan especialmente a los sectores más vulnerables y arrasan con los niveles de vida en muchos de nuestros países, en algunos casos con preocupante impacto sobre el funcionamiento de las instituciones del Estado y el imperio de la ley.

 

Ante esta situación, el sistema debe reflexionar acerca de cómo responder más eficientemente. Nuestra reflexión, iniciada hace un tiempo desde la Comisión, seguirá con la Corte Interamericana, y planea incorporar a todos los actores del sistema, incluyendo a los Estados, académicos e integrantes de la sociedad civil. Buscamos una mirada estratégica acerca del futuro del Sistema, incorporando las distintas etapas de desarrollo en los Estados y las diversas realidades, con el objeto de colaborar en el fortalecimiento de la protección de los derechos humanos, con un énfasis en la definición conceptual del Estado de Derecho y en la protección de los derechos económicos, sociales y culturales. En este sentido, el espíritu de cooperación que hemos encontrado en los Estados nos muestra que requerimos de una acción mancomunada en la elaboración de planes nacionales de derechos humanos, por ejemplo. Nuestras decisiones sobre casos individuales e informes temáticos y por países apuntan precisamente a acompañar a los Estados en la tarea de mejorar la protección de los derechos humanos.

 

Este proceso de reflexión se inicia, paradójicamente, con uno de los problemas endémicos y cada vez más apremiantes de nuestro sistema; la limitación presupuestaria. La Comisión Interamericana ha recibido con entusiasmo los diversos mandatos asignados a ella por la Asamblea General y las Cumbres. Sin embargo, hacemos notar que éstos deben ir acompañados de una asignación de recursos acorde con las nuevas funciones. Dentro de este proceso de colaboración mutua con los Estados, la Comisión requiere de un aumento en los fondos, que le permita atender debidamente todas las tareas asignadas.

 

Uno de los grandes desafíos para la Comisión y para la comunidad hemisférica es cómo responder de manera ágil y efectiva en situaciones de graves violaciones de los derechos humanos. Si bien la responsabilidad principal por las crisis institucionales recae en los órganos políticos de la OEA,  la Comisión se erige como un órgano especializado en materia de derechos humanos y como tal debe utilizar sus herramientas en aras de proteger a los habitantes de América frente a violaciones de sus derechos. En este sentido, la Comisión sigue con detenimiento la situación especialmente crítica de algunos Estados de la región, y hará públicas algunas consideraciones al finalizar este período de sesiones.

 

En particular, discutiremos la invitación formulada a la CIDH para asesorar a la Misión para apoyar el proceso de paz en Colombia, recientemente establecida por el Consejo Permanente. Asimismo, seguiremos con atención la situación en Haití. Reiteramos un llamado a la solución pacífica de la crisis que ya costó más de 50 vidas y a superar, de conformidad con el derecho internacional, la crisis humanitaria que se está viviendo.

 

No puedo concluir sin manifestar la preocupación por recientes señalamientos de altas autoridades de algunos Estados en estos últimos meses con relación a organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos. La Comisión ha observado, adicionalmente, que, en estos casos, ha existido además una tendencia manifiesta a incumplir las recomendaciones de la Comisión y de la Corte en esta materia. La amplia experiencia de la CIDH indica que las expresiones oficiales que cuestionan la labor de defensa de los derechos humanos pueden generar un grave riesgo para la vida, la integridad personal y las actividades de activistas y defensores de derechos humanos.  Este tipo de declaraciones pueden ser interpretadas por los grupos al margen de la ley como un señalamiento para cometer actos de violencia e intimidación contra los miembros de las organizaciones de derechos humanos y además, afectan seriamente la legitimidad de dichas organizaciones. La Comisión recuerda que los Estados deben contribuir a asegurar las condiciones necesarias para que las organizaciones de derechos humanos puedan desarrollar su tarea que resulta de importancia vital para la plena vigencia del Estado de Derecho. En ese sentido, la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos ha expresado en forma reiterada su respaldo a la tarea que los defensores llevan a cabo a nivel nacional y regional, y ha condenado aquellos actos que en forma  directa o indirecta impidan o dificulten su labor de promoción y protección de los derechos humanos en las Américas.

 

Haciendo un balance de los últimos años y considerando la posibilidad de que la presente reunión sea la última bajo el actual Secretario General, quisiera destacar dos aspectos: primero, que el fortalecimiento del Sistema Interamericano en los últimos años se ha visto facilitado, en gran parte, gracias a la absoluta independencia garantizada a la Comisión por el Secretario General; independencia que encontró en los Estados un decidido apoyo. En segundo lugar, quisiera nuevamente destacar que un importante elemento de esa independencia depende del financiamiento necesario para poder desarrollar sus funciones. La Comisión Interamericana, entre 1997 y 2003, ha duplicado el número de denuncias recibidas; asimismo, sólo durante la última Asamblea General recibió 12 nuevos mandatos. A ésto, desgraciadamente se suma la disminución de su presupuesto regular y la disminución de los puestos de trabajo.

 

En estas circunstancias, la Secretaría de la Comisión Interamericana ha continuado perfeccionando su gestión y todo su personal trabajando con máxima dedicación. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer el compromiso, el excelente desempeño y profesionalismo tanto del Secretario Ejecutivo como de todo el equipo que trabaja incansablemente por fortalecer la protección de los derechos humanos de los habitantes de América.

 

Señor Presidente, señor Representante del Secretario General, señoras y señores representantes, estimados colegas, compañeras y compañeros de trabajo:

 

Los desafíos que se nos presentan son múltiples y requieren nuevos enfoques y  creatividad al momento de encontrar mecanismos para fortalecer el Estado de Derecho y los derechos económicos, sociales y culturales en nuestros Estados. Sin embargo, debemos resistirnos a la tentación de ver en cada desafío una ocasión que nos incite a descartar las conquistas que hemos logrado en materia de derechos humanos a lo largo de muchos años de trabajo y esfuerzos.  Quisiera destacar en tal sentido que no se ha alterado ni debe alterarse el compromiso de los Estados de respetar el orden jurídico internacional.  En efecto, las respuestas a los problemas que enfrentamos deben ser halladas en estos mecanismos internacionales y no fuera de ellos, ya que los mismos contienen las herramientas necesarias para responder a las necesidades de la seguridad y también a las de la justicia. La vigencia del Estado de Derecho es un pilar básico de una sociedad justa, que reconoce en la superación de la pobreza y el pleno respeto de los derechos humanos la esencia de la dignidad de las personas.

 

Declaro, por tanto, abierto el 119º período ordinario de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.


 

 

DISCURSO DE LA SEGUNDA VICEPRESIDENTA

DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

DRA. SUSANA VILLARÁN 

PRESENTACIÓN DEL INFORME ANUAL 2003 DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS ANTE LA COMISIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS Y POLÍTICOS DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS

 

Washington, D.C., 29 de marzo del 2004

 

 

Sr. Presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos,

Distinguidos Representantes de los Estados miembros y Observadores de la Organización,

Señoras y señores,

 

Como Segunda Vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en representación de su Presidente José Zalaquett, me complace presentar el Informe Anual 2003 de la CIDH a la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente. El día de hoy me acompañan nuestro Secretario Ejecutivo y profesionales de la Secretaría Ejecutiva. Permítanme reiterar la fundamental importancia que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorga al diálogo fluido, permanente, sincero y profundo con los Estados Miembros, así como con los órganos políticos de la OEA. La CIDH siempre ha procurado comparecer ante la CAJP representada por su Presidente o por un miembro de su Comisión Directiva, para realizar la presentación oral de su Informe Anual. También en esta ocasión procuramos hasta último momento mantener dicha tradición. Lamentablemente, problemas de salud impidieron que el Sr. Presidente pudiese estar presente en la sesión del 18 de marzo. Por tal motivo, el Dr. Zalaquett solicitó al Primer Vicepresidente de la CIDH, Comisionado Clare K. Roberts que representase a la CIDH, y este aceptó. El día martes 16 en la tarde, el Comisionado Roberts nos informó que por razones de fuerza mayor de último momento, tampoco podría asistir. Ante esta situación, me consultaron acerca de mi disponibilidad, manifestando que por motivos de trabajo y ante la prolongada ausencia del país me era imposible asistir el 18 de marzo.

 

Ante esta circunstancia, en ejercicio de las atribuciones contenidas en múltiples normas convencionales, estatutarias y reglamentarias que rigen la actuación de la CIDH (artículo 40 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 21 del Estatuto de la CIDH, 12 inciso f del Reglamento de la CIDH) así como en consideración del artículo 35 inciso f del Reglamento del Consejo Permanente que específicamente permite que un director de área, en este caso nuestro Secretario Ejecutivo, represente a la Comisión en caso de imposibilidad de asistencia de su Presidente, el Presidente encomendó al Dr. Santiago Canton que representase a la CIDH ante la CAJP. La Secretaría de la CAJP también fue debidamente notificada de estas circunstancias de fuerza mayor.

 

Dado los hechos de fuerza mayor descritos, el Presidente instruyó al Secretario Ejecutivo que durante la sesión de la CAJP del 18 de marzo, presentara las pertinentes excusas ante los representantes permanentes de los Estados Miembros por la involuntaria ausencia del Dr. Zalaquett y de otro comisionado y que leyese el discurso que se encontraba preparado con anterioridad. 

 

No sería esta la primera vez que nuestro Secretario Ejecutivo comparecería ante la CAJP. En múltiples instancias, el Dr. Canton al igual que sus antecesores han hecho presentaciones ante la CAJP y ante otros órganos de la OEA, sin que se haya cuestionado por parte de los Estados dicha práctica. De hecho durante el período bajo la actual Presidencia de la CAJP, el Dr. Canton ha realizado presentaciones sobre la Resolución AG/RES. 1926 (XXXIII-O/03): “Los Derechos Humanos y el Medio Ambiente en las Américas” (CP/CAJP-2102/03), sobre la Resolución AG/RES. 1927 (XXXIII-O/03 relativa a un estudio sobre los derechos y la atención de las personas sometidas a cualquier forma de detención y reclusión (CP/CAJP-2096/03) y sobre los avances en la preparación del informe integral sobre la situación de los defensores de derechos humanos en las Américas, en cumplimiento de las Resoluciones AG/RES.1842 (XXXII-O/02) y AG/RES.1920 (XXXIII-O/03) Defensores de derechos humanos en las Américas: Apoyo a las tareas que desarrollan las personas, grupos y organizaciones de la sociedad civil para la promoción y protección de los derechos humanos en las Américas” (CP/CAJP-2105/03).

 

Ojalá se aclare así la involuntaria ausencia del Presidente en la sesión del 18 de marzo y los fundamentos jurídicos y fácticos por los cuales se encomendó al Secretario Ejecutivo de la CIDH su presencia en la sesión de la CAJP. Lamentamos sinceramente que no se le haya permitido a nuestro Secretario Ejecutivo brindar estas mismas explicaciones en la sesión del día 18 de marzo y esperamos que no se cambie una práctica de varios años de presentaciones de miembros de la Secretaría Ejecutiva, posibilitando el diálogo fluido que ustedes y nosotros queremos.

 

El informe que les presentamos el día de hoy fue preparado de acuerdo con la Resolución 331 de 1978 (AG/RES.331 (VIII-O/78) de la Asamblea General de la OEA y el Artículo 57 del Reglamento de la CIDH, y entregado al Consejo Permanente cumpliendo con el plan de acción  y plazos dispuestos por la Secretaría General de la OEA. La CIDH aprobó su Informe Anual el 29 de diciembre del 2003; el informe refleja las actividades de la Comisión de dicho año calendario  bajo las Presidencias de los Comisionados Marta Altolaguirre y José Zalaquett, respectivamente. Agradezco el liderazgo que los Comisionados Altolaguirre y Zalaquett han ejercido en sus funciones. Asimismo, expreso mi más sincera gratitud a los Comisionados Robert Goldman, Juan Méndez y Julio Prado, cuyos mandatos expiraron el año pasado, por su invaluable contribución a la causa de los derechos humanos en las Américas y que se refleja en este Informe. A comienzos de este año, cuatro nuevos Comisionados se han incorporado a nuestra Comisión. Los  Comisionados Evelio Fernández, Freddy Gutiérrez, Florentín Meléndez y Paulo Sergio Pinheiro se han sumado a la CIDH, que en más de 40 años de historia y de los 53 Comisionados y Comisionadas se ha caracterizado por la férrea defensa de los derechos humanos en las Américas, adquiriendo la credibilidad, legitimidad y la presencia que nos permite estar orgullosos de nuestro Sistema Interamericano de protección y promoción.

 

La Comisión es consciente que la construcción  de sociedades democráticas basadas en el pleno respeto a los derechos humanos depende primordialmente de las autoridades estatales. Por ello, la CIDH entiende que su constante interacción con los representantes permanentes de los Estados miembros es una de sus prioridades. El intercambio ha sido especialmente valioso en el ámbito de la CAJP, por lo que reitero la voluntad de cooperación de la Comisión Interamericana expresada por mis antecesores.

 

Situación de los derechos humanos en el 2003

 

Entre los avances positivos de 2003 en lo que se refiere al fortalecimiento del Estado de Derecho debemos señalar, entre otros hechos, la derogación de las leyes de amnistía que otorgan impunidad a personas acusadas de graves violaciones a los derechos humanos en un Estado miembro, el lanzamiento del informe final del excelente trabajo de la Comisión de la Verdad en otro, y avances en la extradición de los individuos acusados de graves crímenes internacionales. Éstos y otros progresos similares han desempeñado un papel importante en combatir una de las amenazas más grandes a los derechos fundamentales y la justicia: la impunidad de agentes del Estado por abusos serios de los derechos humanos.

 

También entre las tendencias prometedoras durante 2003 cabe mencionar la cooperación entre Estados miembros y la Organización de los Estados Americanos en la lucha contra el terrorismo.  Luego de la adopción por la Asamblea General de la OEA de la Convención Interamericana contra el Terrorismo en junio de 2002 y del lanzamiento del Informe sobre Terrorismo y  Derechos Humanos de la CIDH en diciembre del mismo año, la OEA ha continuado sirviendo como foro para el diálogo y la consulta sobre las maneras en que los Estados pueden adoptar leyes y regulaciones antiterroristas acordes con sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos. Este proceso ha incluido la Reunión de Expertos Gubernamentales organizada por esta Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos en febrero del 2004. La CIDH confía en que estas iniciativas le permitirán continuar cooperando con los Estados miembros en estas y otras importantes áreas.

 

Durante 2003, nuestro Hemisferio enfrentó numerosos retos, desde los esfuerzos para enfrentar la amenaza global del terrorismo, a medidas dirigidas a consolidar la gobernabilidad democrática y mejorar la situación social y económica de la población de nuestra región.  Estos retos fueron, a su vez, reflejados en muchos aspectos del trabajo de la CIDH durante el período 2003.  Particularmente, la Comisión Interamericana ha observado con profunda preocupación un continuo y progresivo deterioro en el Estado de Derecho en varios países del Hemisferio.  Este fenómeno se ha desarrollado en gran parte debido al fracaso para consolidar dentro de la región un grado de institucionalización y cultura democrática suficiente para brindar estabilidad y cohesión a nuestras sociedades.  Las debilidades estructurales que continúan afectando el proceso de democratización y consolidación del Estado de Derecho en las Américas son particularmente relevantes para la Comisión Interamericana. En efecto, sin estos elementos, el goce pleno y efectivo de los derechos humanos fundamentales se deteriora y nuestras sociedades se mantienen bajo un riesgo continuo de inestabilidad con la posibilidad que se desarrollen  crisis políticas y sociales.

 

Durante 2003, la vida e integridad física de los defensores de los derechos humanos continuó siendo amenazada en varias partes del Hemisferio.  Tal y como ha enfatizado la CIDH en numerosas ocasiones, estas personas dedicadas a la promoción y protección de los derechos humanos, así como las organizaciones para las cuales trabajan, son esenciales para la realización efectiva de las garantías y libertades fundamentales. Los Estados miembros están obligados a adoptar las medidas necesarias para proteger la vida, la integridad física, la libertad de expresión y el derecho de asociación de los defensores y defensoras de derechos humanos, legitimando la tarea que realizan. Lamentablemente, a lo largo del 2003 hemos documentado amenazas, desapariciones, ataques y asesinatos que han continuado poniendo en riesgo su vida, integridad física y trabajo.

 

La administración de justicia en múltiples Estados de la región es otra área crítica. En el 2003, no se han evidenciado mejorías significativas. Las instituciones judiciales en muchos Estados carecen de los recursos mínimos y no hay acceso efectivo a la justicia para todos los sectores de la población consolidándose un peligroso sentimiento de impunidad que lleva a la gente a tomar muchas veces la justicia en sus propias manos.  Los jueces y juezas, en muchas ocasiones, han continuado enfrentando inestabilidad en sus posiciones, incluyendo la remoción de sus cargos sin la protección de un debido proceso, y han sido amenazados al igual que fiscales, testigos y otras personas involucradas en la administración y procuración de justicia. Los Estados miembros deben adoptar las medidas para responder a amenazas de esta índole y asegurar la independencia y efectividad de sus instituciones judiciales.

 

Una cuarta área en la cual la Comisión Interamericana identificó insuficiencias en 2003 es la ausencia de progreso en la efectiva garantía de los derechos económicos, sociales y culturales.  La Carta Democrática Interamericana, entre otros instrumentos, reconoce que la promoción y protección de los derechos económicos, sociales y culturales están íntimamente ligados al desarrollo integral, al crecimiento económico equitativo, y a la consolidación de la democracia en los Estados del Hemisferio.  A pesar de este reconocimiento, nuestras sociedades continúan siendo acosadas por la pobreza y la exclusión social.  Por ello, la CIDH enfatiza que el desarrollo de estrategias para promover la inclusión social debe convertirse en una prioridad fundamental para los Estados miembros, así como el otorgamiento de protección especial a aquellos  grupos en situaciones particularmente vulnerables, incluyendo niños, pueblos indígenas, miembros de comunidades afro-descendientes, y trabajadores migratorios y sus familias.  Asimismo, de acuerdo a sus obligaciones internacionales, los Estados deben tomar las medidas necesarias para erradicar la discriminación racial y otras formas de discriminación.

 

Persiste la discriminación basada en el género, y la violencia contra la mujer es un fenómeno que no se reduce, a pesar de las normas y mecanismos que los Estados han puesto en marcha para prevenirla. Conmemorando este año el décimo aniversario de la Convención de Belem do Pará, es fundamental redoblar los esfuerzos para concretar su plena implementación y garantizar una vida libre de violencia para todas las mujeres del hemisferio.

 

 

Estructura y resumen del Informe Anual  del 2003

 

El informe anual se divide en tres volúmenes, el primero y segundo de ellos relacionados con el trabajo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y el tercero que contiene el informe del Relator Especial para la Libertad de Expresión.

 

Siguiendo la práctica iniciada en 1999, el Capítulo I del Informe Anual de 2003 se dedica a una evaluación de la situación de los derechos humanos en el hemisferio y a los obstáculos principales para el disfrute de estos derechos. Al inicio de mi presentación, destaqué varios de los temas tratados por la Comisión en el Capítulo I de su Informe Anual.

 

El Capítulo II ofrece una breve introducción sobre los orígenes y los fundamentos legales de la CIDH y describe las actividades principales desarrolladas por la Comisión durante el año. Con base en lo anterior, el Capítulo destaca las actividades realizadas durante las dos sesiones regulares de la Comisión Interamericana. También describe las visitas in loco, así como las visitas especiales y las actividades promocionales emprendidas por la Comisión a través del año. Asimismo, las actividades de la CIDH con relación a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y durante la Asamblea General de la OEA en junio del 2003 en Santiago, Chile.

 

Los miembros de la Comisión Interamericana y sus relatorías temáticas realizaron numerosas visitas y actividades promocionales.  Por invitación de los respectivos Estados, la CIDH efectuó visitas in loco a Guatemala y a Haití, así como visitas especiales de trabajo a México, Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, Barbados, Paraguay, El Salvador y Perú. Asimismo, varias Relatorías de la CIDH, algunas de las cuales mencionaré a continuación, han realizado múltiples visitas. Quisiera aprovechar esta oportunidad para expresar el agradecimiento de la CIDH a los gobiernos de los correspondientes 15 Estados por su cooperación en la realización de los objetivos establecidos durante las visitas en el 2003.

 

Las relatorías especiales de la CIDH realizaron numerosas iniciativas referentes a la promoción y a la protección de los derechos fundamentales en el Hemisferio. A lo largo de 2003, la Relatoría para los Derechos de la Niñez, que contó con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, continuó realizando seminarios de entrenamiento sobre la promoción y defensa de los derechos de la niñez en numerosos Estados miembros, incluyendo Colombia, Jamaica, Trinidad y Tobago y Brasil.  La Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y sus Familias realizó una visita a México en julio y agosto del 2003, participó en los procedimientos relacionados con la Opinión Consultiva OC-18 de la Corte Interamericana, y participó en numerosas actividades promocionales. La Relatoría de los Derechos de los Pueblos Indígenas llevó a cabo múltiples actividades promocionales y continuó con su participación en el proceso de promulgación de una Declaración Americana de Derechos de los Pueblos Indígenas.  En marzo de 2003, la Comisión publicó su informe sobre la "Situación de los Derechos de las Mujeres en Ciudad Juárez, México: El Derecho de Estar Libre de Violencia y Discriminación," preparado por su Relatoría para los Derechos de las Mujeres luego de la visita que se efectuó el 11 y 12 de febrero de 2002, en respuesta a la invitación del Gobierno de México.

 

La Comisión agradece a todos aquellos Estados que durante el 2003 invitaron a la CIDH para realizar tareas de promoción o protección de los derechos humanos.

 

Como en Informes Anuales anteriores, el Relator Especial para la Libertad de Expresión preparó un informe sobre la materia en 2003, que constituye el volumen III del Informe Anual. También durante 2003, dicha Relatoría emitió informes especiales sobre la situación de la libertad de expresión en Panamá y Haití, igualmente aprobados por la CIDH.

 

Durante el año anterior, la Comisión continuó organizando reuniones con los representantes de los Estados miembros del Caribe durante sus períodos ordinarios de sesiones, con el objetivo de profundizar el diálogo con los Estados de esa región en el área de derechos humanos.

 

Adicionalmente, en marzo de 2003, la Comisión convocó a una Sesión de Trabajo sobre la Implementación de los Compromisos y Estándares de los Derechos Humanos Internacionales en el Sistema Interamericano.  Este evento contó con la participación de más de 70 representantes de Estados Miembros de la OEA y representantes de observadores permanentes y 15 expertos, y proporcionó una valiosa oportunidad para la colaboración entre el gobierno y las instituciones del Sistema Interamericano en el sentido de realzar el efecto práctico de la protección de los derechos humanos internacionales en la región.

 

Muchas de estas actividades fueron emprendidas por la CIDH con contribuciones voluntarias y fuentes externas de financiamiento, debido a las continuas deficiencias en su presupuesto regular.  En este momento, el 40% de los fondos de la Comisión provienen de fuentes externas a nuestro hemisferio. A este respecto, deseamos de nuevo reiterar la urgente necesidad de que los Estados miembros cumplan con su compromiso de aumentar el presupuesto regular de la Comisión para que pueda cumplir sus crecientes responsabilidades y mandatos. No podemos seguir aceptando mandatos sin financiamiento.

 

El Capítulo III, el más extenso del Informe, contiene las decisiones de la CIDH sobre denuncias de las violaciones de los derechos humanos en los Estados miembros de la Organización. El capítulo también incluye las estadísticas referentes al trabajo de la Comisión Interamericana, resúmenes de las medidas cautelares adoptadas o ampliadas durante 2003, e información general del seguimiento a las recomendaciones de la CIDH en las decisiones publicadas desde el año 2000.

 

En el período bajo análisis, la Comisión Interamericana publicó un total de 65 informes, incluyendo 37 informes declarando peticiones admisibles, 10 informes declarando  peticiones inadmisibles, 10 informes sobre soluciones amistosas, 1 informe sobre cumplimiento, y 6 informes sobre el fondo. Durante el mismo período, la CIDH concedió un total de 56 medidas cautelares conforme al Artículo 25 de sus Reglamento, para evitar un daño irreparable a las personas. También durante el 2003, la Comisión recibió un total de 1.080 quejas individuales e inició la tramitación de 115 peticiones, dando por resultado un total de 987 casos y peticiones individuales en trámite ante la CIDH durante 2003. Además, la Comisión envió un total de 15 casos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, más del doble del número enviado en el año 2002. Estos logros se obtuvieron con un trabajo denodado del escaso personal de la Secretaría Ejecutiva y de los miembros de la Comisión, ejerciendo una presión considerable sobre la Secretaría Ejecutiva, ya que obliga a manejar este aumento en la carga de casos y al mismo tiempo atender los crecientes mandatos de la Comisión en otras áreas con un presupuesto que se mantiene constante cuando no disminuido en términos reales.

 

La fortaleza del Sistema Interamericano de derechos humanos depende del cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Interamericana, de las sentencias de la Corte y de sus medidas urgentes de protección. Según lo ilustrado en el cuadro reproducido en la parte D del capítulo III, hay varios Estados que lo han hecho en forma parcial o total.  Al mismo tiempo, hay muchos casos pendientes que todavía están aguardando la efectiva adopción de las medidas recomendadas.  A este respecto, es importante reiterar el llamado a los Estados miembros para que realicen sus mejores esfuerzos para cumplir de buena fe con las recomendaciones de la Comisión. Al mismo tiempo, me permito expresar la esperanza de la CIDH de que el Consejo Permanente tomará medidas para establecer un  mecanismo regular de supervisión del cumplimiento de las decisiones de la Comisión Interamericana y de la Corte, para dar efecto al principio de garantía colectiva que es la base del Sistema Interamericano para la protección de derechos humanos.

 

La CIDH ha continuado utilizando los criterios dispuestos en su Informe Anual de 1998 para identificar los Estados miembros cuyas prácticas en derechos humanos merecen atención especial y su inclusión en el Informe Anual. El Capítulo IV del Informe Anual del 2003 contiene un análisis de la situación de los derechos humanos en Colombia, Cuba, Guatemala, Haití, y Venezuela.  Como indiqué previamente, la información en el Informe Anual corresponde solamente a los acontecimientos durante el año calendario 2003. Desde diciembre de 2003, sin embargo, ha habido nuevos e importantes desarrollos referentes a los países discutidos en el Capítulo IV, algunos de los cuales destacaré en mis comentarios.  Además, debo mencionar que la CIDH decidió incluir tan solo breves observaciones referentes a dichos Estados en el Capítulo IV, ya que publicamos recientemente informes sobre Guatemala y Venezuela- copia de los cuales les distribuimos- y estamos actualmente en el proceso de preparar o de publicar informes completos sobre la situación de los derechos humanos en los demás Estados incluidos en el Capítulo.

 

Con relación a Colombia, las principales áreas problemáticas destacadas en el informe son la violencia que proviene del conflicto armado y su impacto sobre la población civil y los grupos vulnerables, la vinculación de miembros de las fuerzas de seguridad con grupos paramilitares, y la violación continua de los principios básicos de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario por los actores del conflicto armado. La Comisión Interamericana también expresa en el informe su preocupación con respecto a la situación de los defensores de los derechos humanos, que no solamente continúan siendo el blanco de amenazas y atentados  contra su vida e integridad física, sino que encuentran su trabajo cuestionado por altos funcionarios. Asimismo, la CIDH manifiesta su preocupación por la introducción de legislación cuya puesta en práctica podría afectar el disfrute de derechos humanos básicos. Después de la adopción de nuestro Informe Anual 2003, el Consejo Permanente de la OEA invitó a la CIDH a proporcionar asesoría a la Misión para Apoyar el Proceso de Paz en Colombia (MAPP/OEA). Durante su 119 período de sesiones ordinarias en febrero y marzo del 2004, la Comisión analizó la manera de proporcionar la cooperación solicitada por el Consejo Permanente y oportunamente  informará  su plan de acción y los recursos necesarios para su cumplimiento. Como expresara el Presidente de la CIDH ante esta misma instancia hace algunas semanas, no será posible cumplir dicho mandato si no se nos otorgan nuevos recursos.

 

Con respecto a Cuba, la Comisión Interamericana ha observado que continúa una política de violación a los derechos humanos de los habitantes de la isla, debido en gran parte a la violación general de libertades públicas, incluyendo el derecho a la libertad de expresión, y a la represión sistemática de disidentes y periodistas independientes. Esto ha incluido la captura de más de 70 personas en marzo del 2003, que fueron juzgadas con procedimientos sumarios y condenadas a penas severas.  La Comisión también ha expresado preocupación con respecto a la ejecución de tres personas por el Estado cubano después de juicios sumarios que carecieron de garantías fundamentales de debido proceso, y por las condiciones inadecuadas de detención.

 

Con relación a Guatemala, la Comisión ha preparado en el 2003 su informe Justicia e Inclusión Social: Desafíos de la Democracia en Guatemala después de su visita in loco a ese Estado en marzo del 2003. En su informe, la Comisión incluyó sus observaciones, conclusiones, y recomendaciones de la situación de los derechos humanos en Guatemala, particularmente respecto a la administración de justicia y la seguridad ciudadana, así como la situación de los defensores de los derechos humanos, de la población indígena, de las mujeres, de los niños, y de la libertad de expresión.  La Comisión concluye que el Estado de Derecho y la democracia no pueden ser consolidados en Guatemala mientras haya un Poder Judicial ineficaz que no investigue las graves violaciones  a derechos humanos actuales y del pasado. La Comisión Interamericana también indica que el sistema de administración de justicia guatemalteco debe asegurar el acceso eficaz a la justicia para todos, de una manera independiente e imparcial, y continuar con la modernización y reformas para mejorar la operación de la administración judicial. Después de la adopción del Informe Anual de la Comisión de 2003, asumió un nuevo gobierno en Guatemala, y la Comisión ha comenzado a establecer un diálogo constructivo con la nueva administración.  

 

La CIDH presentó la semana pasada junto al Presidente Berger su Informe “Justicia e Inclusión Social: los Desafíos de la Democracia en Guatemala” en un histórico acto en la Ciudad de Guatemala. Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar la complacencia de la CIDH por los compromisos políticos asumidos por el Presidente Berger de realizar los mejores esfuerzos para adoptar nuestras recomendaciones.

 

          En este Informe Anual, la Comisión reitera su seria preocupación por la situación de derechos humanos en Haití.  A este respecto, la Comisión Interamericana menciona que condujo varios seminarios durante los meses de mayo y de julio de 2003 y realizó una visita in loco en agosto, con relación principalmente a los temas de la administración de justicia, de la impunidad y del Estado de Derecho. Basándose en sus actividades en Haití, la CIDH ha tomado nota de la severa dificultad económica y de una crisis política duradera que afectan críticamente los derechos humanos de haitianos y haitianas. La Comisión Interamericana también ha expresado su preocupación por las limitaciones significativas que afectan la independencia del Poder Judicial haitiano, y a los informes sobre la presencia de grupos armados que actúan ilegalmente y con impunidad, aterrorizando a la población. Los acontecimientos ocurridos en los últimos dos meses y con posterioridad a la adopción de su Informe Anual, continúan preocupando a la Comisión Interamericana, que se mantendrá atenta a la situación en Haití con la esperanza de que se produzca un  reestablecimiento pleno  del Estado de derecho y  las instituciones democráticas de conformidad con la Carta Democrática y la Convención Americana.

 

Con respecto a Venezuela, la Comisión ha notado varios problemas en el área de protección de los derechos humanos. A este respecto, la Comisión ha identificado ciertos asuntos que minan el Estado de Derecho en Venezuela, incluyendo la extrema polarización  y los periódicos actos de violencia entre los manifestantes de diversos grupos, así como la falta de una implementación completa de la nueva Constitución del Estado. Otras áreas de preocupación incluyen el estado provisional de numerosos jueces, lo que limita seriamente la autonomía y la independencia del poder judicial, el no cumplimiento del deber del Estado venezolano de prevenir e investigar las violaciones de derechos humanos y castigar a los responsables,  y la negativa del Estado venezolano para cumplir con las decisiones de la Comisión Interamericana. El  18 de marzo pasado a Comisión hizo público su “Informe sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela”. La CIDH reitera su voluntad de trabajar con el gobierno de Venezuela y con la sociedad civil para la plena y cabal implementación de las recomendaciones contenidas en dicho informe.

 

Finalmente, el Capítulo V del Informe Anual 2003 de la Comisión contiene el Quinto Informe de Progreso de la Relatoría Especial sobre Trabajadores Migratorios y sus Familias, que delinea las actividades principales en dicha materia durante el 2003. Asimismo, se revisa la jurisprudencia  del Sistema Interamericano, así como políticas y prácticas referentes a los derechos humanos de los trabajadores migratorios y sus familias, y se analiza la visita in loco de la relatoría a México del 25 de julio al 1 de agosto de 2003.

 

Los Anexos al Informe contienen la información referente al estado actual de las Convenciones y Protocolos de derechos humanos adoptados dentro del Sistema Interamericano, así como copia de los comunicados de prensa publicados por la Comisión Interamericana durante 2003, discursos dados en nombre de la Comisión, y una Resolución sobre Juzgamiento de Crímenes Internacionales adoptada por la CIDH el 24 de octubre del 2003.

 

Conclusión

 

Sr. Presidente, representantes, estimados colegas, señoras y señores,

 

Antes de finalizar, quisiera enfatizar que el apoyo y colaboración de los Estados miembros con el trabajo de la CIDH es crucial para asegurarse que el sistema interamericano de protección y promoción de derechos humanos sea verdaderamente eficaz. Durante 2003, como en años anteriores, la Comisión les ha entregado un informe completo y detallado referente a la situación de los derechos humanos en nuestro hemisferio. Las páginas de este informe significan poco sin un compromiso por parte de los Estados miembros y los órganos políticos de la OEA de tratar los problemas y los desafíos identificados por la Comisión. Como la CIDH ha acentuado en numerosas ocasiones, y como los Estados miembros han reconocido, el sistema interamericano de los derechos humanos requiere urgentemente recursos adicionales. La ausencia de financiamiento adecuado para los mandatos dados a la Comisión así como a la Corte Interamericana ponen al sistema en peligro, y es por lo tanto imperativo que los gobiernos tomen medidas concretas para asegurar de que los recursos necesarios estén disponibles para ambos órganos, asegurando que ambas instituciones puedan cumplir con sus obligaciones de manera eficaz e independiente. En esta ocasión, quisiera agradecer  a todos aquellos países que gracias a sus contribuciones hicieron posible el trabajo de la CIDH durante 2003: Brasil, Estados Unidos, México, Finlandia, la Comisión Europea, Francia, Dinamarca, España y Suecia.

 

Por último quisiera expresar el aprecio de la Comisión Interamericana a sus miembros cuyo mandato concluyó en Diciembre de 2003 y que fueron los responsables del trabajo reflejado en este Informe Anual; y al mismo tiempo dar la bienvenida a los nuevos miembros de la Comisión que ya se han unido constructiva y positivamente a nuestra labor.  También agradezco el profesionalismo y compromiso de nuestro Secretario Ejecutivo y del personal profesional y administrativo de la Secretaría por su incansable trabajo en defensa de los derechos humanos. Los comisionados estamos orgullosos y por eso respaldamos con mucho entusiasmo el trabajo profesional que realiza la Secretaría Ejecutiva bajo la dirección del Dr. Canton, en condiciones sumamente difíciles y siempre al límite de sus capacidades. Al despedirme, expreso el aprecio sincero de la Comisión al Secretario General de la OEA, César Gaviria, por el apoyo y la autonomía que ha proporcionado invariablemente a la Comisión durante su mandato.

 

Gracias.

 

 


 

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA

COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,

Dr. José Zalaquett

SOBRE LA SITUACION DE LOS DERECHOS HUMANOS

EN EL HEMISFERIO, ANTE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA OEA

 

Quito, Ecuador, 8 de junio de 2004

 

Señor Presidente,  señoras y señoras Jefes de Delegaciones,  señor Secretario General, señor Secretario General Adjunto, señoras y señoras.

El 29 de marzo de 2004, la Comisión presentó a la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente su Informe Anual, del cual se  desprende que este es un momento propicio para reflexionar sobre ciertos desafíos fundamentales que debemos enfrentar.

Nuestro hemisferio presenta actualmente una evidente paradoja. Por una parte, la región exhibe con orgullo más de dos décadas de gobiernos electos democráticamente. Por otra parte, diversos países enfrentan crecientes crisis institucionales y sociales. La Comisión Interamericana ha venido llamando la atención,  reiteradamente, sobre el problema de la exclusión de grandes mayorías de la población de nuestra Región  del disfrute efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales.

 

El panorama se torna más complejo si se tiene en cuenta que varios factores indispensables para la consolidación del estado de derecho y la  gobernabilidad democrática, tales como una efectiva protección de los derechos humanos, un poder judicial independiente y una prensa libre y plural, requieren todavía ser sustancialmente fortalecidos. Adicionalmente, muchos grupos tradicionalmente excluidos no tienen acceso a participar efectivamente en la vida de la noción  a través de los canales formales y manifiestan sus frustraciones por vías alternativas.

 

En esta presentación no puedo dejar de mencionar la especial preocupación de la Comisión Interamericana sobre la situación en algunos Estados de la región.

 

Con relación a Colombia, la Comisión continúa preocupada por el impacto del conflicto armado sobre la población civil, incluyendo muchos grupos o sectores particularmente vulnerables, por la vinculación de miembros de las fuerzas de seguridad con grupos paramilitares y la violación continua de los principios básicos de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario por los diversos actores involucrados en el conflicto armado, en particular grupos para-militares y guerrilleros insurgentes. La Comisión Interamericana también expresa su preocupación con respecto a la situación de los defensores de los derechos humanos, que continúan siendo el blanco de amenazas y atentados  contra su vida e integridad física, y han visto su trabajo públicamente desacreditado por altos funcionarios.  La CIDH renueva su disposición a proporcionar asesoría a la Misión para Apoyar el Proceso de Paz en Colombia (MAPP/OEA) pero reitera que no será posible cumplir dicho mandato si no se nos otorgan los necesarios recursos.

En Cuba, dentro de un clima de irrespeto general por los derechos políticos y libertades públicas, incluyendo los derechos a la libertad de expresión y asociación, han tenido lugar nuevos y graves actos de represión sistemática de disidentes y periodistas independientes. Esto ha incluido la captura de más de 70 personas en marzo del 2003, que fueron juzgadas con procedimientos sumarios y condenadas a penas severas.  La Comisión también ha expresado preocupación con respecto a  ejecuciones realizadas después de juicios sumarios que carecieron de garantías fundamentales de debido proceso, y por las condiciones gravemente inadecuadas de detención de las personas.

 

Desde el año 2002, la Comisión ha venido llamado insistentemente la atención de las autoridades haitianas y de la comunidad interamericana sobre el persistente deterioro del Estado de Derecho en el país. Basándose en sus actividades en Haití, que han incluido numerosas visitas, la CIDH ha tomado nota de la severa dificultad económica y de una crisis política duradera que afectan críticamente los derechos humanos de haitianos y haitianas. La Comisión Interamericana también ha expresado su preocupación por las limitaciones significativas que afectan la independencia del Poder Judicial haitiano y por los informes sobre la presencia de grupos armados que actúan con impunidad, aterrorizando a la población.  La CIDH condenó los actos de violencia que se produjeron en el mes de febrero de 2004  que costaron la vida de numerosas personas y que concluyeron con la salida del poder del Presidente Jean Bertrand Aristide. Inmediatamente, la Comisión llamó al pleno reestablecimiento del estado de derecho y las instituciones democráticas, de conformidad con la Carta Democrática Interamericana y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Ante esta Asamblea, ratifico la convicción de la CIDH de que la superación de las debilidades institucionales del Estado haitiano es una prioridad para asegurar la  plena vigencia de los derechos humanos.

 

Respecto de Venezuela, en nuestro informe hemos indicado preocupantes signos de fragilidad del estado de derecho, entre los cuales mencionamos la falta de aplicación integra de la nueva Constitución, la percepción de la falta de independencia de los poderes del Estado y la creciente concentración de poder en el Ejecutivo Nacional, la actuación impune de ciertos grupos civiles armados y de grupos parapoliciales, los constantes ataques contra periodistas y medios de comunicación y la tendencia hacia una militarización de la administración publica mediante el rol cada vez mas protagónico de las Fuerzas Armadas.  También debemos señalar el incumplimiento a las decisiones de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En los últimos meses la CIDH ha observado con creciente preocupación los graves hechos de violencia además de numerosas detenciones y alegaciones de hechos de tortura. Con posterioridad, diversos comunicadores sociales y opositores políticos han sido condenados judicialmente o se les han iniciado procesos judiciales. Sobre esta situación particular, la CIDH ha reiterado su llamado a la pacificación y a la preservación de la democracia y el Estado de Derecho en los términos de la Convención Americana y de la Carta Democrática Interamericana, insistiendo en que  únicamente a través del diálogo y del respeto al sistema democrático, se podrá encontrar respuesta a la difícil situación que atraviesa el pueblo venezolano.  Por estas razones, la Comisión celebra que se hayan dado recientemente pasos concretos hacia la superación, por vías constitucionales, de la aguda polarización política que vive Venezuela 

Ante situaciones como las que acabamos de reseñar, la Comisión debe ir más allá de un mero diagnóstico de los problemas existentes e identificar los nuevos enfoques requeridos para abordar nuevos desafíos.  Necesitamos trabajar sin descanso para que las instituciones democráticas desempeñen sus funciones fundamentales. En esta tarea no hay atajos; consolidar la democracia y el estado de derecho es un proceso, no una suma de  actos inconexos.  La Comisión ofrece toda su colaboración para trabajar junto a los Estados en la consecución de estos objetivos esenciales para la vigencia de los derechos humanos. 

Por ello, la Comisión Interamericana, en asociación con la Corte Interamericana  ha iniciado un proceso de reflexión sobre el presente y futuro del sistema interamericano de protección de los derechos humanos. 

 

Este proceso de reflexión se inicia, paradójicamente, de cara a uno de los problemas endémicos y cada vez más apremiantes de nuestro sistema; la limitación presupuestaria. La Comisión Interamericana ha aceptado con entusiasta espíritu de servicio  los diversos mandatos asignados a ella por la Asamblea General y las Cumbres. Sin embargo, hacemos notar que éstos deben ir acompañados de una asignación de recursos acorde con las nuevas funciones.  Esta Asamblea ha aprobado diversas resoluciones que suponen expansión de nuestro trabajo  pero le reduce los recursos para cumplir estos mandatos, por ejemplo en lo relativo a apoyar el Programa Interamericano para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de los Migrantes o apoyar procesos como la discusión del proyecto de Declaración Americana sobre Derechos de los Pueblos Indígenas (tema,  me permito agregar, en el cual me desempeño como relator y en razón de esa responsabilidad me he entrevistado en el día de ayer con representantes del gobierno y de organizaciones indígenas del Ecuador).

 

La presente reunión es la última que se realiza bajo el mandato Secretario General.  En esta ocasión cumplo con el honroso deber de recordar, con evocar gratitud, que el fortalecimiento del Sistema Interamericano en los últimos años se ha visto facilitado, en gran parte, gracias a la absoluta independencia garantizada a la Comisión por el Dr. Cesar Gaviria;  independencia que encontró en los Estados un decidido apoyo.  Por otra parte, nuestra Comisión se suma de lleno a la general complacencia expresada en esta Asamblea por la elección del Dr. Miguel Ángel Rodríguez, pues conoce muy bien  su invariable posición de decidido apoyo a la causa de la promoción y protección multilateral de la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos.

 

Señor Presidente, señores Jefes de Delegación:

 

Ustedes, los legítimos representantes de los Estados crearon la Comisión y a lo largo de los años, han sido ustedes y sus predecesores quienes la defendieron constantemente, siguiendo de cerca sus labores, estudiando sus informes sobre la situación de los derechos humanos en nuestro hemisferio, debatiendo, evaluando y criticando su gestión, formulando recomendaciones y respondiendo a sus comunicaciones.  La eficacia del sistema interamericano de derechos humanos de nuestro hemisferio depende de ustedes. Los Estados son la garantía colectiva del sistema interamericano.

 

          A la Comisión Interamericana se le ha encomendado, junto a la Corte Interamericana, nada menos que la misión de resguardo, protección y promoción de los valores y principios éticos y legales más caros a nuestra comunidad Americana: los que tienen que ver con la dignidad esencial de toda persona, expresada a través de la efectiva observancia y satisfacción de sus derechos fundamentales, mediante la aplicación de las normas que los Estados del hemisferio han adoptado voluntariamente.  A través de rigurosos métodos jurídicos  la Comisión analiza la realidad de países de la región o de casos particulares, realiza determinaciones fácticas y formula conclusiones legalmente fundadas. Este análisis se presenta a la Asamblea y se hace público para conocimiento de los Estados y sociedades de nuestro hemisferio y del mundo.  Todo lo anterior no es sino la voz de la Comisión, respaldada por la autoridad moral y legal que le han delegado los propios Estados parte de esta Organización, por la que dimana de los instrumentos internacionales que estos mismos Estados han aprobado y ratificado y por la autoridad que la propia Comisión pueda agregarle, en razón del rigor y calidad de su trabajo.   Pero si no se le permite seguir expresándose por falta de apoyo, esta voz correrá el riesgo se debilitarse paulatinamente.  Y si, por otra parte, los Estados no atienden a sus llamados y recomendaciones, arriesga transformarse en una voz que clama en el desierto.  En nombre de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, me honro, Señor Presidente  en presentar a esta distinguida Asamblea el informe sobre nuestro trabajo de este año, rogando encarecidamente a los honorables delegados que permitan que esta voz que ustedes mismo han instituido siga expresándose, con el apoyo necesario, en cumplimiento de la misión que ustedes le han encomendado.

 

Muchas gracias.