COMUNICADO
DE PRENSA N La
Comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió información
indicando que el 28 de
septiembre de 2000, Elizabeth Cristina de Oliveira Maia fue asesinada en
Río de Janeiro por personas desconocidas, y desea expresar su dolor e
indignación profundos por ese crimen.
Elizabeth, de 23 años y madre de tres niños, era una
sobreviviente de la matanza de “niños de la calle” en 1993 en el área
de la Iglesia de la Candelaria en Río de Janeiro, matanza por la cual
han sido condenados varios miembros de la Policía Militar de ese estado
brasileño y por la cual están procesados otros agentes policiales.
Elizabeth iba a prestar testimonio judicial en un caso
relacionado con ellos la semana próxima. El
16 de junio de este año, una delegación de la Comisión escuchó de
labios de Elizabeth su historia, desde su pasado como niña de la calle,
su difícil adolescencia y su vida actual tratando de estudiar y
trabajar para mantener a su familia. Elizabeth testimonió ante la Comisión, frente a una
delegación de familias y sobrevivientes de las matanzas de Candelaria y
Vigario Geral, reunidas para presenciar junto a la Comisión la firma
por parte del Gobernador Anthony Garotinho de la Ley Estadual promovida
por él reconociendo la responsabilidad estadual por dichas matanzas y
asignando una pensión vitalicia a las víctimas sobrevivientes o a sus
familias. El Gobernador
Garotinho, en conferencia de prensa ese día y frente a Elizabeth, sus
hijos y otros familiares de
las víctimas de esas matanzas, solicitó disculpas en nombre del Estado
de Río por esa violación por agentes del estado, e inició
inmediatamente conversaciones con ellos para negociar una solución
amistosa respecto a dichas violaciones, sobre cuales se tramitan casos
respectivos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La
Comisión espera que las autoridades brasileñas pertinentes tomen con
urgencia las medidas de investigación y judiciales necesarias para
esclarecer el trágico asesinato de Elizabeth Cristina de Oliveira Maia,
procesar y castigar a los culpables, y prevenir la repetición de estas
deplorables violaciones a los derechos humanos. Washington, D.C. 29 de septiembre de 2000 |